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Entrevista con Bertrand Tavernier

Publicado el 16 febrero 2011 por Pilarm

Entrevista con Bertrand Tavernier

Desde Filmax nos hacen llegar esta pequeña entrevista a Bertrand Tavernier, director de En el centro de la tormenta, que se va a estrenar el próximo 11 de marzo.

En el centro de la tormenta está protagonizada por Tommy Lee Jones, John Goodman, Peter Sarsgaad, Mary Steenburgen, Kelly Macdonald y Ned Beatty y la sinopsis es la siguiente:

Nueva Iberia, Luisiana. El detective Dave Robicheaux sigue la pista de un asesino en serie cuya debilidad son las chicas jóvenes. Mientras vuelve a casa después de estar en la escena de un nuevo crimen, Dave conoce al glamuroso actor de Hollywood Elrod Sykes. Sykes se encuentra en la ciudad rodando su nueva película, que está coproducida por uno de los líderes locales del crimen organizado, Baby Feet Balboni. Es el propio Sykes quien le cuenta a Dave que ha visto un cuerpo tirado en un pantano, el cadáver descompuesto y encadenado de un hombre negro.

El descubrimiento saca a relucir recuerdos del pasado de Dave. Y tiene la sensación que los dos casos están relacionados.

Pero a medida que Dave se acerca al asesino, el asesino también se acerca a Dave y a su familia…

A continuación, la entrevista:

¿Cómo le surgió la idea de adaptar la novela de James Lee Burke?
Hace años que soy fan de sus libros y que me rondaba por la cabeza adaptar una de sus historias de la serie de Dave Robicheaux. Philippe Noiret y yo compartíamos la misma pasión por las novelas de Burke. En cierto momento dudé entre Dixie City Jam e In the electric mist with confederate dead, y finalmente opté por la segunda. Aún me parece oír a Noiret diciéndome “¿Estás hablando del libro del general? Es una gran novela”. Así pues, me puse en contacto con Burke para adquirir los derechos del libro y me dijo que precisamente era la historia de la que se sentía más orgulloso. Entonces me puse a buscar un productor norteamericano, y pensé en Michael Fitzgerald por la filmografía que le avalaba, que incluye Sangre sabia, de John Huston, El juramento, de Sean Penn, y Los tres entierros de Melquíades Estrada, de Tommy Lee Jones.

¿Había pensado en actualizar la historia y transportarla al presente?
Por supuesto. La novela está escrita a principios de los 90 y yo estaba convencido de que, al rodar en Luisiana –ni me planteé hacerlo en otro sitio–, tuvimos que incluir el desastre del Katrina y sus secuelas. Resultó más apasionante, le dio más significado y fuerza a la historia y reflejaba perfectamente el negocio criminal de Balboni. El mafioso había robado cientos de miles de dólares tras el paso del huracán.

Ha trabajado en estrecha colaboración con Burke, ¿verdad?
Fue nuestro guía en Nueva Iberia. Nos ayudó a localizar la tienda de cebos de Dave y Batist, que juega un importante papel en el libro. Allí es donde Dave y Batist venden el cebo, salchichas y tartas. También me presentó a los jefes de policía que entrevisté para asegurarme que, si actualizaba la narrativa, la línea argumental seguía cohesionada. Quise asegurarme de que el mundo en que vivía Balboni era en el presente tan violento como se había descrito en el libro. Y no cabe duda de que lo era. El sheriff de Nueva Iberia –el área de operaciones de Dave Robicheaux– me dijo que la situación actual era más violenta que la que narra la novela. La cuestión es que muchos mafiosos se han enriquecido gracias al Katrina desfalcando y malversando dinero procedente de ayudas federales.

¿Hay algún personaje inspirado en personas reales del pueblo?
Sí, como el sheriff, que no tenía nada que ver con los personajes arquetípicos de la televisión. El sheriff Sid Herbert de Nueva Iberia era un personaje educado que ni siquiera llevaba arma e insistía en que todos sus ciudadanos respetaban la ley. ¡También preparaba el mejor estofado de cangrejo y el mejor gumbo (un guiso típico de Luisiana)! Además, decidí eliminar algunos personajes, como el subjefe de policía racista. Nuestro sheriff no tenía lugar en su equipo para alguien así, ése era un personaje de los años 80.

¿Puede hablarme del guión?
Para empezar, Michael Fitzgerald me presentó a Jerzy Kromolowski y a Mary Olson-Kromolowski. Me encantó el guión que habían escrito para El juramento. Jerzy también había firmado una bella adaptación de As I lay dying. Cuando terminaron el primer borrador estuve en desacuerdo con algunos puntos, incluyendo el final, que quedaba demasiado explícito y no era lo suficientemente romántico.
Entonces nos reunimos con Burke para seguir trabajando en el guión. Le pedí que escribiera la voz en off inicial y buena parte de los diálogos. Y finalmente, Tommy Lee Jones le puso su ingrediente personal. Analizó cada palabra casi compulsivamente, hasta la última coma, y eliminó todas las frases demasiado explícitas, así como todas las escenas redundantes que pueden verse en las series de televisión. Realizó un gran trabajo al condensar algunas escenas con diálogos concisos y directos. También reescribió algunas partes durante el rodaje, como la preciosa escena de la salamandra y la conversación entre Alafair y Elrod sobre lo que significa ser una estrella.

¿Podría describir el personaje de Dave Robicheaux?
Robicheaux sobresale como uno de los personajes más interesantes de la novela negra junto con Philip Marlowe. Es un tipo apasionantemente complejo y atractivo a la vez, que arrastra rémoras del pasado. Busca proteger el mundo en el que ha crecido, un mundo amenazado hoy por hombres codiciosos y malos. Es un hombre con unos grandes valores morales, pero se deja llevar por la furia ante la injusticia y la maldad del ser humano. Es la viva imagen de la “decencia común” definida por George Orwell como los cimientos de la democracia: la decencia común engloba varios atributos como la generosidad, la lealtad, el altruismo, el acto de dar sin recibir nada a cambio y la solidaridad colectiva.
Es un poli conocido por sus métodos poco ortodoxos…
De hecho, él confía en su instinto. Conoce a la gente y sus costumbres tanto como la historia de aquella tierra. Su conducta se acerca más a la del inspector Maigret que a la del típico poli de serie norteamericana. Estaría dispuesto a quebrantar la ley si fuera necesario. Está cargado de rabia contra aquellos que destruyen los pilares en los que él cree, y eso es exactamente lo que le hace ser un hombre apreciado. También experimenta las punzadas de culpabilidad que le propina su fe católica.

Tommy Lee Jones retrata magníficamente a este personaje tan polifacético.
Realizó un excepcional trabajo interpretando los ramalazos de ira e ironía, su compasión y educación, sus rarezas y su miedo a la desilusión. También capturó de forma soberbia el sentido del humor de Robicheaux: las ristras de insultos que le lanza a Balboni, que chocan con su lenguaje sofisticado, son de lo más divertidas. Tommy bordó también esa violencia inducida por la culpabilidad de Dave. Y, por encima de todo, está esa interpretación natural, desprovista de cualquier artificio, que le ha permitido conseguir el personaje que ahora todos elogian.

Un actor como Tommy Lee Jones, ¿necesita que le dirijan?
Prácticamente no. Cuando está en el plató no se puede hacer nada más que admirarle. Debo decir que antes del rodaje habíamos trabajado juntos unas 30 veces en el guión. Estudiamos cada frase, cada palabra y cada signo de puntuación, con lo que al llegar al rodaje estaba tan bien preparado que casi ni tuve que decirle nada. Yo sólo escuchaba sus consejos sobre algunos diálogos, pues el inglés no es mi lengua madre y además está más familiarizado que yo con las escenas de lucha. A veces respondía con gran rapidez a lo que yo le pedía y al cabo de dos días me sorprendía con una nueva y extraordinaria escena.

Robicheaux está rodeado de muchos y monstruosos personajes.
En los libros de Burke abundan personajes secundarios llenos de matices: criminales, mafiosos, camareros sórdidos, etc. Son personajes pintorescos con un lenguaje propio que hemos tratado de incluir en el guión. Muchos de los diálogos proceden directamente de la novela. Otros están añadidos por el propio Burke, como los insultos de Balboni al periodista local o la línea de Cholo cuando dice que, por culpa del Katrina, Luisiana tiene tan poco dinero que no puede permitirse lobotomizar a gente como él.
¿Puede hablarme de la relación entre Dave y Elrod?
Al principio son polos opuestos. Elrod es el que se acerca a Dave y el que siente que tienen algo en común y comparten muchos puntos de vista. Creí que podrían hacerse amigos de forma muy sutil. Le daría más sustancia a la historia. Con Burke, las relaciones entre los personajes prevalecen sobre la trama.

La interpretación de Peter Saarsgard es asombrosamente natural.
No puedo estar más orgulloso de tenerle en el reparto. Tenía un poco de miedo del alcoholismo del personaje, porque en las películas los borrachos suelen estar sobreinterpretados y los actores usan clichés. Pero Peter no usó ni uno solo –retrató admirablemente la euforia que provoca la ebriedad. Eran unas escenas francamente divertidas.

¿Y qué me dice de Kelly?
Al principio de la novela, Kelly parece la típica rubia tonta que al final resulta que tiene algo más. Esto no lo pudimos reflejar en la película porque Kelly Macdonald es una actriz de lo más sensible e inteligente. Además, quise ahorrarle tiempo y mostrar su humanidad en un punto más temprano de la película, de modo que incluí la escena entra ella y Bootsie, donde se da a entender que Kelly quiere tener un hijo. Me gusta esa escena cuando están hablando en la cocina y se oye un trueno en la distancia. Es una de esas “tomas inútiles” que dicen tanto.

¿Fue usted quien pensó en John Goodman para el personaje de Balboni?
Sí. Fue muy importante parta mí desde el principio. Quería a un actor que soliera interpretar al bueno de la película y seleccionarlo a contracorriente. Goodman estaba muy familiarizado con el universo de Burke y soñaba con interpretar a Clete Purcell –pero nunca se habría imaginado encarnando a un gánster italoamericano como Balboni. Cuando le dije que el personaje no tendría ningún acento especial porque era de segunda generación y hablaba como los nativos de Nueva Orleans se le abrieron inmediatamente los ojos y se entusiasmó con el papel.

Hábleme de Mary Steenburgen.
Igual que en la pantalla Tommy Lee es la encarnación de Dave Robicheaux, no hay mejor actriz que Mary Steenburgen para el papel de Bootsie. Es radiante, desenfadada y afable. Dave no le da ninguna lástima, simplemente le muestra todo lo que él le debe sin tener que articular palabra.

La cinta transmite la idea que no se puede escapar del pasado, esté relacionado con la Guerra Civil Norteamericana, la del Vietnam o un crimen racista cometido 40 años atrás.
Lo que siempre me ha atraído de Burke es su relación con el pasado: sostiene que en Luisiana, el pasado determina el presente. Para él, el hecho que la gente no se atreviera a afrontar el problema racial durante la Guerra Civil no ha hecho más que conllevar crimen y corrupción. En Luisiana, todo acto de violencia puede vincularse de una forma u otra a un momento pretérito. Ya he tratado este problema en varias ocasiones en otras de mis películas, así que esta vez no me ha costado sacarlo a relucir de nuevo.
Así pues, tuve que sumergirme en la cultura de Luisiana para evitar filmar un filme propio de un turista. Mi mentor, Michael Powell, solía decir: “Yo hago cine para aprender algo”, y a mí personalmente me encanta introducirme en mundos de los que no conozco absolutamente nada para filmarlos desde dentro.

La película es asombrosamente realista.
Me di cuenta de la cantidad de gente de Luisiana que se siente molesta por cómo Hollywood retrata sus costumbres y acentos, que por cierto el de Nueva Orleans y el de Nueva Iberia son muy distintos. En la mayoría de producciones ambientadas en Nueva Orleans el acento de la gente está exagerado. Así que sentí que debía respetar a la gente de Luisiana y su modo de vida y me propuse firmemente ser respetuoso con su forma de hablar. Quise afrontar tanto las cosas más bellas como las más tristes.
Por la misma razón, las localizaciones tenían que ajustarse al máximo a la realidad, así que quise rodar la película en Nueva Iberia, que es donde transcurre la novela, para demostrar que los personajes pertenecen a un entorno específico. Por motivos de credibilidad también pedí al sheriff, a su ayudante y al juez de instrucción local que me ayudaran como asesores técnicos.

Su Nueva Orleans es muy distinta a la que estamos acostumbrados a ver en las películas.
En lugar de rodar en el barrio francés que tanto hemos visto en las películas, creí que sería más interesante filmar la estación de autobuses o a alguien que utilizaba la devastación del Katrina para realizar contrabando en una iglesia abandonada –incluso puede verse el logo de la FEMA (Agencia Federal de Gestión de Emergencias) en algún paquete, porque el tipo en cuestión se hacía negocio con los lotes de alimentos y útiles básicos para sobrevivir a la catástrofe del Huracán proporcionados por la agencia.

El diseño de producción es simplemente extraordinario.
Seleccioné a varios técnicos que me habían impresionado con Los tres entierros… y a otros que me había recomendado Michael Fitzgerald, incluyendo la diseñadora de producción, Meredith Boswell, que ha realizado un trabajo excepcional. De hecho, lo mejor de todo es el resultado de su labor es totalmente orgánico y pasa del todo desapercibido. Me refiero especialmente al campo del final de la película o a la casa de Dave, decorada con tanto detalle y precisión que se ve hasta un plano corto de sus libros y CDs, con lo que se da a entender que no se trata de un policía normal y corriente.

El filme raya en ocasiones la fantasía…
Es indiscutible que el trabajo de Burke tiene algo de metafísico, como lo tenían las novelas de Jim Thompson. Y eso me encanta. Te ayuda a escapar de lo que yo llamo “dictadura de la narrativa” y a romper con los clichés del género. Pero para llegar hasta allí debes darle vida a ese mundo –y a los personajes que lo habitan. Para mí esta película como una hermana de 1.280 almas.

La religión también es algo importante en la obra de Burke y en su personaje Dave Robicheaux.
Sí, y también me interesa mucho. Burke es un devoto católico, aunque liberal. Y esta característica puede aplicarse también a Robicheaux, quien se rige por el idealismo y la culpabilidad. Una vez más, aquí me encontré en un terreno familiar porque yo me he criado en un entorno católico. Quise que Bootsie trabajara con las monjas activistas que Burke me había presentado, que reconstruyeron cientos de casas de pescadores y granjeros que el Katrina o el Rita habían arrasado. También lucharon intensamente contra el abuso de las grandes compañías petroleras y gasistas de la región y Burke les dio su apoyo en esta acción.

¿Cómo capturó el ambiente fantasmagórico, casi mortuorio de Luisiana?
Cuando vas por los pantanos te impacta la insoportable fetidez de las ciénagas y las marismas, y te sobrecoge una combinación de extraordinaria belleza y sensación de decadencia. Burke no dejaba de decirme que Luisiana era una región tercermundista y que eso era lo que le esperaba al resto del país si Bush seguía mandando.

¿Cómo trabajó la fotografía?
Quise tener un director de fotografía francés en el equipo, y hacía tiempo que quería volver a trabajar con Bruno de Keyzer. Se mostró entusiasmado con la idea de rodar una película de crímenes en los pantanos y capturar los colores apagados de la región, a la vez que creaba una atmósfera de cine negro en CinemaScope. Lo que hicimos fue determinar de antemano la iluminación de cada escena, aunque después tuviéramos que ajustarnos a los constantes cambios de luz de Luisiana.

Ha trabajado con el compositor Marco Beltrami.
Desde el primer día quise contar con él porque me impresionó con la banda sonora de Los tres entierros… y El tren de las 3:10. Y estaba gratamente sorprendido, porque normalmente se ficha a los compositores cuando el rodaje ya ha terminado. Incluso fue a Luisiana a captar el feeling de la música cajún (grupo étnico de Luisiana descendiente de canadienses francófonos) y a hablar con musicólogos. Esto nos ayudó a determinar con gran antelación el uso de instrumentos de percusión o del acordeón, o de unos u otros temas musicales. Además, me dio plena libertad para realizar las modificaciones que considerara oportunas durante el proceso de mezcla de sonido, ya que grabó cada instrumento en una pista separada.

También ha usado música que ya estaba hecha.
Son piezas que elegí personalmente, como “I’m a hog for you” y “Coming home”, de Clifton Chenier. O también como “Rendez-moi Pauline” y “J’ai passé devant ta porte”, de Michael Doucet, que descubrí gracias a los chicos del equipo cajún y me gustaron tanto que las puse en la película.

¿Qué es lo que más recordará de esta experiencia americana?
No importa lo agobiante que pueda ser el sistema de producción norteamericano o la influencia de los sindicatos. Yo he trabajado con gente fantástica, incluyendo los cámaras, los subjefes de equipo (que eran cajunes) y los ayudantes. Y quiero mencionar especialmente al mezclador de sonido, Paul Ledford. La banda sonora está grabada maravillosamente en sonido directo, tanto, que algunos la llamaron “sonido orgánico” durante el proceso de mezcla. Antes del rodaje, Paul incluso estuvo buscando potenciales fuentes de ruido por internet. Y yo tenía el sonido que él había grabado por un lado, en una pista separada, y por otro el sonido que había grabado Larry Blake, el mezclador de sonido de Steven Soderbergh. El proceso de mezcla en Boloña, con Olivier Do Huu, fue una experiencia muy interesante. A partir del material que habíamos recogido, pudimos realizar ciertos movimientos de valor añadido para el sonido del filme. Yo quería que la banda sonora incluyera la atmósfera de la Luisiana sureña, los arrullos de los animales y los cantos de los pájaros. También quise preservar la belleza de las voces. Tommy Lee, John Goodman, Mary Steenburgen, Buddy Guy y Kelly McDonald tienen unas voces únicas que han contribuido enormemente en la musicalidad de la película. Y quise que En el centro de la tormenta tuviera una cualidad musical en este aspecto, gracias a los ritmos y a la intensidad de sus voces.


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