English protege el balón ante Mario -EFE.
Hay personas que viven cada segundo como si fuesen horas, que valoran cada logro que consiguen, por pequeño que sea, como un triunfo delicioso. Carl English (San Juan de Terranova, Canadá, 1981) tiene motivos para jugar al límite: con cinco años perdió a sus padres en un incendio en casa. Él y sus cuatro hermanos pudieron salvarse, pero Carl pasaría su infancia lejos de ellos, con sus tíos en St. Patrick’s Cove. En el básket encontraría primero un método de abstracción y después, una razón de ser. Un motivo por el que luchar cuando se pasó lesionado un año en su primer curso en la Universidad de Hawai y después de ver morir de ataque al corazón a su tío adoptivo. “Todo se puede superar si le pones ganas” es la frase de cabecera de English, el más satisfecho en la victoria del Caja Laboral ante el DKV Joventut (104-79). El alero canadiense alcanzó los 27 puntos (con 7/12 en triples, seis rebotes) y 34 de valoración, uno menos que el mejor de la jornada hasta el momento, Carlos Suárez, del Asefa Estudiantes. Los locales sumaron su 30º triunfo consecutivo en casa en liga regular (no pierde desde noviembre de 2008 ante Cajasol) y los visitantes acumularon la séptima derrota seguida en Liga, algo que no desde al creación del torneo (1956-57). Su nuevo entrenador, Pepu Hernández, tiene mucho que retocar muchas cosas en un grupo tocado deportiva y moralmente. El ex seleccionador nacional debutará en la Eurocup ante el Alba Berlín.
Esta temporada el punto más limitado del DKV Joventut es la baja aportación de sus pívots, especialmente decepcionante la aportación de Sonseca y Bueno, pues a Eyenga y Norel aún están verdes y Koffi siempre da la sensación de desaprovecharse así mismo. Y en el Buesa Arena el conjunto verdinegro, dirigido circunstancialmente por Pep Clarós tras al destitución de Sito Alonso, aguantó hasta que dejaron de funcionar sus hombres altos. Opositó hasta el descanso (55-45) a pesar de los tres triples de English en cada cuarto y de la fiabilidad al contraataque de San Emeterio (12 puntos) y de Ribas, que se excedió ante su ex equipo anotando 21 puntos, cuatro asistencias y 5/7 en tiros de tres. Pero sería Barac (14) el gran impulsor de los locales, que con un parcial de 32-18 (85-75) sentenciaron el partido desde la pintura y desde más allá de 6’25 (16/30, 53%).
“Es lo necesitábamos, un tercer cuarto así. Veníamos de hacer uno muy malo en Atenas (31-16 en la derrota ante Olympiacos en la Euroliga). Cuando salimos concentrados ganamos”, razonó San Emeterio para La 2.