El artículo Entrevista a Jesús Carnerero es propiedad de Carmelo Beltrán.
Hoy tenemos la primera entrevista de este nuevo proyecto. Se ha pasado por el blog Jesús Carnerero, escritor y amigo, para contarnos cómo es la vida de un autor autopublicado. Tiene ya cuatro novelas a sus espaldas y, tarde o temprano, aparecerá la quinta (pese a su parón de escritor actual).
En las siguientes líneas nos contará cómo se organiza para escribir, cuánto tiempo le dedica, qué vías ha utilizado para promocionarse en internet y cómo se le da todo lo relacionado con el marketing digital para escritores, los blogs y las redes sociales.
El resultado ha sido realmente interesante, así que os animo encarecidamente a que conozcáis a Jesús Carnerero.
Jesús Carnerero | Su marketing y recursos para escritores
Carmelo Beltrán: ¿Quién es Jesús Carnerero? ¿Qué obras ha escrito que podamos leer?
Jesús Carnerero: No sé si voy a ser capaz de contestar a ese pregunta, me pillas en plena crisis total: personal, existencial, profesional, vocacional… Mi aspiración en la vida es estar tranquilo, y cada vez lo pienso con mayor convicción. Así que no me importaría que se me definiera así: Jesús, un tío tranquilo. Mi abuela materna, que tristemente falleció este septiembre, aún se sorprendía de lo «tranquilo» que soy. Las procesiones van por dentro en cualquier caso, y soy bastante nervioso, me estreso con facilidad. Y últimamente mucho más.
Con respecto a la faceta de autor diría que también soy tranquilo, voy a mi bola, muy independiente aunque creo que apoyo cuando hay que apoyar y nunca digo que no a lo que se me propone. También aquí tengo mis ansiedades, claro. Pero he ido bajando el listón de mis miras conforme iba pasando el tiempo e iba publicando, lo admito por más que duela: de clamar que quería vivir de escribir a decir por lo bajo que, ojalá, pueda estar tranquilo para seguir escribiendo. Y viviendo de lo que sea, qué remedio.
He autopublicado cuatro novelas: Un lobo como yo y Algún pecado raro (2014), La bruma (2015), y El grito de los murciélagos (2016). Todas están disponibles en Amazon. He escrito bastante más, pero sigue inédito.
CB: Todas tus obras han sido autopublicadas. ¿Qué es lo mejor y lo peor de optar por este camino? ¿Repetirías?
JC: Por el momento no me he planteado nada, ni siquiera sé cuándo volveré a escribir con regularidad, como para pensar en volver a publicar. Quiero hacerlo, y si de mí depende volveré a publicar. Y sí, supongo que volvería a recurrir a hacerlo por mi cuenta, porque es algo que ya manejo más o menos y me gusta controlar todo lo que implica, odio las esperas y las incertidumbres que se generan a poco que delegas. Pero no querría volver a hacerlo igual, no quiero cometer los mismos errores. No quiero pedirle dinero a nadie a cambio de un producto que no está bien pulido, eso lo primero. Esto me obsesiona tanto que iría pidiendo perdón a todos los que han leído mis novelas y han padecido la ausencia de corrección profesional.
Por supuesto que me encantaría estar con una editorial, ni me cierro a hacerlo ni lo descarto. Compañeros que van con editorial y que están a gusto, lo que te dicen siempre es que busques una. Es muy jodido salir ahí, a Amazon o a donde sea, a pecho descubierto, sin nada ni nadie que te respalde, haciéndolo todo, rompiéndote la cabeza durante semanas, descontado las que implica solo escribir, para vender un puñado de novelas. Y volver a empezar y repetir los mismos movimientos.
Lo mejor de la autopublicación es eso, poder controlarlo todo, y poder decir en un momento dado quiero sacar esto y sacarlo. También es lo peor. La autopublicación es contradicción. Porque al final, todos, hasta al autor megaultrahiper bestseller que tanto se ha jactado de ser independiente, y de que es lo mejor del mundo, y de no casarse con nadie, se achanta cuando llega una oferta cojonuda de una editorial convencional. Es lógico, no es reprochable. Yo haría lo mismo si me llegase una oferta en condiciones. Pero para ir a peor o no avanzar, mejor me quedo como estoy.
CB: La autopublicación implica una involucración personal en todas las fases del proceso. ¿Cuál es aquella de la que más te ha gustado formar parte? ¿Y de la que menos?
JC: Como te decía en la pregunta anterior, no sé si es por cabezonería, por miedo, o por impaciencia, pero me gusta estar en todas las fases y controlarlo todo, supervisar cada detalle. Por el momento no he tenido problemas porque yo escribo, corrijo y vuelvo a corregir, se lo paso a mi chica que corrige una vez más y se encarga del diseño de la portada, y ahí poco puedo decir, porque siempre tengo una idea de lo que quiero, pero de ahí a lo que termina apareciendo… Además, suelo estar equivocado con lo que creo que quiero para cada historia, así que me dejo llevar, confío plenamente en ella. Por eso no me cuesta delegar y lo hago encantado, porque es ella. Pero cuando toca hacerlo con otra persona, que apenas lo he hecho, que conste, malo. Por ejemplo, la edición en papel de El grito de los murciélagos la sacó la Imprenta Provincial de la Diputación de Badajoz, toda una suerte que agradezco en el alma, pero enviarles el Pdf, tener que dar directrices por teléfono o por correo, o ir en persona a decirle esto así y lo otro allí, y la espera indefinida, me hicieron polvo la paciencia. Es por impaciencia, ya te lo decía antes. Y por timidez, por no verme dando órdenes a un profesional que sabe lo que hace, por no pasar ese trago.
El lado bueno está en que te llamen de un pueblo a ciento y pico kilómetros, que vean tus libros y se sorprendan porque no se crean que todo lo hayas hecho tú. Eso mola mucho, te toca la patata, claro. Ya gusta que te llamen sin ser conocido, imagínate el orgullo que se siente recibiendo ese tipo de halagos. Al final, cualquier logro que consigas va a ser cosa tuya; en mi caso los comparto todos con mi pareja y mola el doble. Supongo que es para estar orgulloso.
Ese también el reverso menos amable, que todo lo haces tú, tú te lo guisas y te comes. Estar solo, en definitiva. Y la incapacidad para llegar, que tu ámbito de influencia es limitado.
CB: Hoy en día internet ha abierto una puerta para que cualquier persona pueda tratar de destacar en este mar de escritores que componen el mundo editorial. ¿Piensas que si hubieras autopublicado en otra época te habría sido más complejo debido a la ausencia de internet?
JC: De nuevo, la contradicción de autopublicar: todo el mundo puede llegar a destacar. Y eso sería genial, perfecto, si no fuese porque a veces lo que destaca es una absoluta falta de respeto al lector que va a adquirir la obra y a la literatura en general. Que vaya por delante que yo soy el primero que no ha contratado nunca a profesionales de la edición, pero hay novelas que van de un Word cutre donde has escrito todo lo que se te ha pasado por la cabeza a subirlo a la página de KDP. Lo sé porque me he enfrentado a algún que otro texto así. Lo peor es que el autor no vea que así es imposible publicar o se niegue a verlo.
Me topé con una historia, infumable desde el principio, y no hablo de que no fuese mi género predilecto ni nada de eso, sino de que parecía escrita por un niño. Se mezclaban dos idiomas sin ton ni son no como recurso, fallos por todos lados. Creo que ha sido lo peor que he leído de alguien que se consideraba escritor, por duro que resulte. Me daban ganas de llorar a cada frase que leía, un suplicio. Por suerte convencí al autor de que lo mejor que podía hacer era pedir ayuda profesional, o que lo dejase estar un tiempo o lo publicase en Wattpad o algo así, porque se empeñaba en publicarla. Que yo no soy nadie y tengo muchísimo que aprender, pero me esfuerzo por escribir bien. Sé que estoy lejos de ser considerado un escritor profesional, pero cuando lees frases de sujeto, verbo y predicado mal construidas…
Algo parecido pasa en el sector editorial tradicional, cuando libros que son basura en tapa dura se convierten en los más vendidos. Ojalá no sean los más leídos, que se queden en vendidos. Tan solo hay que poner la tele para ver a esos «escritores» que tanto lo petan. Como éramos pocos, parieron los tertulianos…
Publicar cuando lo hice tuvo la ventaja de contar con la experiencia de otros, de algunos que incluso habían llegado muy alto y que viven de escribir. Nunca hubiese dado el paso de no ser por los sabios consejos de Fernando Trujillo, que es un crack y ha triunfado con La biblia de los caídos, entre otros títulos. Le estaré agradecido siempre.
Lo mismo podría pasar hoy, pero si yo empecé hace tres años y la competencia ya era feroz, no quiero ni pensar en cómo será debutar ahora. A pesar de que yo siento que debuto con cada novela, de que empiezo de cero, y veo lo que hay. Pero bueno, me alegra no ser novel del todo, tener experiencia aunque no me sirva de mucho. Los primeros partirían con la ventaja de ser los primeros y la ausencia de competidores, pero también la desventaja de no saber bien dónde se metían ni qué tenían que hacer.
Hacerlo antes de internet tendría sus complicaciones intrínsecas, pero hubiese sido cuestión de probar a hacerlo, de vivir aquella época, enfrentarse a esa realidad. Y de querer hacerlo, sobre todo. He leído que Borges autoeditó alguna de sus primeras obras, así que tan complicado no sería. O sí, pero nada que fuese imposible. A mí antes de empezar todo me sonaba a marciano, estaba perdidísimo, luego te familiarizas y hay tareas que las llegas a mecanizar.
CB: ¿Qué vías has utilizado en tu estrategia de marketing digital y cuál ha sido la que mejor ha funcionado? ¿Has invertido alguna vez en publicidad? ¿Por qué sí o por qué no?
He dado mucho la turra por redes sociales, que no es poco. Es broma. Pido disculpas por eso también. Otro fallo que procuraré subsanar en el futuro si me es posible, asignatura pendiente. Aunque tengo entendido que, por ejemplo, la publicidad de Facebook deja mucho que desear.
Toda la inversión que he hecho fue a través de Ebrolis, cuando puse gratis mi última novela. Me dieron un apoyo que, si bien en un principio me decepcionó un poco, después resultó ser satisfactorio. El empleo del mail es casi mágico, está claro. Los resultados fueron muy buenos, ya te digo, pese a que cuando estás regalando tu obra caes en el riesgo de que pase a engrosar una excesivamente nutrida lista de libros por leer. Tampoco aquí tengo muy claro qué pienso, si te soy sincero: por una parte pienso que de no haber regalado muchas veces cualquiera de mis novelas no hubiese podido llegar a ciertos puntos, y he regalado muchísimas, en especial de La bruma, que a la postre ha sido mi publicación más exitosa dentro de la discreción, por el motivo que sea, que lo desconozco; por otra me repatea tener que regalar mi trabajo cuando normalmente ya está muy barato. Es el precio a pagar por ser desconocido y por la brutal competencia.
CB: En total, ¿cuánto tiempo le dedicas de media a diario a la tarea de la escritura (sumando teclear, planificar, redes…)?
JC: En mi mejor momento pasaba escribiendo entre cinco y siete horas, siete días a la semana. El resto del día te dedicas a seguir pensando en la historia, llegas a desvelarte con tal de apuntar esa idea tan brillante que te ha surgido o ese posible error que crees haber dejado pasar. Es una especie de trance, puedes estar las veinticuatro horas pensando en todos los detalles.
Ahora mismo he perdido la cuenta del tiempo que hace que no escribo. No estoy pasando mi mejor momento, como te dije al comenzar la entrevista, de hecho siento que estoy bastante lejos de él. Confío en recuperarme algún día. Lo haré: mi vida es escribir. Solo he dicho una vez en mi vida quiero ser tal, y fue para decir que quería ser escritor. Volveré. Pero no sé cuándo. Por el momento ni tengo ningún proyecto, porque este año estoy padeciendo una suerte de maldición que hace que cada vez que me pongo o pienso en ponerme me joda vivo, ni creo que vuelva a escribir pronto. Cuando llegue el momento, llegó. No hay que darle más vueltas.
CB: ¿Podrías compartir con nosotros algún recurso o secreto que tengas que te ayude en la tarea de escribir?
JC: Siento no poder ser de demasiada ayuda aquí. No cuento con ningún recurso o secreto, más allá de sentir la pulsión de tener que contar una historia, que a menudo es lo suficientemente poderosa como para vencer a todo lo demás. Ese podría ser el secreto, sentir de verdad ganas de contar algo. Ahí se para el mundo.
CB: ¿Cuál es la mejor y la peor decisión que has tomado como escritor? ¿Por qué esas?
JC: La peor, debutar con una novela de 500 páginas. Empezar la casa por el tejado, ya sabes. Pero tampoco me arrepiento de haber empezado por ahí, era lo que me pedía el cuerpo y ya está. Por el momento siempre he hecho caso a mis corazonadas. Tal vez por eso me ha ido como me ha ido, no lo sé. No darle más vueltas a las historias, no contar con lectores cero y personas que sepan más que yo que me asesoren. Lo peor ha sido la impaciencia, en general.
La mejor sin duda es haberme atrevido a dar el paso de decir quiero escribir, voy a escribir y a intentar publicar. Todo lo que he tenido la suerte de vivir, todas las personas que he conocido, estar contestando a esta entrevista, todo ha merecido la pena cuando te ves protagonizando ciertos momentos.
CB: ¿Cuáles son tus perspectivas de futuro como escritor a medio y largo plazo?
JC Hallar esa tranquilidad tan esquiva, en la medida de lo posible, y volver a escribir, también según se pueda. Me conformo con eso, volver a escribir con cierta calma. No hablo ya de publicar y mucho menos de aspirar a lograr nada demasiado reseñable, pero necesito tener esa rutina de nuevo. Es de las pocas cosas que puedo afirmar que me hacen plenamente feliz. A partir de ahí, ya veremos a dónde vamos. Mejor no hago planes. Me gustaría seguir creciendo, aprender a escribir mejor, ofrecer mejores historias en todos los aspectos, poder llegar a más lectores, etcétera, etcétera. Pero lo dicho, nada de planes.
CB: ¿Puedes dar un consejo a cualquiera que quiera lanzarse a esta aventura?
JC: Que se despoje de cualquier ensoñación de éxito. Si tiene que haberlo, lo habrá, pero que se lo deje en la puerta antes de lanzarse al vacío. Es mejor ir sin ese lastre, como una esponja, aprendiendo a cada paso, de los mejores, de todo el que sepa más que tú, que son muchos. Lo que a alguien le sirve para triunfar, quizás a otro autor no le reporte beneficio alguno, así que de poco sirve imitar comportamientos y estrategias.
Y que lea tanto como pueda. Esto es fundamental.
Hasta aquí esta entrevista a Jesús Carnerero. Creo que su contenido puede resultar bastante interesante. Nos aporta el punto de vista de alguien que ha autopublicado obras y que ahora pasa por un momento de parón. Sin embargo, mantiene la determinación de volver a escribir porque es lo que le mueve.
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