Un nombre engañoso para una ensalada que no tiene mucho de lo que dice ser: rusa. Hace unos meses tuve la gran fortuna de coincidir en un viaje a Jerusalén con un grupo de periodistas y bloggers rusos y en una de las muchas conversaciones que tuvimos salió el tema de la ensaladilla rusa. Les pregunté si nuestra ensaladilla es realmente rusa y su respuesta fue unánime y rotunda: NO. Sobre ello escribí hace meses en Directo al Paladar, así que os dejo aquí el enlace por si tenéis curiosidad por saber más sobre el tema.
Centrándome en la elaboración en sí confesaré que la ensaladilla rusa casera es una de las elaboraciones veraniegas que más me gustan del mundo mundial. Como la receta original puede resultar pesada, a mi me gusta hacer una versión ligera en la que rebajo mucho el contenido de patata en favor de otras verduras, sobre todo judías verdes, y aligero la mayonesa (o ligeresa) con leche y yogur. El resultado es delicioso y la ensaladilla rusa ligera ya no me trae cargo alguno de conciencia cuando la como, algo que ocurre mucho más a menudo que antes.
Ingredientes para cuatro personas
100 g de patata, 150 g de zanahoria, 150 g de judías verdes redondas, 5 g (1 cucharadita) de bicarbonato sódico, 75 g de guisantes en conserva, 2 huevos cocidos, 40 g de ligeresa, 15 ml de leche (1 cucharada), 30 g de yogur natural, sal y pimienta negra molida.
Elaboración
Podemos preparar una salsa mayonesa en casa. Esto es algo que está de pecado, pero que tiene una cantidad de calorías tremenda. Por eso, como la idea es hacer de esta una ensaladilla rusa ligera, yo prefiero usar la alternativa ligera de los supermercados (tipo ligeresa) y aligerarla aún más. Para ello mezclo la ligeresa con la leche y el yogur en un pequeño cuenco y remuevo hasta integrar. Una vez lista, la guardo en la nevera hasta el momento de usar.
Llenamos una cacerola con abundante agua y la llevamos a ebullición. Introducimos la patata entera y las zanahorias cortadas por la mitad.. Hervimos durante unos 20 minutos o hasta que estén tiernas por dentro, pero sin que se deshagan. Es posible que la zanahoria tarde más que la patata. Si se diera el caso, la dejamos un poco más y retiramos la patata. Refrescamos ambas en un cuenco de agua bien fría, las pelamos y las cortamos en dados de igual tamaño.
Al mismo tiempo que cocemos la patata y la zanahoria, podemos cocer las judías. Procedemos de igual manera, es decir, llenamos una cacerola con abundante agua y la llevamos a ebullición. Añadimos una cucharadita de bicarbonato sódico, las judías y las cocemos durante unos 10 minutos o hasta que estén al dente. Con el bicarbonato conseguimos que el verde de la judía se mantenga intenso y no se estropee con la cocción, así que lo recomiendo fervientemente.
Cuando las judías están listas las escurrimos y las sumergimos en un cuenco con abundante agua con hielo para cortar la cocción. Una vez frías las troceamos finamente y las añadimos a la patata y la zanahoria troceadas. Incorporamos los guisantes bien escurridos y los huevos cocidos cortados en pequeños trozos. Salpimentamos al gusto y aliñamos con la salsa que tenemos reservada en la nevera.
Degustación
Personalmente, me encanta tomar la ensaladilla rusa ligera con unos trocitos de aceituna verde y algún que otro tomate cherry. Los amantes del pan disfrutaréis de ella con unas regañás o unos picos andaluces, aunque un pan de toda la vida le va igualmente bien. Y para quienes no conciben la ensaladilla rusa sin una bebida refrescante, pues qué mejor que una cerveza bien fría ¿no?