El Enso es uno de los símbolos más reconocidos de la cultura japonesa y del zen.
Es la representación artística del vacío, de la nada. Pero a la vez representa el mundo en el que vivimos, donde hay superficie, pero no contiene nada en particular.
Es la inmensidad del océano, el espacio inexplorado de la mente, el incesante flujo de las estaciones del año, el compás repetitivo de una canción, la flor en primavera y la llegada de los atardeceres dorados del otoño.
Para algunos estudiosos contemporáneos simboliza la espontaneidad de la vida, pero si nos vamos mucho más atrás en la historia, encontraremos que más bien se trazaba para entender el eterno ciclo de la vida; la importancia de la repetición; y el valor de la disciplina y la rutina.
El Enso es una expresión mínima del arte japonés. Es tan sólo una torcedura de muñeca la que plasma un círculo imperfecto con un pincel y tinta negra, sobre papel blanco.
A veces el dibujo se cierra. Otras veces lo encontramos abierto.
Nada más que eso. No pretende ser un cuadro ni una obra para museo.
El Enso es lo que es.
Justo como tú y como yo.
Imperfectos, vacíos, pero a la vez somos completos y únicos.
¿Puedes ver el reflejo de tu vida en el Enso?