A la hora pactada llega Pablo tras unas gafas, un look deportivo y hablando por el móvil. En cuanto cuelga, no duda en disculparse y comienza a saludar a todos con una sonrisa que no le abandonará durante toda la sesión. En cuestión de segundos consigue meterse a todo el equipo en el bolsillo. Es fácil trabajar con él: se deja aconsejar por la estilista y, más tarde, por la fotógrafa, que, sorprendida, dice: “¡No sabía que este chico era tan guapo!”. Pablo, entre risas y con la dosis justa de vergüenza, contesta: “¡Muchas gracias! ¡Voy a salir de aquí con la autoestima altísima!”. Así es él. Educado, cercano, carismático y muy simpático.
Si la fama le ha cambiado en algo, es imperceptible. Y cuesta creerlo en un chico de solo 25 años que tiene tras de sí no solo 26 discos de platino y el don de las superventas en España y Sudamérica, sino un ejército de fans al que se alistan abuelas y abuelos, madres y padres, jóvenes... ¿El mejor ejemplo? Una foto suya en Instagram anunciando que venía a la entrevista desató la locura y @revistaAR fue trending topic nacional.
Ahora está en plena promoción de su cuarto disco, Terral, que describe como “cien por cien yo” y que deja atrás el dramatismo de sus letras para dar paso a sonidos más bailables. Siete días después de publicar su single Por fin, las visitas en Youtube ya ascendían a dos millones. El contador sigue saltando y, al cierre de esta edición, ya está acariciando los cinco millones.
¿Te esperabas este recibimiento?
La verdad es que no. Además, es un disco en el que he puesto mucho empeño y es mucho más personal que el resto. Por eso, que tenga esta acogida es maravilloso.
El título de tu disco es una expresión muy malagueña. ¿Has querido hacer un homenaje a tu tierra?
Sí. Por un lado, el título hace referencia al viento que llega del Atlántico, fresco y cálido, que hace que te transportes directamente al verano. Por otro, necesitaba un título con raíz y quiero que la gente sepa que tengo presente a mi tierra a pesar de no estar casi nunca en Málaga.
Siempre te has descrito como muy de tu tierra y de tu familia...
Sí, soy muy casero y familiar. Siempre que puedo, me los intento llevar a todos conmigo.
Tu familia ha sido un referente importante en tu carrera.
En mis inicios mi padre y mi madre puede que me sobreprotegieran, pero fue porque firmé mi primer contrato con 18 años y la visión de esta industria es de un mundo de tiburones. Mi familia cumple su función, que es proteger al más chiquitito de la casa. Son mi pilar fundamental para todo. Tenemos una conexión muy grande. El problema y las alegrías de uno son también los de todos.
Seguís viviendo todos juntos en la casa de Málaga, ¿no?
Aquí en Madrid tengo mi casa, pero cuando bajo a Málaga vivimos todos juntos [en un chalet en Benalmádena]: mis padres, mi hermana, mi cuñado, mis sobrinas... No es que sea una mansión ni nada, que la gente piensa que soy marqués o cosas así, pero vivimos como nos mola: apretados [risas] y felices.
Entonces, no se puede decir que seas un hombre solitario...
No, no: prefiero la compañía. Me gustaba la soledad cuando era más joven, pero ahora me he dado cuenta de que esta profesión da mucha soledad. Cuando terminas un concierto y vas a un hotel, estás solo. Cuando terminas una promoción y acabas reventado, estás solo... Muchas veces se echa de menos estar acompañado.
En un momento dado te decantaste por estudiar Filosofía. ¿Por qué?
Empecé esa carrera porque me pareció que me ayudaba a componer y a entender el momento en el que estaba. Estudiar todos los pensadores y saber cómo ha visto el mundo cada uno de ellos... era una especie de terapia. La sensación de pensar “qué bien no soy el único que se come la cabeza” me reconfortaba mucho. Pero tuve que dejarlo porque no podía con todo.
Con 25 años, ya has conseguido un éxito difícil de superar... ¿No te da miedo caer?
Bueno, esto viene y va. Lo importante es tener las herramientas necesarias para sujetarte, tanto cuando van bien las cosas como cuando van mal.
Y ¿cómo consigues que el éxito no se te suba a la cabeza?
[Risas] Si supieras todo lo que se trabaja... Además, la fama y ser un personaje público no me interesa: es solo consecuencia de mi trabajo. A mí lo que me gusta es estar en mi casa, ir a la playa, ir a comprar el pan... Quiero que la gente entienda que soy humano y que me gustan las cosas normales, y no quiero dejar de ser quien soy yo.
En estos últimos cinco años algo habrá cambiado en ti...
Siento que estoy más tranquilo en todos los aspectos y estoy aprendiendo a ser consciente de que soy feliz en el mismo momento de serlo. Me río cuando salen mal las cosas o cuando meto la pata. Ya no tengo la presión de hacerlo todo perfecto, porque no hay nada que lo sea. Y tengo la satisfacción de haber hecho un disco y que, funcione o no, la gente va a escuchar algo que es cien por cien yo.
Los amigos de Pablo Alborán
Es habitual ver a Pablo compartir escenario con otros compañeros de profesión con los que ha colaborado a lo largo de sus cuatro discos. Compañeros que se han convertido en amigos, como demuestran sus cuentas de Twitter e Instagram, donde es habitual encontrar fotos con Miguel Bosé , Jessy Joe , Carminho o Ricky Martin , con quien ha hecho el tema Quimera dentro de este disco: “Me gusta trabajar con la gente no por estrategia, sino por una cuestión musical. Me ayuda a madurar y a aprender todo lo que puedo de ellos”.Ya puedes disfrutar en nuestra galería de dos de las fotos de este reportaje que han visto la luz hoy.
Da clic en las imágenes para entrar en el álbum. Fuente y fotos: Revista AR.YA ESTÁ A LA VENTA EL NÚMERO QUE CONTIENE EL REPORTAJE DE PABLO ALBORÁN.