ÉRASE UNA VEZ EN ANATOLIA
Título original: Bir Zamanlar Anadolu'da (Once upon a time in Anatolia). Director: Nuri Bilge Ceylan. Guión: Ebru Ceylan, Nuri Bilge Ceylan, Ercan Kesal. Fotografía: Gökhan Tiryaki. Reparto: Muhammet Uzuner, Yilmaz Erdogan, Taner Birsel, Ahmet Mumtaz Taylan, Firat Tanis, Ercan Kesal, Erol Erarslan, Ugur Aslanoglu.
LA ETERNA BÚSQUEDA
Tres coches perdidos en la noche. Varios policías y dos detenidos los ocupan. ¿El objetivo? Encontrar en lugar dónde fue enterrado un cadáver. Con esta simple historia, Nuri Bilge Ceylan nos embarca en una densa búsqueda que en algunos momentos será doble: por una parte, los policías buscando el cadáver, por otra el espectador tratando de encontrarse en algunos momentos. Érase una vez en Anatolia no es una película fácil. Ceylan ha apostado por los silencios y planos largos, por conversaciones aparentemente banales que llenan las esperas en vez de ir al grano. En general es un acierto, pues planifica bien y compone planos de gran belleza estilística. El problema está en que se le ha ido la mano y ha abusado de este recurso, alargando excesivamente la película hasta las dos horas y media, lo que probablemente hará perder la paciencia a más de uno.
Otro de los riesgos acertados que ha corrido Ceylan recae en el apartado técnico. Por un lado, la película carece de música, lo que deja huérfanos los vacíos entre los diálogos potenciando la imagen y el acting. Por otro lado, la mayoría de la película sucede en exteriores, prescindiendo de luz artificial en las secuencias diurnas. Esto genera una imagen naturalista y austera formando un conjunto harmonioso. Finalmente, mención a parte merecen los actores, solos ante el peligro, que mantienen el peso de la película de manera muy convincente. Destacable también la química que hay entre ellos y la naturalidad con la que hablan desde yogures hasta sus situaciones familiares. Una pena que estos elementos tan sólidos se vean perjudicados por una dirección demasiado contemplativa que devalúa el conjunto y acaba por distraer al espectador.
Érase una vez en Anatolia es un producto menor, sólo es apta para gente que acepte que no pasen muchas cosas en una película y tengan mucha paciencia. Para los demás será un constante mirar el reloj para ver si falta mucho. Complicada propuesta de Ceylan, fácil de entender, pero difícil de aguantar que dejará más de una sala vacía, probablemente con más injusticia que otra cosa.