Entrevista a los editores de: “Criminología, civilización y nuevo orden mundial”

Este libro se presenta como una provocación para discutir en profundidad la “episteme” sobre criminología desde los sectores marginales del planeta: ¿qué cuestiones pone en evidencia esta provocación?Las corrientes dominantes de la criminología, desde sus orígenes pretendidamente científicos ligados a la medicina y la antropología, construyeron una narrativa modernista de la disciplina centrada en el progreso y la evolución del conocimiento objetivo acerca de la cuestión criminal y su castigo. A pesar de sus promesas la criminología no pudo y no quiso, hasta tiempos recientes, estudiar las atrocidades cometidas por los estados “civilizadores” de occidente, cumpliendo más bien un rol legitimador de la barbarie y del racismo a través de su discurso académico pretendidamente apolítico y neutral.¿Qué relación establece el autor entre Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial? ¿Qué cuestiones se plantean?El texto propone una mirada acerca de las consecuencias negativas de la marcha civilizatoria que los Estados de Occidente impulsaron en los últimos siglos y su relación con el discurso del delito y su control. Tras las banderas de la verdad, la modernidad y la fe los estados colonizadores impulsaron políticas imperialistas que recurrieron al genocidio para ampliar el espacio civilizado. Con el ataque al Leviathan contemporáneo (EE.UU.) el 11 de septiembre de 2001 la seguridad del espacio civilizado se puso en discusión y con él, se ampliaron las tentaciones globales del recurso al autoritarismo militarista en todo el mundo para el control del terrorismo.¿Cual es el rol de la criminología en las grandes masacres de la humanidad?El autor apuesta por la creación de una criminología, que por ser global, no deje por fuera el genocidio, que denuncie y estudie las consecuencias negativas de la apuesta intelectual de la modernidad y la ilustración, y que sea capaz de promover una conciencia global que ponga freno a las tentaciones de un nuevo orden mundial basado en políticas imperialistas y militaristas en contra de los pueblos excluidos del llamado “espacio civilizado”.
Si Occidente aparece como el modelo de civilización, ¿cómo es que se ha desentendido de su propia barbarie producida? ¿Dónde estaba el Derecho, la criminología cuando ocurrían estas catástrofes humanas?El libro llama la atención acerca de la naturalidad con la que distintas narrativas acerca de la cuestión criminal, entre ellas las distintas ramas del derecho y la propia criminología, dejaron de lado el acontecer de un sinnúmero de genocidios y masacres en todo el mundo desde la colonización Belga del Congo en 1885 hasta la matanza de los Tutsis en Ruanda en 1994. A pesar de la muerte de cientos de millones de personas las formas jurídicas se rebelaron incapaces de controlar la violencia colectiva de los Estados colonizadores y sus políticas imperiales.  
¿Cómo hacer presente esa memoria de la barbarie en una conciencia global actual?
Como recuerda el autor, si al mirar hacia el pasado en busca de guía, vemos luchas y sufrimiento, también podemos ver hechos edificantes e inspiradores, que nos permitan develar las atrocidades del poder y limitar el avance de las prácticas genocidas alrededor del mundo.