Revista Salud y Bienestar
El psiquiatra Luis Rojas Marcos vuelve a la carga editorial con 'Eres tu memoria'
Olvido, aprendizaje, conocimiento, recuerdos, neuronas, sueños, sensaciones... ¿Están todos estos conceptos hechos con la misma materia? Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943) vuelve a sumergirse en el laberinto de la mente con Eres tu memoria (Espasa) para buscar explicaciòn a lo que nos define como seres humanos y para indagar en una de las herramientas màs eficaces de nuestro èxito evolutivo. De la evocaciòn al presentimiento, de la creatividad a la obsesiòn, de los trastornos al envejecimiento.
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P.- ¿Podemos tomar medidas para proteger la memoria?
R.- Sì. La primera es ejercitarla. El principio en biologìa de que lo que no se usa se atrofia se aplica perfectamente a la memoria. Las personas que no dejan de aprender cosas nuevas gozan de una memoria màs resistente al deterioro que causa el envejecimiento normal y a los daños que producen las enfermedades del cerebro. Igualmente, nos protegen las actividades de trabajo o de ocio que nos exigen un esfuerzo mental. Tambièn protegemos la memoria minimizando el consumo de sustancias neurotòxicas -alcohol incluido-, evitando los traumatismos craneales y previniendo los trastornos vasculares que dificultan la nutriciòn de las neuronas, como la arteriosclerosis, la diabetes o la hipertensiòn.
P.- Usted aborda en el libro las demencias. Por supuesto, el Alzheimer ocupa un lugar destacado. ¿Què diferencia el Alzheimer de una demencia progresiva?....
R.- Me alegro de que me hagas la pregunta porque si bien la demencia de Alzheimer es de las que màs se habla, no es la ùnica. Por ejemplo, hay demencias causadas por arteriosclerosis de las arterias que riegan el cerebro o por hemorragias o infartos cerebrales. El inicio de estas patologìas suele ser más repentino que el Alzheimer y su curso tiene altos y bajos. La enfermedad de Parkinson, que se caracteriza por una larga historia de sìntomas también puede desembocar en demencia. Hay algunas que afectan prioritariamente a los lòbulos frontales del cerebro y que provocan en los pacientes cambios muy notables de personalidad como impulsividad, desinhibiciòn y la falta de juicio. En las fases finales los sìntomas de todas las demencias se parecen. Estas terribles enfermedades, en su mayorìa incurables, destruyen la memoria, arruinan el sentido de uno mismo y nos convierten en vegetales.
P.- ¿Què diferencia la memoria humana de la de algunos animales como el elefante, el chimpancè o el delfìn?
R.- Hay una enorme diferencia. La memoria de estos animales graba y evoca principalmente informaciòn relevante para su supervivencia y reproducciòn. Algunos animales domèsticos pueden aprender a hacer cosas sorprendentes. Pero la memoria humana es mucho màs; nos permite componer mùsica, crear poesìa, inventar, dar significado a las ideas, las conductas y los sentimientos, explicar conceptos abstractos, imaginarnos lo que no existe, y ¡hasta autoengañarnos!
P.- ¿Què papel ha jugado la capacidad de memorizar en la lucha por la evoluciòn?
R.- Un papel fundamental. Por eso, la fuerza de selecciòn natural, que es el motor de la evoluciòn de la especie, ha favorecido los genes de la memoria. Pero aparte del lento proceso evolutivo biològico, nuestra historia demuestra que desde que se les iluminò a nuestros antepasados la luz de la conciencia reconocieron la importancia de la memoria no sòlo para asegurarse la supervivencia sino para mejorar la calidad de su existencia y expresar su creatividad. Transmitiendo sus conocimientos a los miembros de su tribu y sus descendientes, evitaron que cada nueva generaciòn tuviera que partir de cero y alimentaron el sentido de continuidad. Pero no se contentaron con su memoria y no tardaron en crear la memoria externa a travès de pinturas y sìmbolos escritos.
P.- Hablando de"memorias externas". ¿Còmo està afectando las nuevas tecnologìas de comunicaciòn (internet, mòviles...) en la capacidad de memorizar?
R.- Las nuevas tecnologìas constituyen memorias artificiales que nos sirven de gran ayuda para evitar bloqueos o para recordar lo que planeamos hacer más tarde. La imprenta, las càmaras fotogràficas, las grabadoras y los vìdeos supusieron un avance gigantesco en el desarrollo de la memoria artificial. Hoy, internet constituye la memoria màs exhaustiva imaginable, nos permite conservar cantidades infinitas de cualquier tipo de informaciòn indefinidamente y reproducirla con impresionante exactitud de forma inmediata.
P.- ¿Existe la memoria selectiva?
R.- La memoria es selectiva, pero casi siempre utiliza su capacidad de seleccionar a nuestro favor. Si te pido que hagas una lista de los veinte recuerdos de tu vida, lo màs probable es que me des una relaciòn con màs recuerdos positivos que negativos. Unas veces decidimos conscientemente olvidar las experiencias dolorosas; otras, la memoria, sin decìrnoslo, se encarga de hacer limpieza. En general, la memoria nos ayuda a conservar una buena opiniòn de nosotros mismos.
P.- Conocimientos adquiridos como el lenguaje, ¿son producto de la memoria?
R.- Asì es. Sin memoria no aprendemos las palabras que necesitamos para comunicarnos. La memoria que se especializa en conservar las definiciones de las cosas o las connotaciones que damos a las palabras se conoce como memoria semàntica. Esta memoria es necesaria para usar y entender el lenguaje, es nuestro diccionario personal, donde archivamos y ordenamos lo que significan los vocablos concretos y las ideas abstractas. Por ejemplo, sabemos para què sirve una cafetera o què es una manzana sin tener que pensarlo; igualmente, entendemos el concepto de estrès, o lo que implica estar triste o enamorado.
P.- ¿Podrà el conocimiento del cerebro ofrecernos un mapa de la memoria?
R.- Como bien dices serà un mapa y no un lugar concreto del cerebro o una especie de depòsito en el que almacenamos los recuerdos. Gracias a las nuevas tècnicas de visualizaciòn del cerebro vivo cada dìa avanzamos en la elaboraciòn de este mapa.
P.- ¿Podrìa la ciencia llegar a manipular los recuerdos como ha señalado la ciencia ficciòn?
R.- Estoy seguro de que los avances en el conocimiento de còmo los circuitos neuronales procesan los recuerdos permitiràn un dìa manipular la informaciòn que almacenamos en la memoria. A lo largo de los años he conocido un buen nùmero de investigadores que se enorgullecen no solo de haber extraìdo confesiones de personas inocentes, sino de lograr que los mismos interrogados creyeran a pies juntillas que sus confesiones eran verdaderas hasta el punto de expresar remordimiento por sus actos y compasiòn hacia las vìctimas.
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