Recientemente decidimos dar una oportunidad a un escritor autopublicado en nuestro Club de Lectura de Terror, y sin duda la mejor opción la representaba Sergio Requejo (1977), integrante del Club desde hace unos meses. Su debut en la literatura de género nos lo proporcionó Una casa sin reflejos, obra que nos sorprendió por su fantástica construcción de personajes y por lo original de su historia. Sin duda un gran mérito para tratarse de una primera novela.
Podéis leer nuestras conclusiones sobre Una casa sin reflejos en la edición XVI del Club de Lectura que le dedicamos.
Como suele pasar, nos quedamos con ganas de más, y creo que la mejor manera de solventar esto es entrevistar al propio autor y cuestionarle acerca del proceso creativo, de sus gustos personales y de diferentes detalles de la novela. Ha sido todo un placer entrevistar a Sergio, y desde aquí vaya mi más sincero agradecimiento por prestarse a ello y ofrecer lo que podéis leer a continuación. Os dejo con la entrevista. Espero que os guste.
Para comenzar, preséntate a los lectores. ¿Quién es Sergio Requejo?
Como escritor… aún no lo sé. Una casa sin reflejos es mi primera novela y es mi carta de presentación a los lectores valientes que se atreven con un autor desconocido. Nunca antes había publicado (salvo algún relato bajo seudónimo) y es algo nuevo para mi la exposición que esto supone y la sensación de desnudez a la que te enfrentas al hacerlo por primera vez. Por suerte, y ante la respuesta positiva que voy recibiendo, hasta el momento, no tengo que esconderme en una cueva.
Soy arquitecto de formación, pero mi parte creativa nunca se ha centrado en una sola actividad. Me he dedicado al vídeo, a la realización de cortometrajes, escritura de guion y obras de teatro… Escribo, desde la adolescencia, historias y relatos, pero nunca antes me había planteado publicar una novela hasta que me he visto con la voluntad y determinación suficientes como para intentarlo.
¿Cómo se fraguó tu novela? ¿Cuál fue la primera chispa, la idea primigenia que terminó germinando en Una casa sin reflejos?
La novela tomó forma cuando fui capaz de unir varias ideas que me rondaban en la cabeza desde hacía años. La principal de ellas tiene su origen en mi propio temor a los espejos y que se remonta a mi infancia. En una reunión familiar, mis padres sacaron este tema a relucir y me recordaron una anécdota en la que, cuando tenía solo cinco años, me perdí en un laberinto de espejos. Yo solo recordaba algunos trazos de ese pasaje de mi niñez y a medida que mis padres fueron dando más datos de aquel día, el recuerdo fue tomando forma. Lo curioso es que descubrí que mi temor a los reflejos tenía un origen que yo había olvidado y supuso una gran revelación descubrir aquel acontecimiento. A raíz de esto, pensé que sería interesante plantear una historia que arrancase con esa premisa: un protagonista que descubre que hay pasajes de su pasado que no recuerda y que, de alguna manera, han marcado su forma de ser y sus miedos actuales.
Siendo tu primera novela, ¿cómo ha sido el proceso de creación y estructuración? ¿Qué consejos has seguido hasta tener un primer borrador?
El proceso ha pasado por varias fases: con aquella idea inicial decidí escribir el guion para un cortometraje que nunca se llegó a realizar. Poco después hice un curso de escritura de guion de largometraje y pensé que sería interesante desarrollar la idea y aportar subtramas y personajes secundarios que enriqueciesen la historia. Pero me di cuenta de que la propia historia y los personajes me demandaban mucho más y, en ese aspecto, el formato de guion se me quedaba corto. Decidí entonces lanzarme a escribir la novela con aquel guion como base. La historia, poco a poco, fue cobrando entidad y me fue demandando desarrollar las subtramas y dotar a los personajes de la vida que requerían.
Mi forma de escribir suele partir de una base estructurada de principio a fin, para no perderme por el camino. Pero sí que es verdad que debes estar abierto a que la trama o los personajes vayan tomando un rumbo que no tenías planteado en un principio. Esto no hace más que enriquecer la historia. En mi caso hay personajes y subtramas que han aparecido en la reescritura (el proceso más importante e ineludible) y que después han tomado una dimensión y un peso que hace parecer impensable que no estuviesen allí desde el principio.
Por tu novela desfilan psicofonías, apariciones y otros elementos sobrenaturales, y además retratas el ambiente de unas jornadas del misterio en Madrid. ¿Conoces bien estos encuentros? ¿Te interesa el mundo del misterio?
Siempre me han interesado este tipo de cuestiones pero desde un punto de vista escéptico. No he tenido ningún tipo de experiencia paranormal, ni me he movido en estos círculos, y sin embargo es mi propio interés en encontrar una explicación lógica a estos casos (aunque a priori parezca no tenerla) lo que hace que sienta curiosidad por este tipo de temas. Me resultan fascinantes para indagar sobre ellos y crear historias que mezclen este carácter sobrenatural con el verdadero tema que pretendo plasmar en la historia, que suele ir hacia la búsqueda interior y el descubrimiento propio del personaje.
No soy un asiduo a jornadas de misterio, ni he pertenecido a grupos de investigación, pero es un mundo que me atrae mucho como escritor. Me genera preguntas a las que intento dar respuesta, llevándome a tramas y personajes interesantes a los que puedo enfrentar a situaciones que ni ellos ni yo mismo somos capaces de entender. Eso me parece lo más fascinante como escritor, porque como lector también es lo que busco.
La técnica de contacto con el más allá denominada psicomanteum es el elemento sobre el que orbita toda la novela. ¿Cómo conociste este proceso, y qué te llevó a escribir sobre ello?
El Psicomanteum lo descubrí una madrugada escuchando un programa de radio y de inmediato captó mi atención por mi propio temor a los espejos. Me pareció una técnica fascinante en su propósito de servir como duelo a las personas que habían perdido a un ser querido y permitirles cerrar esa herida, por lo que enseguida me interesé e investigué sobre ello. La búsqueda me llevó al doctor Raymond Moody y su libro Reencuentros. Contacto con los seres queridos tras su muerte, donde describe cómo él, como psiquiatra, utilizaba esta misma técnica frente al espejo para ayudar a sus pacientes en las situaciones de duelo, dejando por escrito testimonios muy interesantes. Unir la idea de alguien que descubre un miedo que tenía olvidado y la de una técnica de contacto con los muertos como forma de duelo, me ayudó a componer la trama sobre la que versa la novela.
Una casa sin reflejos... o con ellos.
¿Te has inspirado en algún periodista famoso del mundillo para crear al personaje de Saúl Aranda?
Saúl Aranda es, sin duda, uno de los personajes que más ha calado entre los lectores y de los que más orgulloso me siento. Creo que estoy en deuda con él porque podía haber ofrecido mucho más en la trama, así que posiblemente (y a petición popular) lo retome algún día para darle el protagonismo que merece. Saúl Aranda está inspirado en varios de esos grandes profesionales del mundo del misterio, como Germán de Argumosa o Jiménez del Oso, que marcaron a toda una generación. El personaje no tiene nada que ver con ellos, ni he pretendido replicarlos o parodiarlos. Es más bien fruto de una mezcla de los retales de mis recuerdos y mi propia visión de cómo se podría sentir hoy día una vieja gloria del periodismo de investigación en una época que parece carecer de memoria, que olvida demasiado rápido y que desprecia, más que valora, el trabajo ajeno. Saúl en ese aspecto me servía como perfecto catalizador de esa frustración, acompañando a un joven investigador que aún cree que se puede llegar a la verdad.
El género de terror que se escribe actualmente admite referencias de todo tipo. ¿Cuáles son tus mayores referentes a la hora de escribir, ya sean literarios o de otras disciplinas como el cine y la TV?
Mi interés por la lectura nació con las novelas de Stephen King (al rey lo que es del rey). Él fue quien me introdujo, con tan solo trece años, en el mundo de la lectura adulta con novelas como Carrie, Misery o El resplandor. Recuerdo gastarme la paga que me daban mis abuelos en las ediciones de bolsillo y pasarme los veranos leyendo esas historias que no tenían nada que ver con lo que había leído anteriormente y que abrieron un mundo desconocido ante mí. Sin duda lo considero como mi gran referente al que han seguido otros autores como Richard Matheson o Ray Bradbury.
El cine de terror ha sido un gran referente para mí, pero sin olvidarme de la televisión. Fue en esos veranos de lectura cuando descubrí también a Hitchcock con su adaptación de relatos y extrañas historias en Alfred Hitchcock presenta. Me fascinaban los episodios de Historias de la cripta o La dimensión desconocida. Sin olvidarme de Chicho Ibáñez Serrador y sus Historias para no dormir. Creo que este tipo de relatos son los que más han marcado mi obra por el impacto que me causaron en esa etapa de mi vida.
El terror psicológico de Una casa sin reflejos mezcla muy bien, en mi opinión, los miedos intrínsecos de los personajes con la sugestión propia del género, demostrando que dominas los recursos para llegar al lector a través del miedo. ¿Tienes pensado seguir por esa senda en el futuro, o estás abierto a explorar otros géneros o temáticas?
Tengo claro que, por ahora, seguiré por esa senda porque es la que más me interesa, también como lector, y porque creo que es en la que mejor me desenvuelvo. Me interesa mucho lo que sucede del cortex cerebral hacia dentro en situaciones desconocidas; cuando las personas nos enfrentamos a circunstancias que no controlamos o no comprendemos. Sin embargo sé que desarrollaré otros géneros en el futuro porque tengo ideas que nada tienen que ver con el terror y que acabarán saliendo a relucir, tarde o temprano. Me suelo guiar por las señales que me va mandando mi subconsciente a la hora de elegir la idea a desarrollar.
¿Cómo combates el bloqueo del escritor?
Por ahora a lo que me enfrento es a la “falta de tiempo de escritor”, pero cuando me quedo bloqueado suelo visualizar la escena y hacer alguna actividad rutinaria que me ayude a liberar la mente para que fluyan las palabras y los diálogos. Una ducha, un paseo o escuchar música son las actividades que más me ayudan en el proceso de inspiración. La música instrumental suele ser mi mayor fuente de desbloqueo, pero siempre partiendo de tener muy claro dónde estoy en la trama y dónde quiero llegar. Sin duda hay que estar receptivo para cuando llega esa idea feliz que te resuelve la escena, por lo que una libreta, o las notas de voz, son indispensables para que no se olvide nada. Y lo digo porque son muchas las buenas ideas que nunca más volvieron por un exceso de confianza en mi memoria.
Tengo entendido que Una casa sin reflejos ha tenido cierta repercusión para los estándares de la literatura de ficción autopublicada. ¿Cómo valoras la experiencia de publicar a través de una plataforma como Amazon? ¿Qué ventajas o incovenientes encuentras en este método de publicación?
Mientras terminaba de escribir la novela fui valorando las diferentes opciones de publicación y consideré que la mejor de ellas, como autor novel, era la autopublicación. Es muy difícil entrar en el mundo editorial con una primera novela si no eres un personaje público o sin tener una gran repercusión en redes sociales. Me hubiese sentido muy frustrado enviando manuscritos a decenas de editoriales y no recibir respuesta, cosa que entiendo porque al fin y al cabo esto es un negocio. En ese sentido Amazon me ofrecía las opciones que necesitaba para empezar en este mundo: poder publicar con absoluto control sobre la obra, tener cierta visibilidad y hacerme con un público al que pudiese interesar. Me tomé la autopublicación como una carta de presentación y así probar si lo que estaba ofreciendo llegaba a tener una buena aceptación.
Por otro lado, esta forma de publicación sí que demanda mucho tiempo y un gran trabajo en paralelo a la escritura. Hay que tener en cuenta que eres el responsable absoluto de la obra y que tanto las correcciones, maquetación, portada y marketing editorial corren de tu cuenta y riesgo.
Apunten su nombre. Sergio Requejo ha llegado para quedarse.
¿Qué opinas de la situación actual del mercado literario en España, en especial referente a género de terror o fantástico?
Creo que se escriben cosas muy interesantes actualmente y que tienen poca visibilidad. Es necesario darle visibilidad a los autores nacionales de este género, tanto los que ya tienen una trayectoria como a los noveles. Personalmente diré que he descubierto a muchos autores gracias al club de lectura “Dentro del Monolito” y espero que siga así en el futuro. Yo estoy empezando en esto y sé que aún me queda mucho trabajo por delante, pero creo que tengo mucho que mostrar y que puedo ofrecer una visión y estilo propios dentro del género y el mercado nacional.
Siempre pido a mis entrevistados que intenten descubrir una joya literaria que sea poco conocida o que esté infravalorada. ¿Sabrías decirme algún título?
Hay una novela que me resultó impactante cuando la leí hace unos años y que, aunque tuvo mucha repercusión en los años setenta, no tiene el lugar que se merece. Se trata de El Otro de Thomas Tryon, de 1971. Una novela de auténtico terror psicológico, precursora de este género, y de la que han bebido otros grandes escritores posteriores. Hace unos años era bastante difícil de encontrar en España, pero ahora cuenta con un par de reediciones que la hacen más asequible. Vista con perspectiva me parece una novela imprescindible para los amantes del género de terror psicológico, que es mi favorito.
Otra pregunta clásica: 3 libros y 3 películas de terror. ¿Cuáles son tus favoritos?
Sin duda en primer lugar recomiendo Frankenstein de Mary Wollstonecraft Shelley. Aunque llegué muy tarde a esta novela por mis prejuicios cinematográficos, se ha convertido en una de mis favoritas e imprescindibles. Y siguiendo la senda de libros que me más me han marcado y sorprendido nombraré El Exorcista de William Peter Blatty por su estilo y El resplandor de Stephen King, porque me parece impecable en cuanto a descripción de personajes y con una trama redonda.
Con respecto a películas es muy difícil elegir también solo tres, pero tengo fascinación por El hombre de mimbre (The Wicker Man, 1973) de Robin Hardy, El resplandor (The shining, 1980) de Stanley Kubrick y Amenaza en la sombra (Don’t look now, 1973) de Nicolas Roeg.
Sé de buena tinta que ya estás trabajando en tu siguiente novela ¿Qué puedes avanzar sobre ella?
Estoy metido de lleno en su desarrollo, pero en paralelo estoy recopilando varios relatos de terror que quiero incluir en una antología que pretendo publicar el año que viene. En cuanto a la nueva novela, ahora estoy en fase de documentación y desarrollo de la trama y los personajes. Me encuentro con ese caso que mencionaba anteriormente de que es mi propio subconsciente el que ha decidido que sea esta historia, y no otra de las que tengo en la recámara, la que finalmente sea mi segunda novela. En esta ocasión me acerco más a lo sobrenatural y a un terror más atmosférico (si es que eso existe), relacionado con lugares de poder, tres explosiones en una mina de carbón a lo largo de los años y las consecuencias para un pueblo que guarda un gran secreto bajo tierra.
Una casa sin reflejos puede encontrarse en Amazon, tanto en formato digital como en físico.