Revista Deportes
La Copa no es excusa.Más allá de haber jugado en la semana por el torneo continental o de estarapuntando más a ese certamen que al Clausura, Vélez y Lanús podían y debíanofrecer un partido muy superior al paupérrimo0-0 que protagonizaron ayer en Liniers. Y de hecho no fue el cansancio loque los hizo defraudar, sino más bien otros motivos que explican en gran medidalo mal que se juega en general en la Argentina desde varios años a esta parte,en el marco de una decadencia sin precedentes de la que no hace mucho estosequipos lograban desmarcarse gracias a buenos manejos institucionales y mejoresfinanzas que la mayoría.
Enfermo: así está el fútbol argentino. Enfermo de faltade ideas, de pocas ambiciones, de incapacidad para sorprender ofensivamente ygenerar jugadas que permitan ganar por aciertos colectivos más que por algúnarresto individual o por acertar un pleno en la ruleta que casi todos lospartidos son. Aunque esos problemas que tanto Vélez como Lanús evidenciaron enel Amalfitani son en realidad síntomas de la verdadera enfermedad: laacumulación en la mitad de la cancha de volantes dedicados simplemente avolantear o estar ahí corriendo,molestándose y reteniendo la pelota en una zona que debe ser de tránsitorápido.
Efectivamente, ante todo el fútbol argentino viene estandoenfermo de volantitis aguda. Y eso volvióa quedar más que claro ayer en Liniers con la presencia de jugadores comoCanteros, Cabral, Ledesma o Pizarro, que lejos de hacer un buen aportedefensivo u ofensivo apenas sirvieron para embarullarel juego y tornarlo lento, predecible, ríspido, confuso.
Cierto es que Vélez estaba más obligado por su condición delocal y por las chances de título que tiene en el Clausura a diferencia deLanús. Pero también que, tras un inicio en el que amagó con arrasar y más alládel insólito tiro libre que el árbitro Abal cobró por obstrucción a Martínez en el área, el primer tiempo fue parejoen cuanto a llegadas al arco rival, con dos para cada uno y ninguna muy clarasalvo una que desperdició Regueiro.
Ya en el segundo tiempo, el trámite fue directamenteexasperante, sin una sola jugada digna de mención. Un verdadero castigo paralos hinchas, más allá del poco interés de Lanús por modificarlo y de lacondición de líder que permitió alcanzar a un Vélez en el que Insúa y Prattoentraron demasiado tarde. Ese que aun siendo puntero sufre hoy el dolor de ya no ser.
(Comentario publicado en la edición de este domingo del diario La Prensa)