Ensalada de garbanzos, tomate y sardinillas

En invierno el frío hace que nos apetezca más comer platos de cuchara y recetas algo más calóricas, pero no por eso debemos olvidarnos de las ensaladas en esta estación, puesto que son muy sanas y, si le añadimos ingredientes como legumbres, su poder saciante será mayor lo que nos permitirá reducir la ingesta de calorías, si así lo deseamos. Además, hoy en día en el mercado nos podemos encontrar diferentes conservas de legumbres (garbanzos, alubias...) a un precio más que asequible, lo que nos permitirá ahorrar tiempo, puesto que no tendremos que dejarlas a remojo el día anterior ni proceder a cocerlas en el momento de la elaboración de la ensalada. Lo único que suelo hacer yo cuando utilizo legumbres en conserva es retirarlas del bote y escurrirlas bien para, a continuación, pasarlas por debajo del grifo durante unos minutos y de este modo eliminar el posible sabor de la conserva que pudieran tener y, de nuevo, escurrirlas muy bien para agregarlas a la ensalada.Yo siempre digo que las mejores ensaladas son aquellas que presentan una mayor gama de colorido, no sólo porque resultan más atractivas a la vista, sino porque también son más completas y sanas. Así pues normalmente les hecho diferentes y variados ingredientes. En este caso han sido:

Ingredientes:

• 1 bote de garbanzos en conserva de 400 gramos (peso escurrido)
• 5 tomates pera
• 2 latas de sardinillas en conserva (90 gramos peso neto cada una)
• 20 aceitunas negras deshuesadas
• 1/2 cebolla roja
• 4 huevos cocidos
• queso fresco
• 1 aguacate
• zumo de limón
• aceite de oliva virgen
• vinagre 
• sal

Elaboración:
Procedemos a escurrir los garbanzos y a pasarlos bajo el agua del grifo, tal y como he explicado anteriormente. Lavamos bien los tomates y los cortamos en rodajas. Escurrimos las sardinillas, retiramos el aceite y las reservamos. Cortamos el queso fresco. Cocemos los huevos, los pelamos y los cortamos en cuartos. Pelamos el aguacate y lo troceamos. Procedemos a rociarlo con zumo de limón para evitar que se oxide y se ennegrezca.  Cortamos la cebolla en trocitos pequeños.

Disponemos todos los ingredientes en un bol, agregamos la sal, el aceite de oliva y el vinagre. Integramos y servimos.