Si Argentina fuera Aruba, como alguna vez soñó José María Aguilar, los representantes tendrían una definición muy sencilla. Empresarios cercanos a los futbolistas que se encargan de las cuestiones financieras, de defenderlos y hablar por ellos frente a los clubes, dirigentes y una posible venta. En el mismo país idílico e irreal, Leonardo Rodríguez lo explicó en primera persona: “Tenemos dos tareas: representación, que implica arreglar contratos, e intermediación porque somos una empresa vendedora. Nuestra gran inversión es viajar por el mundo y ofrecer jugadores.”
Pero Argentina no es Aruba y Leo Rodríguez no es el entrevistado modelo que quería lucir en mayo de 2008 en El Gráfico. Los representantes, ahora son intermediarios, quienes se encargan del trabajo sucio, de arreglar contratos y defender más que a cualquier crack, a su propio bolsillo.
Una vez Grondona dijo que eran “un mal necesario”. La definición de “un mal” ya expone y vuelve inútil todo tipo de defensa de estos empresarios. Sobre la “necesidad” se refería a los pocos elementos que tienen algunos futbolistas para venderse a sí mismos. Hace unos años, el Bichi Borghi explicó que duró poco en esa función porque cuando le preguntaban si un jugador era bueno, pecaba de honesto y contestaba que no. También de eso se trata ser representante: hacerle prensa y lograr la mejor posición para el jugador, que claro está va de la mano de un progreso económico.
De todos modos, este tipo de mentiras son pecados menores en comparación a otros. La evasión de impuestos y la triangulación que realizan algunos de estos representantes son moneda corriente en el fútbol argentino. Y la diferencia económica no la obtienen diciendo que un patadura es un crack, sino evitando pagar impuestos altos.
Por lo tanto, los encargados de mostrar DVDs y vender espejitos de colores se convierten en roedores desesperados. La primera ilegalidad la cometen siendo intermediarios (ninguna persona/sociedad anónima puede ser dueño de un pase de un futbolista). Luego lo que dicen que vale cinco, lo venden por diez y así se quedan con parte del dinero en el camino sin que nadie se entere pagando menos al fisco.
Piatti, uno de los jugadores inhibidos por la AFIP
Conocida por todos la modalidad, es bueno ponerle nombre propio a algunas de estas personas. Nazareno Marcollese, es un representante-intermediario conocido. Dueño del pase de Ignacio Piatti, ya lo llevó por medio de triangulación a Gimnasia, a Independiente y ahora a San Lorenzo. En cada venta, evadió impuestos y se pudo haber hecho de una porción que todos –incluyendo el Estado- desconocen. En el último mercado de pases, usó a Independiente y en un raid mediático notable, le elevó la cotización a Nacho. Pero no es el único, también vendió a Luciano Civelli de Libertad a ¡tres! clubes en una semana. Claro, por dos de ellos, no jugó y el ex San Lorenzo derivó en U de Chile, último y verdadero comprador.
Leonardo Rodríguez es otro viejo conocido. Ex futbolista, en su época siempre fue un contrario a la función que cumpliría después. Con Independiente y su amistad con Comparada realizó destrozos. Triangulaciones con Matheu, extorsiones para renovar a Parra (de ahí apareció Gino Clara) y una decena de jugadores suyos en el Rojo son algunas de sus perlitas. Cyterspiller con Román Martínez, Miguel Pires con Maxi Moralez, todos tienen su pasado negro y prácticas ilegales. Más del 60% de los agentes FIFA argentinos fueron bloqueados sus CUIT por cuestiones de este estilo. Aruba, a miles de kilómetros.
Gustavo Mascardi, representante denunciado por fraude
En este mundillo, además de estos hombres vestidos de negro y llenos de verdes, hay gente que le da cabida. En primer lugar y en relación directa, los clubes que lo cobijan y se benefician pagando menos impuestos. Tomando el caso paradigmático de Bottinelli, River pagó menos impuestos (porque en Chile la cifra es menor) y Unión San Felipe, poseedora de los derechos federativos cobró un 5%. ¿Quién es el dueño de este club? Raúl Delgado, argentino ex funcionario menemista y deschavado por Senosiaín hace algunos años. El famoso Locarno, Sudamérica, Cerro, el club de Navarro Montoya-Silvani, son otros ejemplos de paraísos fiscales.
Leandro Outón, ex periodista de TyC Sports y actual agente FIFA salió con los tapones de punta en su Twitter. Defendiendo el paso de Bottinelli por Unión San Felipe (sic), apuntó contra Gustavo Mascardi, intermediario hace años a quien culpó por la quiebra de Ferro y del Parma italiano. A comienzos de año, fue procesado por fraude.
Sr etchegaray gustavo mascardi viene evadiendo impuestos desde la decada del 90, no puede permitir q juegue con la plata d los argentinosAugust 21, 2012 11:25 pm via Twitter for BlackBerry®ReplyRetweetFavorite@chinooutonLeonardo Chino Outon¿A qué apunta esto? A que los intermediarios son los primeros en pagar. No tienen hinchada, no tienen política ni se pueden unir. Son apenas empresarios que viven de las migajas de los deportistas y no pueden ni defenderse. Mientras continúen saliendo a la luz estas matufias, quienes creían tener más espalda, verán que atrás suyo no hay nada.
En el país de la impunidad donde “vale todo porque el otro también lo hace”, la AFIP le puso los puntos a una raza de mediocres que vuelven de un deporte, un negocio. La fuga de capitales, la falta de dólares y el destino del dinero del Fútbol para Todos preocupó al gobierno. Ni Echegaray es una carmelita descalza ni la AFA es nueva en esto. La declaración de Grondona alegrándose porque “estamos a favor de la claridad” es una tomada de pelo. Pero por algún lado hay que empezar. Y quienes alguna vez se cansaron de recaudar, ahora deberán pagar. Tal vez de este modo y con mano dura, se puede llegar al lugar que tanto deseaba Aguilar: Aruba.