“Eres tú mi príncipe azul que yo soñé…”
-Usted perdone, no fue mi intención asustarla.
-No me asusté… es sólo que… usted es… un extraño…
-¿Pero no te acuerdas? Ya nos habíamos conocido antes.
-¿De verás?
-Por supuesto, tú misma lo has dicho, una vez en un sueño.
Está claro que todos buscamos a nuestro Príncipe/Princesa Azul. La idealización de todo lo que nos gustaría hecha persona, el reflejo de todo lo que nos seduce, nuestra imaginación se desborda y por fantasear que no quede!!. ¿Y por qué Azul? Yo, por ti, sería de cualquier color.
Cuando me casé, pensé que sería para toda la vida, como todos los que se casan, digo yo. Deberían de hacer un contrato renovable de 3 o 5 años, tal como querían hacer en México. Todo sería mucho más fácil. Ayer me tocó un baño de humildad. Tengo que reconocer que, entre que mi ex no me cae especialmente bien, que siempre estoy a la defensiva cuando hablamos y que, según reconoció él, se suele poner súper borde, no soy un ejemplo de sumisión y no estoy predispuesta al buen rollo. Me revuelvo y me sale el orgullo y el pasotismo por kilos. El caso es que me disculpé por si le hice daño en su momento, asumí mi parte de culpa (nunca es sólo uno el responsable) y le manifesté mi deseo de que encuentre la felicidad eterna…. este deseo es totalmente real, cuanto más feliz esté él, más tranquila estaré yo y menos se meterá en mi vida.
Todo esto me ha hecho pensar en las princesas de Disney, que, a las pobres, siempre les vendían la moto con lo del Príncipe y terminaban pringando de lo lindo en esos castillos gigantes. Sólo pensar en limpiar los cristales, te entran los siete males, teniendo que mantener relaciones con el príncipe en cuestión, casi sin conocerle, con sus defectillos y sus cositas: que podía tener las uñacas de los pinreles como mejillones, con tanta caza y tanto caballo, el alerón del debía de cantar La Traviata y los piños de la mayoría debían de ser un poema de caries y gingivitis.
Me cuenta mi madre que una amiga suya, cuya hija divorciada se ha echado un novio que está destinado en El Cairo, no sabía si ir a visitar a su maromo y que la madre (que ronda los 80…), sin cortarse un pelo le dijo que un polvo con las pirámides y el Nilo de fondo, no tenía precio, que qué tenía que pensar!!! jajajajajaja. Mi madre ha tomado ejemplo y me ha dicho lo mismo, que un polvo es un polvo, haya pirámides o no. Quién lo iba a decir!! Y por si no me he enterado, me pregunta si sé lo que es un polvo. Tiene mucha gracia.
Desde luego este 2016 ya me está sorprendiendo…. sobre todo por el número de polvos….