Revista Medio Ambiente

Eres naturaleza (lo quieras o no)

Por Valedeoro @valedeoro

Los bajones son el aviso del cuerpo de que es momento de recargar las pilasEstoy sentada en la biblioteca escuchando la lluvia caer. Desde ayer que el tiempo estaba con ganas de cambiar, hecho que me dejó con poca energía y con ganas de dormir todo el día. A veces me gustaría ser un robot al que no le afecta el cambio del tiempo, la oscuridad y el frío de las mañanas de invierno, la menstruación o la luna llena que no me dejó dormir. Todo ello me afecta durante el día, me vuelve más pensativa, más reflexiva, quizás menos paciente con el teleoperador de turno que tuvo la mala suerte de caer en mi número (y ahora no sabe como reaccionar mientras le cuento una historia en alemán).

Sería más productiva, más previsible, más puntual y mucho más eficiente. Podría planear mejor y cumplir todos los planes al pie de la letra. Sería una vida perfecta… y súper aburrida.

Reflexionar y pensar no son actividades inútiles

Estos efectos del entorno sobre mi nivel de energía son recurrentes. Son como aquellos “imprevistos” que destrozan tu planificación cada tarde (y por lo tanto son bastante previsibles). Son un recordatorio de que sí hay que parar de vez en cuando, sentarse con un libro sobre el sofá y “no hacer nada”, o por lo menos nada “productivo”. No sé en qué momento la actividad de observar gente desde un café se convirtió en una pérdida de tiempo y en qué día se pusieron de moda los resúmenes de libros para evitar tener que leer todo aquel texto.

Los bajones de energía son para aquellas actividades: observar, leer libros de ficción sin más afán que el de distraerse un rato para luego ir a dormir, sin remordimientos ni la conciencia pesada de que “debería estar haciendo algo”.

A los robots no les afecta la lluvia… y tampoco la puesta del sol

Si fuera un robot productivo también me perdería la parte activa de mi naturaleza: la segunda semana del mi siglo cuando mi energía casi no tiene fin, aquellas noches en las que me levanto a las tres para escribir un rato porque me sentí inspirada, las mañanas de verano en las que la luz del sol me recibe con un beso a las 6:00, el bienestar resultante de una caminata larga sin rumbo y sin más razón que la de moverme, la sensación emocionante de correr bajo la lluvia y tirarse a la piscina… simplemente porque puedo.

Un robot no haría estás actividades porque no tienen sentido. No sirven de nada más allá de celebrar la vida.

Así que hoy me reconcilio con mi bajón de energía. Voy a correr bajo la lluvia para tirarme a la piscina (y después leer un libro acurrucada en el sofá).


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