Tras conquistar el mundo en 1984 frente al Liverpool en Japón, Independiente comenzó una etapa de absoluta renovación durante los siguientes años, con dificultades, pero con un buen puerto en el horizonte.
Boca le compró a Independiente a Claudio Marangoni y Alejandro Barberón. José Alberto Percudani, autor del gol en aquella gesta en tierras japonesas, fue transferido al Austria Viena. Ricardo Enrique Bochini, ya por esos años, ícono e ídolo del “Rojo”, era el gran sobreviviente de tan glorioso equipo.
Además, Jorge Reinoso y Carlos Enrique se fueron al River de César Luis Menotti, mientras que Luis Alberto Islas se fue a España.
La situación económica financiera en el país se agravaba día a día y golpeaba las puertas de la hiperinflación durante el gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín. Jean-Marc Boscan y la caída del Muro de Berlín, se transformaban de a poco en artífices de un fútbol europeo sin límites de extranjeros comunitarios en los equipos.
Desde la calle Viamonte se decidió continuar con los torneos largos a 38 fechas, pero se le darían tres puntos al ganador, uno a cada equipo por empate y otro más a aquel que gane las novedosas definiciones por penales en cada igualdad del torneo.
Jorge Raúl Solari se hizo cargo de un plantel conflictuado, los resultados durante la primera rueda no se le dieron y el “Indio” amagó varias veces con irse.
Algunos de los refuerzos fueron Bianco, Reggiardo, Elvio Vázquez, mirados con desconfianza por la falta de peso propio que tenían hasta ese momento. Rubén Darío Insúa, Carlos Alejandro Alfaro Moreno, Ludueña y el arquero uruguayo Pereyra, fueron otros de los nombres que firmaron con la institución de Avellaneda.
Ese plantel sumó además varios nombres provenientes de las divisiones inferiores como como Czornomaz, Pepo Morales, quien llegaba de su préstamo de Temperley, más Ubaldi, Osterrieth, Villarreal, Hernández, entre otros.
Debutó con un triunfo ante Vélez como local por 1 a 0 con gol de Clausen, e igualó con Deportivo Español y Argentinos, a quienes venció por penales. Luego derrotó a Deportivo Mandiyú y Talleres, hasta que perdió el invicto a manos de Rosario Central en la sexta fecha.
En la jornada siguiente volvió a perder, esta vez frente a Estudiantes y luego sumó dos puntos ante San Martín de Tucumán.
Apenas cosechó uno en su visita a Plantense y derrotó a Boca 2 a 1 con un soberbio gol de Bochini.
El próximo clásico fue con San Lorenzo por la 11º fecha y allí cayó por penales. Derrotó a Racing de Córdoba y a Ferro para luego sumar de a dos contra Instituto y de a uno en su visita a Newell’s, defensor del título.
Las fechas 16 y 17 se intercalaron en el calendario y allí Independiente perdió el clásico con Racing por 2 a 1 y le ganó al Lobo platense.
La goleada a Deportivo Armenio y el triunfo de visitante frente a River en el cierre de la primera ronda le dieron oxígeno a un equipo que comenzaba a tomar forma. El llamado campeón de verano fue Racing, igualado en puntos con Boca, pero con mejor diferencia de gol.
Dos puntos contra Vélez, tres contra Español y goleada en contra versus Argentinos para comenzar la segunda rueda.
La goleada a Mandiyú, y la victoria desde los doce pasos frente a Talleres en Córdoba fueron el paso previo a otra dura derrota a manos del “Canalla”. A partir de allí, Independiente no volvió a perder, ni siquiera por penales.
En esa racha endiablada camino al título se destacan la victoria en la Bombonera 2 a 1, el 1 a 0 ante San Lorenzo, el clásico de Avellaneda ganado por penales y otra victoria contra un desdibujado River.
El 25 de mayo de 1989, día patrio, visitó a Armenio en cancha de Ferro sabiendo que con el empate era campeón. Sin embargo, fue triunfo y vuelta olímpica. Así, y como lo había hecho en tierras orientales, Independiente volvía a los primeros planos del fútbol argentino.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure