Enigmática luna llena

El gato llevaba unos días revuelto. Eran esos días en que uno no es capaz de ver más de lo que ven sus ojos. Pero, en esta nueva luna llena, la oscura noche descubriría su negro manto y el resplandor de la luna iluminaría de nuevo su noche y, con suerte, su corazón renacería con ella…

Y, desde su tejado como cada noche hacía, soñó con ella, en silencio! Y en cada sombra que nacía bajo la luz de la luna llena, jugó a ver algo soñado, algo deseado, soñó de nuevo con ella!

Y, ya con los ojos abiertos, contempló la luna en su magestuosidad y en su superficie vió su piel adorada, tersa y firme, de terciopelo dorado! Y creyó recorrela con la punta de sus dedos, descubriendo a su paso cada pliegue y recoveco que había estado escondido en la oscuridad de la noche. Y su fino olfato olisqueo el aroma de esa piel blanca y deseada, que olía a hogar, a niña recién bañada y a sabrosa y dulce fruta cortada…

Y soñó en la llegada del alba, azulada. Y en ella se vio despertando al lado de su amada dormida, plácidamente bella. Hasta sus oídos llegó esa profunda y pausada respiración de quien duerme sin temer nada, feliz y enamorada. Y miró sus labios entreabiertos, humedos y rosados… y en ellos vio la huella indeleble de sus dulces besos, que cada noche le obsequiaba, durante su silencio cómplice, pero compartido con ella…

Y se vió a sí mismo sumergiéndose juntos en las tranquilas aguas del plateado lago iluminado por la luna llena! E incluso sintió miles de gotas jugando al escondite por cada milímetro de piel, ensalibando cada secreto guardado de su estilizado cuerpo mojado. Y, aunque a algunos gatos no les gusta el agua, él se sintió emocionado de estar en aquel lago y compartir con ella el reflejo de la luna llena en sus cuerpos…

Y se dejó abrazar por ella, acomodó su cabeza en su hombro y entonces cerró sus ojos. Olió el aroma de su piel brillante y con sus labios felinos lamió tiernamente su oreja. Y ronrroneó bajito, como muestra del amor que en ese momento sentía en su corazón, adorándola a ella…

Y se sintió el gato más feliz de la Tierra, bajo esa luna llena que iluminaba su enigmática noche y llenaba su corazón, con la presencia lejana de ella! Y soñó abrir sus ojos para, algún día, pronto, hacer realidad su dulce sueño de verla siempre feliz y con una sonrisa perenne en su bello rostro. Y pensó para sus adentros que, después de 6 vidas anteriores y malgastadas sin haber amado de verdad y sin compartilas con ella, qué le podía importar a un gato como él gastar lo que podría significar su último aliento de vida, sentiéndose ya para siempre enamorado y amado por ella, bajo el influjo de esta enigmática luna compartida… y ya plena!

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