El seleccionado italiano venía de obtener el cuarto puesto en el Mundial Argentina 1978 y ya eran cuarenta los años sin títulos para la “Azzurra”. Sin embargo, la cita en España, en 1982, terminaría con esa extensa racha negativa.
En las Eliminatorias, Italia formó parte del Grupo 5 junto Luxemburgo, Grecia, Dinamarca y Yugoslavia. Finalizó segundo con 12 puntos, uno menos que el combinado balcánico con cinco partidos ganados, dos empatados y un perdido, el 8 de junio de 1981 como visitante ante los daneses.
Enzo Bearzot, cabeza de grupo
Aquel plantel, conducido por Enzo Bearzot, contaba con figuras de la talla de Dino Zoff, unos jóvenes Franco Baresi y Giuseppe Bergomi, Claudio Gentile, Marco Tardelli, Alessandro Altobelli, Bruno Conti y Paolo Rossi, quien a la postre, sería absolutamente decisivo para la obtención de la cuarta Copa Mundial para los italianos.
Italia debutó en el Mundial el 14 de junio en Vigo ante los polacos, otro animador del certamen. El encuentro finalizó cero a cero y esto depositaba en Italia la presión de seguir sumando para acceder a la próxima fase.
El 18 de junio era la fecha indicada para medirse con el aquel entonces poderoso equipo peruano. La cita tuvo lugar en el mismo estadio y fue 1 a 1, con goles anotados por Bruno Conti a los 18 del primer tiempo y Rubén Díaz a siete minutos del final.
Los empates de Camerún con los peruanos y con los polacos, dejaba al Grupo 1 en absoluta paridad a los cuatro integrantes con dos puntos cada uno. La tercera y última fecha indicaba que el 23 de junio los polacos debían jugar con los sudamericanos, a quienes golearon 5 a 1 y los italianos con los africanos. Una vez más fue empate para los de azul. 1 a 1 con goles de Fracesco Graziani a los 60 y Gregoire Mbida un minuto después.
Italia accedió a la segunda ronda por diferencia de goles a favor sobre Camerún. Allí, debió medirse nada menos que con Brasil y Argentina por el Grupo 3, que daba una plaza por zona para las semifinales.
El 29 de junio, en Barcelona, los de Bearzot se impusieron 2 a 1 a los de César Luis Menotti con goles de Marco Tardelli y Antonio Cabrini a los 57 y 67 minutos de juego. Daniel Alberto Passarella descontó a falta de siete minutos para el cierre. Italia, con muchas dificultades cortaba la serie de tres empates consecutivos y miraba de reojo meterse entre los cuatro mejores, a pesar de las críticas recibidas.
Sin emabargo, para lograrlo, quedaba un escollo llamado Brasil, al que superó en un partido memorable el 5 de julio en la misma ciudad catalana.
A los cinco, Paolo Rossi se hizo presente por primera vez en una red de la Copa del Mundo, pero siete minutos más tarde Socrates marcaría la igualdad. En un partido que fue un auténtico “golpe por golpe”, el mismo Rossi, a los 25, puso el 2 a 1.
Ya en la segunda etapa, Falcao igualó las acciones a los 68′, pero a los 74, el entonces artillero de la Juventus completó su “hat trick” para ubicar a Italia en semifinales y eliminar al vistoso equipo brasileño.
El 8 de julio fue tiempo de revancha ante los polacos, esta vez por un lugar en la gran final. El Camp Nou fue el escenario del 2 a 0 en donde Rossi facturó por duplicado para instalarse definitivamente entre los máximos goleadores del torneo.
Pero Rossi aún tenía más para dar y lo hizo en el Santiago Bernabeu el 11 de julio en la final ante la República Federal de Alemania. Ante 90 mil espectadores, Rossi abrió el marcador a los doce del segundo tiempo.
El mejor festejo de la historia de los Mundiales
Doce minutos después, Marco Tardelli amplió la diferencia decorando el gol con el que para muchos, fue uno de los mejores festejos en una Copa del Mundo.
A falta de nueve minutos para el final y para el podio, Altobelli puso el 3 a 0 y dos minutos después Paul Breitner cerraría definitivamente el marcador.
Italia era una vez más campeón del mundo, para lo que debió esperar, apenas, 40 años.
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