Las competiciones internacionales por lo general le fueron esquivas a River. Hasta ese momento, la Copa Libertadores de 1986 había sido la excepción. En 1991, se disputó la cuarta edición de la Supercopa y los dirigidos por Daniel Alberto Passarella se quedaron en la puerta de conseguir un título que se le negaría hasta 1997.
Al mismo tiempo que Ramón Díaz, Ramón Ismael Medina Bello y compañía llevaban al “Millonario” a un nuevo título local en el Apertura de aquel año, los del “Kaiser” debutaban el 1 de octubre ante Gremio, como local, por el torneo continental.
Fue 2 a 2 con goles de Claudio Spontón y Jorge Nicolás Higuaín para los argentinos, mientras que Caio y Alcindo anotaron para la visita. En la revancha, en Porto Alegre, nueve días después, el resultado fue 1 a 1 y River superó la llave en definición por penales. Angel
David Comizzo le detuvo el remate a Bizú y Renato desvió el suyo. Sidmar se lo atajó a Juan José Borrelli.
Por ese entonces, no tenían valor doble los goles de visitante. En consecuencia, a igualdad de puntos en la serie, la misma se definía desde los doce pasos.
Por los cuartos de final, River debió enfrentar al Flamengo, a quien derrotó en Núñez por 1 a 0 con gol de Borrelli. En la revancha, fue el “Fla” quien se impuso por 2 a 1 con dos tantos de Gaúcho y Julio César Toresani para la visita. La serie también se definió por penales y allí Junior desvió su disparo y Comizzo, una de las grandes figuras de River en el torneo, le atajó el disparo a Uidemar.
Ramón Díaz falló su turno, pero River accedió a las semifinales para verse las caras con Peñarol. La ida de uno de los grandes clásicos sudamericanos fue el 30 de octubre en Buenos Aires y allí River se impuso 2 a 0 con tantos de Hernán Díaz y Borrelli. En la revancha, los de Passarella volvieron a ganar, esta vez, por 3 a 1 con las firmas de Borrelli, Ramón Díaz y Medina Bello. Villar anotó para los “Carboneros”.
River volvía a disputar una final continental luego de cinco años, por primera vez en la Supercopa que ya habían ganado para las vitrinas argentinas Racing y Boca. El duelo decisivo fue contra el Cruzeiro, primer subcampeón del certamen a manos de Racing y que venía de dejar en el camino a Colo Colo, Nacional de Montevideo y Olimpia.
El 13 de noviembre, ante una verdadera multitud, River consiguió un exiguo 2 a 0 (goles de Guillermo Rivarola de penal e Higuaín) a juzgar por la cantidad de llegadas que desperdició.
El resultado parecía que le iba a dar a River cierta tranquilidad para afrontar la revancha en el Mineirao el 20 de noviembre. Sin embargo, el Cruzeiro fue una aplanadora y, de no haber sido por una memorable actuación de Comizzo, el resultado pudo haber sido mucho más abultado que el 3 a 0 final.
Ademir y Tilico en dos oportunidades sellaron la consagración del equipo de Belo Horizonte y una nueva decepción a nivel internacional para los de Núñez, quienes pocas semanas después se quedarían con el Apertura 1991.