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Entre portugal y españa (ii)

Publicado el 20 octubre 2014 por Javieragra

¿Acaso saben las cremalleras cual es el lugar que unen y separan en el jersey? Algo así ocurre con la “Raya” de Portugal y España. No es fácil decir las razones que nos han puesto a uno u otro lado de la frontera que es un lapicero cuya señal de tenue línea borra el tiempo.
El Duero, a uno y otro lado, es piedra en sus laterales muros, es caricia en sus riberas, espejo en sus atardeceres de agua; pero siempre entrañable y cordial sobre las siluetas de los pueblos que se levantan allá arriba donde tiembla el sonido leve de su corriente lenta; allá arriba donde los castaños aspiran el aroma húmedo de su agua silenciosa.
ENTRE PORTUGAL Y ESPAÑA (II)
El Puente de Requejo, también conocido como Puente Pino por estar cercano al pueblo del mismo nombre, levanta su único y magnífico ojo sobre el Duero. Por más ocasiones que lo atravesemos, siempre haremos una parada de admiración sobre su hermosura y sobre la profundidad de sus aguas.

Se extiende el Duero y sus fronteras entre milenios y leyendas. El Salto del Gitano subyace a muchos cuentos e historias. Ya en el siglo doce, el pastor Felipe enamorado de una zagala pastora de un vecino pueblo de Portugal pasaba las horas construyendo con maderas y piedras un paso sobre el río con que eliminar la frontera y así conseguir ir a su encuentro. Siglos más tarde, el célebre Gitano saltaba por esas piedras para superar a la otra orilla y conseguir escapar de la justicia.

Fuera ya de consejas y cuentos del tiempo allí se construyó el Puente de Requejo, conocido como Puente Pino, inaugurado el quince de septiembre de mil novecientos catorce. A su lado detenemos el coche, aunque sea la séptima vez que nos acercamos, para experimentar el vértigo de pasarlo a pie y contemplar la profundidad de las aguas del Duero.
ENTRE PORTUGAL Y ESPAÑA (II)El río Duero visto desde las ruinas del Poblado del Salto del Castro.
Por allí está el Salto del Castro y el Poblado del Salto del Castro, ruinas y desolación, construido con mucho mimo y buen gusto y abandonado a su desesperación, pocas décadas más tarde cuando los obreros que construyeron la presa terminaron su función. Allí quedan rodando nombres y sueños por el suelo ajado de cristales y mugre apiñada; allí cartillas viejas de las primeras letras de esfuerzos infantiles; allí sueños de vida común que se agostó apenas apuntaba la flor.

ENTRE PORTUGAL Y ESPAÑA (II)
Vista del Duero desde la Ermita de Nuestra Señora del Castillo de Fariza en la provincia de Zamora.
Continúa el Duero brillando esperanzas de oriente a poniente y en su búsqueda del mar pule la piedra al amanecer, tañe sombras tardías; su agua es llanto peregrino y es canción de pausa melancólica; es boca enamorada de la tierra y es corazón construido entre los relojes del tiempo y de la piedra. De las manos de las tierras Castellana y Portuguesa llegan las alondras a beber, surcan los milanos, respiran las águilas y ninguna pregunta por el lateral de su ribera; acá y allá aletean sus sueños de mañana cuando la tierra sea agua y flor en aromas reunidos, sin pasaporte y sin fronteras.

Javier Agra.

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