Primero de todo queremos agradecerte el tiempo que nos dedicas en contestar las siguientes preguntas. Estamos encantadas de tener la oportunidad de entrevistarte.
Muchas gracias a vosotras por poner a mi disposición este espacio y, además, por interesaros por mí y mi trabajo.
- Te defines como: “una periodista madrileña que tiene la suerte de dedicarse a hacer aquello que más me gusta: escribir”. ¿Cuándo surgió tu interés por la escritura?
La verdad es que no sabría decir cuándo. Siempre he tenido una imaginación desbordante, recuerdo que ya de pequeña escribía todo lo que se me ocurría en cuadernos y folios. ¡Qué pena no haberlos conservado! Ahora me encantaría leer aquellas páginas.
- Una pasión que precede y da significado a todo tu trabajo. Pocas son las escritoras que disponen de una visión tan completa y diversa del panorama literario como Lucía de Vicente. Periodista, directora y editora de la colección letra eNe de Ediciones Éride, además de correctora. ¿Cómo crees que te ha ayudado experimentar los diferentes escalones literarios para tu carrera como escritora? ¿Qué faceta te gusta más?
Por supuesto, lo que más me gusta es escribir mis propias historias, pero cualquiera de mis otras facetas es lo que me da de comer y tengo la suerte de decir que todas ellas me encantan y me ayudan, porque se complementan entre sí. Así que, ¿qué más puedo pedir a la vida?
- No obstante, has comentado que nunca te habías planteado publicar tus novelas. ¿Qué fue lo que te hizo decidirte y dar el paso?
Lo cierto es que yo no me decidí, me dieron un empujón que me lanzó directa al vacío. Si por mí hubiera sido, “Cuando pase la tormenta” seguiría guardada en un cajón sólo a disposición de mis amigos, pero ahora que las circunstancias han variado, estoy encantada con todo lo que me está sucediendo. Aunque, todavía no soy capaz de creérmelo del todo; casi lo vivo como si le estuviera ocurriendo a alguien ajeno a mí misma.
- De esta manera, seguramente sorprendiste a más de uno con tu nuevo emprender como escritora de novela romántica. En tu caso, ¿era un secreto a voces o algo más íntimo?
Todos los que me conocen sabían que escribía, pero apenas unos pocos sabían el qué. De hecho, incluso mi familia se quedó ojiplática cuando aparecí una tarde con una novela bajo el brazo que estaba firmada por mí. Baste decir que mi marido —que aún no ha tenido la delicadeza de leerme—, se enteró el día que me propusieron publicar.
- Pese a estar acostumbrada a mediar entre los escritores y las editoriales, la sorpresa no sería menos cuando te comunicaron que publicaban tu novela. ¿Cómo fue ese momento?
No sabría explicarlo… Se suponía que mi editor no sabía que escribía y jamás le había mandado un manuscrito; fue alguien de nuestro círculo quien se lo facilitó. Su propuesta fue algo tan imprevisto que me quedé con la misma cara que si me hubieran notificado la muerte de un ser querido. Tardé en reaccionar y cuando lo hice fue para decir «¡no!». Pero claro, al final la polilla siempre va a la luz y no pude resistirme a la tentación. Finalmente accedí y ahí tenéis los resultados.
- Cada género atrae un tipo de lector distinto y único, ¿por qué te decidiste en escribir romántica? ¿Siempre ha sido así?
No, no siempre he escrito romántica, o al menos ésa no era mi intención. Sin embargo, en todo lo que escribía al final la trama romántica adquiría un peso específico en el desarrollo de la historia; supongo que es porque creo en el amor, en la lealtad, en los finales felices y, sobre todo, porque utilizo la escritura como terapia de choque frente a los problemas de la vida. Llegados a este punto, tengo un lema: para feos, pobres y tristes ya estoy yo. Y puestos a soñar, hagámoslo con resultados satisfactorios.
- En el proceso de escritura, ¿qué metodología empleas? ¿Sigues una rutina?
Sí, una rutina férrea. Primero hago un esquema general que, una vez tengo más o menos claro, empiezo a desarrollar en un programa de ordenador específico para escritores. En éste empiezo a incluir la documentación que necesito para desarrollar la trama, las localizaciones que utilizaré, fotos de las mismas, etc. Después hago fichas completas para cada uno de los personajes que van a aparecer en la novela —ya sean principales o secundarios— y después hago la estructura detallada, incluso capitulando y resumiendo escenas, a las que voy enlazando la diferente documentación y la aparición de los personajes.
Cuando ya tengo esto, empiezo a escribir procurando no salirme demasiado del guión y, si lo hago, reconduzco a mis personajes hacia donde yo quiero. Durante el proceso de escritura no releo, no corrijo; escribo hasta el final y en riguroso orden. Cuando he puesto la palabra fin, cierro el archivo y lo dejo «dormir» un mínimo de dos o tres meses. Pasado este tiempo, empiezo a leer por la primera página y voy corrigiendo la estructura y el estilo. Elimino las partes sobrescritas y reescribo lo que tiene carencias. Cuando termino, lo vuelvo a cerrar y me olvido del tema durante otro mes, como mínimo.
Después de ese tiempo, hago la corrección ortotipográfica y se lo envío a un corrector ajeno para que me señale las meteduras de pata, que son muchas y diversas y, aunque parezca mentira, suelen ser las mismas que yo corrijo a las autoras que me pasan sus trabajos. Ya lo dice el refrán: «predicar no es dar trigo».
- Como editora, ¿qué características básicas crees que deber tener todo héroe y heroína de una novela romántica? ¿Y cómo escritora?
Pues, tanto en un caso como en otro, no creo que haya que cernirse a unas características determinadas. Mi opinión es que los protas tienen que transmitir lo que son, lo que sienten y lo que viven. Si se consigue eso, lo demás es casi superfluo. No creo que sea necesario encorsetar la tipología de los héroes porque eso estaría en conflicto con lo más maravilloso que tiene escribir o leer: la posibilidad de crear y soñar con ello.
- Hablemos de la novela, el título recuerda al conocido dicho “después de la tormenta, siempre llega la calma”. ¿Directa o indirectamente, tiene algo de él?
Sí, claro. La novela es un viaje a la esperanza de sus protagonistas. Casi una odisea jalonada de peligros, experiencias duras y futuro incierto. Pero, por feroz que sea una tormenta, tarde o temprano llega la calma y todo vuelve a la normalidad. Si se tiene suerte incluso se puede alcanzar la felicidad, como les pasa a David y Mary.
-¿Cómo surgió la idea de escribir “Cuando pase la tormenta"?
Tenía en mi cabeza una historia romántica, una trama política repleta de suspense y un paraje maravilloso. Unir las tres cosas en un solo proyecto me pareció una buena idea. Ahora sólo vosotros podréis decir cuál es el resultado de ese cóctel.
- Uno de los grandes atractivos de la novela es su escenario, Kenia. ¿Por qué elegiste desarrollar la historia allí?
Seguramente porque nunca escribí esta novela para que algún día viera la luz. De haberlo hecho con esa idea hubiera elegido un escenario más «común», menos complejo a la hora de llegar al gusto general del público lector. Pero Kenya es un país que me atrae desde que era una niña. Nunca he tenido la oportunidad de visitarlo aunque, sin duda, es el destino de mis sueños. Por eso, ¿qué mejor lugar que la misteriosa y atractiva sabana para utilizarlo como marco de una maravillosa historia de amor?
- Mary y David son los protagonistas de esta historia, una relación con tintes de amor–odio. ¿Qué destacarías de ellos?
Sus diferentes personalidades, la fuerza interior que acompaña a ambos.
David es el típico machito seguro de sí mismo que nunca pierde el control. Mary es la típica niñata malcriada que parece que va a quebrarse al primer golpe de viento. Sin embargo, ninguno de los dos es exactamente como se empeñan en mostrar al mundo, un papel que representan completamente a consciencia. Para ello, ambos se han revestido de una coraza que les hace parecer lo que no son a ojos de extraños. A lo largo de la novela los iremos conociendo y viendo crecer hasta llegar a su verdadero yo.
- En definitiva, ¿por qué tenemos que leer 'Cuando pase la tormenta'?
Porque os entretendrá. Os hará pasar un rato divertido y os transportará a un paisaje de ensueño donde vivir un romance de película.
- A pesar de que nos has sorprendido con un thriller romántico, en tu blog haces mención a “Lazo eterno” y “Sin elección”, dos novelas inéditas en las que experimentas con el género paranormal. ¿Cuál es tu género predilecto y con el que te sientes más cómoda?
Sin duda, lo que más me gusta escribir es thriller y ése es el denominador común de todo lo que he escrito hasta ahora, pertenezca al género que sea. Sin embargo, me siento más cómoda escribiendo suspense paranormal romántico porque me permite licencias que en otros géneros son inadmisibles.
- Para finalizar, ¿cómo ves tu carrera de escritora en los próximos años? ¿Tienes nuevos proyectos en mente?
¿Carrera de qué? (Risas) No me considero escritora ni tampoco creo que tener la suerte de publicar una novela me convierta en ello y mucho menos sea el pistoletazo de salida para una carrera. De momento, “Cuando pase la tormenta” es un bebé recién nacido y, como toda madre primeriza, antes de pensar en tener un nuevo hijo mejor espero a que a éste suelte los pañales.
En cuanto a nuevos proyectos, si te refieres a si tengo alguna novela en mente, sólo puedo contestar: «¿Y cuándo no?». No sé vivir sin escribir. Pero antes de considerarlo proyecto, hay que ver los resultados de esta primera novela y saber si ha cumplido con las expectativas de la editorial. Luego habrá que esperar a que alguien se interese por alguno de mis escritos.
- Muchas gracias de nuevo Lucía, te deseamos muchos éxitos con 'Cuando pase la tormenta'.
Muchas gracias a vosotros, sobre todo por leerla, ya que sin el lector, un libro tiene un camino muy corto que recorrer.
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Reseña: "Cuando pase la tormenta" de Lucía de Vicente