Ensayo sobre la lucidez

Una ciudad cualquiera celebra sus elecciones municipales. Contra todo pronóstico la mayoría de sus habitantes decide ejercer su derecho al sufragio masivamente y, de una forma totalmente inesperada para los gobernantes, en blanco. El ejecutivo de turno teme este revolucionario gesto de sus habitantes que sería capaz de derribar los débiles cimientos de un democracia degenerada, coartada y al servicio de otros intereses que no son precisamente los de los ciudadanos.

Ante esta situación se buscan culpables. Grupos extremistas que intentan derribar todo lo construido hasta el momento. Anarquistas que están en contra del sistema... Y si éstos no se hallan, se inventan. La maquinaria del Estado se pondrá en marcha para que éstos sean buscados, encontrados y eliminados. Pero el pueblo demostrará la altura moral que las personas pueden alcanzar cuando deciden ejercer la libertad.

Lo narrado anteriormente es ficción, aunque, en determinados momentos, encontremos similitudes con una realidad muy cercana en el tiempo. Don José Saramago, además de ser uno de los más grandes escritores que ha conocido la literatura, era un visionario. Y defendía que la democracia no debía por qué ser incuestionable y que los pueblos podían cambiar su propio destino. En su obra ‘Ensayo sobre la ceguera’ narra una utopía que, en estos días, parece algo más cercana. Un hartazgo de la sociedad con su clase dirigente. Un grito de libertad.

Y algo parecido a lo que narraba el portugués en su obra ha pasado en un municipio guipuzcoano: Aduna. Si bien es cierto que la coyuntura que ha llevado a este pueblo a su actual situación no es la misma que la que relata la historia de Saramago no deja de ser muy curiosa. De un total de 347 habitantes 287 votaron en blanco, 47 se abstuvieron y un voto fue nulo. Solo 12 personas votaron al PP, único partido que se presentó. Y al no llegar al 5% del total no pueden formar Gobierno.

En las elecciones celebradas el pasado domingo la abstención se elevó por encima de los 11 millones. El voto en blanco y nulo estuvo cerca del millón. El desencanto de la ciudadanía con sus dirigentes superó límites insospechados. Hecho que quedó latente en el movimiento #15M y las miles de personas que salieron a las calles de sus ciudades a decir: ¡Basta Ya! Que tomen nota los políticos. Quizás Saramago no creó una historia sino que se adelantó en el tiempo.