Revista 100% Verde
Otra de las faenas que realizo anualmente en mi huerto, por estas fechas, es la plantación de los cebollinos, que darán origen en la próxima primavera a las cebollas, importante hortaliza que abastecerá la cocina de casa durante varios meses. Previamente en los primeros días de septiembre, realicé la siembra de la plantera. Para ello, una vez elegido el lugar adecuado, preparé la tierra lo mas desmenuza y suelta posible, realizandole un buen aporte de compost de obtención propia. Las semillas fueron de obtención propia y recibidas de intercambios, de diferentes variedades, como son la Dulce de Fuentes, Babosas, Morada. Tras su siembra y debido a las altas temperatura de esa fecha, realicé riegos frecuentes, para mantener la tierra con la suficiente humedad para la germinación de las semillas, comenzando su nacencia a partir de los 10 o 12 días. A partir de su nacencia, seguí procurando mantener la tierra con la suficiente humedad, para conseguir un correcto desarrollo de los cebollinos, hasta que estos alcancen el tamaño adecuado, sobre unos 20 cm. de altura, tamaño ideal para realizar su trasplante al lugar definitivo de su crianza. Para su trasplante, prepare el terreno con un buen aporte de estiércol de caballo y tras pesarle el motocultor, realicé los caballones o lomo, colocando las tiranteces, para un correcta alineación de siembra, Una vez acondicionado el lugar de trasplante, se realiza los preparativos para obtención de los cebollinos. Para ello, procede al riego de la plantera, con objeto de ablandar la tierra y facilitar el arranque de los cebollinos. Tras efectuada esta operación, se acondicionan estos, cortándose las raíces y tallos para su emparejamiento. Como en otras muchas cosas que estoy experimentando este año con el purin de ortigas, he metido los cebollinos en el purin, para que se remojen sus raíces, con intención de que sirva de revitalizante en el estrés que sufre una planta en su trasplante. A continuación, he procedido a su trasplante final, con tres hileras por lomo, sembradas al tresbolillo. Para una correcta colocación equidistante, coloqué una cinta métrica. He utilizado guantes por el tema de evitar el contacto con el purín por su fuerte y desagradable olor. Con una navaja he ido abriendo el hueco, donde he colocado el cebollino, que he regado y he terminado de tapar con una excelente arena limosa que he conseguido de una correntia de agua de lluvias. En esta ultima foto, se puede apreciar que a los pocos días de su trasplante, los cebollinos presentaban un inmejorable aspecto. Con todo los expuesto, doy por terminado este comentario sobre la plantación de una de las más importante hortaliza que cultivo en mi huerto. Un saludo cordial. Antonio