Siendo fascinante, revolucionario e innovador, el Ajax de finales de los 60 y principios de los 70 que de forma tan extraordinaria condujo el gran Johan Cruyff instauró en concepto del “Fútbol Total” y conquistando innumerable cantidad de títulos enamoró Europa y el mundo básicamente mediante el espectáculo.
El debut de Cruyff y la posterior llegada de Rinus Michels:
En tiempos en los que los conjuntos holandeses estaban lejos de representar una amenaza para el resto de los equipos del continente europeo, lo que sin lugar a dudas marcó el inicio de aquellos gloriosos y recordados años del Ajax fue el debut del gran Johan Cruyff.
Flaco, alto y de apariencia física endeble, Cruyff llegó al club siendo apenas un chico y tras sortear exitosamente todas las categorías menores inició su inmaculada trayectoria el 15 de noviembre de 1964, día en el que de la mano de la mano de Vic Buckingham y con 17 años realizo su estreno ante el Groningen marcando un gol y dando grandes muestras de un talento inconmensurable.
Las sensaciones de que algo grande había comenzado a gestarse fueron inmensas luego de aquel día, tal es así que posteriormente el pequeño Johan firmó su primer contrato como profesional junto a otro canterano, Piet Keizer, quien con los años también se transformaría en una pieza fundamental del equipo. “Eh, señora, ¡deje de lavar esa ropa! Ahora tendrá que atender a Johan Cruyff, el mas grande jugador de fútbol del mundo”, le dijo Cruyff a su madre ni bien llegó a su casa tras estampar su firma.
Al deslumbrante debut del “Flaco”, dos meses y medio después se unió el arribo de Rinus Michels, quien habiendo sido jugador del club entre los años 1945 y 1958 asumió el cargo de entrenador sin experiencia alguna y con el equipo en plena puja por evitar el descenso a la Segunda División.
El “Fútbol Total” como concepto:
Sin que su inexperiencia le sea perjudicial, Michels evitó que el equipo descienda e inmediatamente después inició su inmaculado periplo de siete años moldeando el once a su gusto y sentando progresivamente las bases de un estilo de juego que perfeccionó y que posteriormente fue bautizado como “Fútbol Total”.
Dicho sistema de juego se plasmaba en cancha con un 4-3-3 y llevado a la practica por futbolistas que hacían de la polifuncionalidad su mejor herramienta era desarrollado bajo tres pilares fundamentales: el pressing ofensivo, la táctica del fuera de juego y la posesión del balón.
Dentro lo que era la estructura del equipo, el intercambio de roles era permanente. Los once jugadores que ingresaban a la cancha no tenían asignado un papel especifico y al estar física, técnica y tácticamente preparados podían ocupar de forma absolutamente natural las distintas posiciones. Cualquiera podía ser defensor, mediocampista y atacante.
“El plan consiste en acosar sin tregua ni respiro al adversario para recuperar la posesión del balón, y no ceder a ningún precio la iniciativa del ataque al contrincante, contando con dos requisitos básicos: un espíritu de lucha inquebrantable y una perfecta preparación física, sin los cuales el sistema se derrumba irremediablemente”, explicaba Michels, quien definía el estilo como “Pressing Football”.
Siempre con el balón, el equipo basculaba brillantemente sobre el terreno. Nadie se quedaba quieto. Defendían todos y atacaban todos y frente al desconcierto que esto producía en el rival los espacios por los cuales trazar combinaciones y progresar se abrían por todos lados. La posesión era eterna y el asedio permanente.
Una vez aceitados los engranajes, aquel magnifico Ajax que el gran Rinus había construido con trabajo y paciencia en torno a la figura de un Cruyff al que fortaleció asignándole un plan de preparación física especialmente confeccionado comenzó a funcionar de forma perfecta.
Si bien era justamente Johan el futbolista que por características más se destacaba, lo cierto es que aquel Ajax que conquistó el mundo gracias a su forma de entender y jugar al fútbol contaba con jugadores de excepción en todos los puestos.
En los laterales, por ejemplo, se movían Wim Suurbier (derecha) y Rudd Krol (izquierda), quien destacando por ser extremadamente limpio y confiable en el corte y sumamente influyente en ataque extendía su presencia a toda la línea defensiva, mientras que en el centro del campo se desempeñaban Arie Han, Gerrie Mühren y el incansable Johan Neeskens.
En ataque, en tanto, el poderío estaba representado en Piet Keizer, Sjaak Swart (posteriormente Jonny Rep) y el propio Cruyff, quien partiendo como delantero centro pero moviendose por donde quería ejercía de líder y orquestaba los movimientos del equipo en base a jerarquía, talento y elegancia.
Los frutos de la siembra:
Al funcionar de forma tan excepcional aquel Ajax se tornó imparable, razón por la cual entre 1965 y 1971, año en el que Michels dejó su cargo para marcharse al Barcelona, conquistó cuatro Ligas (temporadas 1965/66, 1966/67, 1967/68 y 1969/70), tres Copas de Holanda (1966/67, 1969/70 y 1970/71) y una Copa de Campeones de Europa (1971), la cual obtuvo dos años después de haber caído en la final de 1969 (aun sin Krol, Haan y Mühren) ante el Milan del Catenaccio.
En el encuentro decisivo, disputado el 2 de junio en Wembley, el rival fue el Panathinaikos dirigido por Ferenc Puskas, al que al equipo venció 2-0 con goles de Van Dijk y Haan refrendando la solidez como conjunto que ya venia exhibiendo a nivel domestico.
Al irse Michels, el equipo pasó a ser dirigido por el entonces desconocido rumano Stefan Kovacs (procedente del Steaua Bucarest) quien con muy buen tino le dio continuidad al estilo desarrollado por su antecesor y solo se abocó a perfeccionar aun más la táctica aplicando conceptos propios del básquet y otros deportes. ¿Que podia yo decirles a Cruyff o a Neeskens? Absolutamente nada. Solo les dejaba jugar”, dijo una vez.
Al ocurrir esto, el equipo siguió transitando la senda del éxito y en 1972 conquistó el Grand Slam, ya que además de la Liga y la Copa de Holanda obtuvo por segundo año consecutivo la Copa de Europa y alzó la Supercopa Europea (venció al Rangers en dos finales que son son reconocidas oficialmente por la Uefa por corresponder al primer centenario de fundación del club escocés, que se encontraba suspendido por un año luego de protagonizar incidentes en la final de la Recopa) y la Copa Intercontinental. Fue el momento de mayor esplendor.
El oponente al que el Ajax debió enfrentarse en aquella final de Copa de Europa, disputada el 31 de Mayo en la ciudad de Rottendam, la misma de la cual es originario el archienemigo Feyenoord, fue nada más ni nada menos que el Inter de Helenio Herrera, que sin que su táctica del cerrojo le sirva de mucho sucumbió ante dos tantos del gran Cruyff, quien por ese entonces tenia 25 años y ya había recibido uno de sus tres Balones de Oro.
Muchas de esas conquistas se repitieron al año siguiente, en el que sin conformarse ni perder la ambición el once alzó su sexta Liga en ocho años y obtuvo nuevamente la Copa de Europa, esta vez en Belgrado y tras derrotar por la mínima a la Juventus de Dino Zoff y Fabio Capello con un tempranero tanto de Rep.
La partida de Cruyff y el fin del ciclo:
La desintegración de aquel legendario y maravilloso conjunto se produjo a partir de la salida de Cruyff, quien hacia mediados de 1973 dejó el club y se marchó al Barcelona a cambio de 60 millones de pesetas, en el marco de una negociación en la cual también estuvo inmiscuido el Real Madrid.
En ese mismo año, al adiós de Cruyff también se sumo el de Kovacs, quien asumió como entrenador de la selección de Francia. Y al año siguiente el de Neskens (Barcelona). Y ya en 1975 y 1976 los de Haan (Anderlecht), Rep (Valencia) y Muhren (Betis).
Allí acabó el ciclo, ya que sin su entrenador ni muchos de sus jugadores claves el equipo fue incapaz de conservar los automatismos que lo habían transformado en el mejor del mundo. Lo que a partir de entonces y más aun después de lo hecho en el Mundial de Alemania 74 por la selección holandesa que dirigió el propio Rinus Michels y que integraron muchos de los futbolistas de aquel Ajax inolvidable comenzó a germinar fue el legado.