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Erasmo y Lutero, las dos alemanias

Por Peterpank @castguer
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Puesto porJCP on Aug 20, 2013 in Autores

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Dos espíritus contrarios se han disputado siempre Alemania “sensu lato”. El espíritu que ama a la humanidad y el espíritu bárbaro de la aldea codiciosa. Erasmo y Lutero. En efecto, y del mismo modo que hay y ha habido dos Españas, indubitablemente también hay y ha habido dos Alemanias.

Cuando respiramos en Alemania el sentido de la fraternidad universal — en pocos lugares del mundo se la respira tan vivamente como en Alemania -, el amor a la paz, el respeto cívico, la fe en la educación como la mejor forma que tenemos para mejorar el mundo, la serenidad, el “sensus communis”, la consideración hacia las opiniones ajenas, la pasión por el conocimiento, el “amor intellectualis”, el cosmopolitismo, la moderación, el espíritu de conciliación, la veneración por los Clásicos, la finura intelectual, el derecho a la duda, la flexibilidad intelectual, la búsqueda sincera por el acuerdo, la comprensión, la sonrisa, la evolución y la reforma, la aceptación de la pluralidad de las mundivisiones y la filantropía, entonces nos estamos impregnando del espíritu amable del bajo alemán Erasmo de Rotterdam, creador de utopías literarias como Antuverpia y Aurelia.

Pero cuando a través de la historia alemana nos topamos con la rigidez mental, el dogmatismo, la desmesura “adversum sensum communem”, el fanatismo manchado de sangre, la terrible intransigencia, la vulgaridad, la ordinariez, la brutalidad, la soberbia, el chato nacionalismo, la defensa de los más ricos en contra de los más pobres, la desconsideración, la falta de respeto, el protomaquiavelismo montaraz, la ceguera de las pasiones, la doctrina impuesta a sangre y fuego, el odio homicida, la cólera, la carcajada, la calumnia, la certidumbre aniquiladora, las palabras convertidas en manguales, la inflexibilidad endurecedora, la falta de compasión, la fuerza primitiva, la ruptura y la revolución, nos estamos encontrando con el peligroso, desapacible e hirsuto espíritu de Martín Lutero.

Alemania ha sido grande y tierra de promisión cuando el espíritu erasmista ha prevalecido sobre el luterano, y siempre se ha convertido en el mayor problema de Europa ( el problema por antonomasia ) cuando ha prevalecido la sombra pequeña y siniestra de Lutero. La estrella erasmista alumbró al zapatero Böhme, a Espinoza, a Leibniz, a Lessing, a Kant, a Max Scheler, a Heidegger, a Arendt, a Willy Brandt…La sombra de Lutero desciende sobre Hegel, Marx, Rosenberg, Hitler, la ultimísima Merkel…

Hoy la dogmática luterana castiga iracunda a Europa con la laceria más lastimosa por su vivir manirroto de cercano pretérito. Donde no hay lugar a la confesión, la penitencia se hace despiadada.

Pero también Inglaterra se escinde en dos tipos de ingleses; aquellos que reconocieron con mérito moral infinito que la retención de Gibraltar bajo el pabellón británico, después de la Guerra de Sucesión, fue inicua y éticamente repugnante ( tres de esos grandes británicos están enterrados en Westminster ), y aquellos otros que contra toda justicia han defendido dicha conquista con el solo argumento de la fuerza bruta y la violencia.

Más aún, tanto la tendencia erasmista como la inclinación luterana están impresas en el alma de cada nación, ciudad o monasterio y hasta en el alma de cada persona. El hombre siempre se ha debatido entre la inclinación de imponer siempre su voluntad, pese a quien pese, y su deseo humanísimo de animal sociable de gozar de la amistad y el acuerdo amable con los otros.

Martín-Miguel Rubio Esteban



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