“Mucha capucha y mucha arma, pero los muy tontos no traían tapones para las orejas”, se burla el hijo de Julio
Se las prometían muy felices los tres individuos que, encapuchados, entraron a robar en la mansión que Enrique Iglesias ha alquilado en el municipio madrileño de Torrelodones para pasar unos días de trabajo. Tal vez espoleados por el éxito de sus colegas en el atraco a Camilo Sesto, se dirigieron en una furgoneta negra a la casa, esperaron a que salieran las invitadas, cortaron las alarmas con el conocido corta-alarmas de Ikea y allanaron el lugar apuntando a Enrique con una metralleta, una pistola y un cuchillo, respectivamente.
“Me exigieron el dinero, las joyas, el móvil y un autógrafo para la hija de uno de ellos”, relata el supuesto artista, “pero no contaban con que había dado clases de defensa personal. Les hice frente con varias técnica de kick-boxing y de kung-fu, pero solo conseguí llevarme dos tortas. La situación empeoraba. Entonces caí en la cuenta de que tampoco contaban con que no había dado clases de canto. Les amenacé con cantar mi magnífica “Experiencia religiosa” a toda voz. Entonces, por fin, saliron corriendo”.
La policía ha mostrado su preocupación por el incremento de robos en casas y chalets. “Ya no se trata de robar impunemente a gente pobre y anónima como hacen los bancos y las empresas de telefonía, sino de atracos a personas con una cierta influencia y relevancia social. No queremos ni imaginar qué pasaría si entran a robar a casa de Pedro Ruiz y este se pone a soltar intelectualadas: la cosa podría acabar en tragedia”.
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