Es muy frecuente etiquetar con bipolaridad a personas con cambios repentinos de humor, cuando un amigo o un familiar cambia de estado de ánimo de un momento a otro, lo primero que se nos ocurre decir es “que bipolar”, es más algunos de mis pacientes me dicen “licenciada es que soy bien bipolar” al preguntarles porqué se describen así, su respuesta es la misma “porque estoy contento y al rato estoy de mal humor”.
Si bien es cierto que la bipolaridad es un trastorno del estado de ánimo, estos no ocurren de manera súbita y no se trata únicamente de estar contento y al minuto siguiente triste o enojado. La bipolaridad va más allá, y sus cambios pueden tener una distancia entre tres semanas y a veces meses dependiendo cada caso. Pero para entender la bipolaridad es necesario entender sus bases, biológicas, químicas y cómo éstos a su vez producen conductas y respuestas poco adaptadas al ambiente e influyen significativamente en el estado de ánimo y demás áreas significativas.
El trastorno bipolar es grave y complejo que presenta una gran variedad de síntomas. Existe distintos tipos de trastorno bipolar, cada uno con su sintomatología. Su diagnóstico no debe ser de manera apresurada, ya que debido a su complejidad y tratamiento lo ideal es que la persona cumpla con criterios de inclusión y que los mismos sean verificados por el profesional de la salud (psicólogo o psiquiatra).
A mi parecer la bipolaridad en nuestro país está sobre diagnosticada, en un estudio que se realizó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Brown, en el estado de Rhode Island, se decidió estudiar este fenómeno, el de la sobrediagnosticación. Sus conclusiones fueron claras: alrededor del 50% de los casos diagnosticados de Trastorno Bipolar podrían ser equivocados. En este estudio se entrevistaron a 800 pacientes psiquiátricos usando una tesis de entrevista clínica estructurada para los trastornos del DSM-5 (Manual Estadístico para los Trastornos Psiquiátricos). En la mayoría de los casos este trastorno es heredado y es una condición crónica, lo que significa que quien lo presenta lo tendrá siempre y se controla mediante medicamento que se tomará a lo largo de la vida.
Esta condición se clasifica en tres tipos que son: bipolaridad tipo I (predominio de estados maniacos), bipolaridad tipo II (predominio en estado de ánimo deprimido) y Ciclotimia.
Ciclotimia: La ciclotimia es una variante del trastorno bipolar pero sus síntomas son menos graves, es decir, que las personas que sufren este trastorno presentan fases leves de depresión e hipomanía. Esta última, la hipomanía, es una alteración psicológica que puede ser entendida como una versión débil, menos acentuada, de la manía, y de hecho no suele poner en riesgo la integridad física de la persona que la desarrolla, algo que sí ocurre con la manía propia del trastorno bipolar. Los individuos son diagnosticados tras persistir los síntomas durante al menos dos años.
Trastorno bipolar tipo I: una persona con trastorno bipolar tipo l ha tenido al menos un episodio de manía durante su vida (estado de euforia) que se caracteriza por un aumento anormal y persistente en la actividad o la energía, que dura como mínimo una semana o casi todos los días, en ocasiones se necesita hospitalización. Existe un marcado aumento de la autoestima o sentimiento de grandeza, disminución de la necesidad de dormir, participación excesiva en actividades de riesgo (compras compulsivas, inversiones de dinero imprudentes, toma de riesgo en aspectos sexuales, consumo y abuso de sustancias). Estas alteraciones y toma de riesgos son suficientemente graves como para causar deterioro en áreas significativas como el área laboral o social. Por tal razón es necesaria su hospitalización para evitar hacerse daño a sí mismo o a otros. Se ha postulado un exceso de dopamina en la manía: está bien documentada la capacidad de inducir episodios maníacos en sustancias tales como la l-dopa y una baja significativa de serotonina en episodios depresivos.
Bipolaridad tipo ll: en este tipo es muy común que al inicio se diagnostique como una depresión mayor, por lo que es imprescindible realizar un diagnóstico correcto para una mejor recuperación del paciente. Las depresiones son la característica primordial, sin embargo, no es el único criterio. Entre los síntomas que aparecen durante el depresivo encontramos un estado de ánimo deprimido la mayor parte el día, casi todos los días, disminución significativa del interés o placer, sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva, disminución de la capacidad de pensar, concentrarse o dificultad para la toma de decisiones, y habrá días en los que las personas tendrán un poco más de energía, motivación y ánimo para realizar actividades, a los que llamamos episodios de hipomanía. En este caso los bajos niveles de serotonina y dopamina son los que originan los síntomas depresivos.
En realidad, el trastorno bipolar es un trastorno serio que, igual que la esquizofrenia o el trastorno paranoide, requiere de la administración de fármacos y una vigilancia en los hábitos de vida de los pacientes para evitar recaídas. Por tanto, si quieres saber más sobre el trastorno bipolar y estar bien informado. Requiere de acompañamiento psiquiátrico en cuanto a fármacos que regulen el estado de ánimo, el proceso psicoterapéutico es de suma importancia ya que ayudará al paciente a la comprensión y aceptación de la condición, de igual manera la psicoeducación ayudará a preparar e informar a la red de apoyo, para que pueda ofrecer ayuda al paciente de manera más efectiva y asertiva. El acompañamiento médico es importante para realizar evaluaciones de nivel de los fármacos en sangre, pruebas de tiroides para verificar funcionamiento hormonal etc.
Una persona con trastorno bipolar de cualquier tipo puede desarrollarse de manera normal y ser funcional, con la ayuda de los fármacos y la psicoterapia, los cuales elevan la calidad de vida significativamente.
Ahora que ya conoces sobre el trastorno bipolar, pensarás dos veces antes de etiquetar a una persona con la palabra bipolar. No niego el hecho de que hay personas con cambios súbitos de estado de ánimo, pero a eso se le llama labilidad emocional que es una incapacidad para controlar los estados emocionales y está influenciado por la manera en que percibe los estímulos externos, pero no es una condición médica psiquiátrica como lo es la bipolaridad ¿ves la diferencia?
La comprensión y entendimiento de esta condición son vitales para generar empatía por quien tiene y vive con esta condición.
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