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Eric Clavería Soria (1943-2011)

Por Agora
EL TEXTO DE JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO RECUERDA AL HOMBRE Y AL "NIÑO" AL QUE JORGE GUILLÉN, EN 1955 DURANTE UNAS VACACIONES EN MENORCA, DEDICÓ UN POEMA QUE VUELVE A RECREAR LOS TEMAS DEL AUTOR DE CÁNTICO: EL GOZO Y LA AFIRMACIÓN VITAL, BAJO LOS SÍMBOLOS DEL MAR Y DE LA NIÑEZ.
Eric Clavería Soria (1943-2011)
Una mañana del mes de julio, 1982, Vicente Tusón, nos presentó a Eric Clavería, alcalde de La Granja (Segovia), médico neurólogo, nacido en Uppsala.
Su padre, Carlos Clavería, había pasado tres años en la Universidad de Murcia, 1950-1953, aún permanecía la memoria de su buen hacer durante la década siguiente. En 1951 aparece en una foto, que tiene como fondo la fachada renacentista de la catedral, junto a Garay, Valbuena, Muñoz Cortés, Jorge Guillén, Escudero, Arranz, Sobejano, Aroca, Ballester y Carlos Ruiz-Funes. Fue Clavería uno de esos profesores que propagaron la lengua y la literatura española por el mundo, mientras España vivía ajena a ese mundo. Quizá, el mismo año y con motivo de su estancia en Murcia, Jorge Guillén conozca a Eric, un niño de ocho años, decidido, alegre, que se siente entre los mayores como uno más, porque el espíritu de igualdad que reina en su casa, el dominio de otras lenguas, lo aleja de ñoñerías y, libre de prejuicios, aborda a los otros con el mismo afecto que si fuesen de la familia.
Ambos, Jorge y Eric, están relacionados con la Institución Libre de Enseñanza, el primero, por haber vivido en la Residencia de Estudiantes, calle Fortuny. El segundo, por realizar sus estudios de bachillerato en el Colegio Estudio, el único centro bajo la dictadura franquista vinculado a la Institución y a su Instituto-Escuela.
No es extraño que, Jorge Guillén, atento a los niños, porque estima que en ellos reside la gracia y el origen, quizá también porque le recuerden su vida familiar, su experiencia de abuelo, le dedique este poema, en versos de seis sílabas, aleluyas con rima consonante, lo que dota de agilidad a esta pieza de circunstancias, en la que expone la simpatía, rompe convencionalismos y es fruto de esa corriente afectiva, que se ha establecido entre los dos, cuando ahora, Eric, tiene trece años. Dice así: Eric, Eric Clavería: Eres claro día Que borra las dudas Cuando me saludas Y tiendes tu mano De vikingo sano, Mirándome con Profunda atención De niño: mi amigo, Paciente conmigo Si al poema acudo, Y te ofrezco el nudo. En dar alegría A mi poesía Con gracia y memoria Tu fuiste el primero. Respondo: te quiero, Clavería Soria, Eric. El manuscrito, firmado por Jorge Guillén, señala el lugar donde se ha compuesto, Fornells, Menorca, y la fecha: 14-15-VIII-1955. Dominan en el texto la alegría, la claridad y un sentimiento franco. Las imágenes aluden al fructífero entendimiento intuitivo que, a partir del encuentro, ha surgido entre el niño y el poeta, de ahí esa declaración final con la que Guillén corona una relación plenamente sincera: Respondo: Te quiero. En esta fecha, hace cinco años que ha terminado la etapa de Cántico. De ese libro quiero recordar el texto titulado Niño, comenzado en París, agosto del año 24 y finalizado en Murcia, octubre del 28, lo cito porque se trata del primer poema dedicado por Jorge Guillén a un niño y también porque mantiene la claridad como elemento sustantivo de la infancia:   Claridad de corriente, Círculos de la rosa, Enigmas de la nieve: Aurora y playa en conchas. Máquina turbulenta, Alegrías de luna Con vigor de paciencia: Sal de la onda bruta. Instante sin historia, Tercamente colmado De mitos entre cosas: Mar sólo con sus pájaros. Si rica tanta gracia. Tan sólo gracia, siempre Total en la mirada: Mar, unidad presente. Poeta de los juegos Puros sin intervalos, Divino, sin ingenio: ¡El mar, el mar intacto!En el poema no figura un solo verbo, ¿por qué?, quizá ha querido suprimir el tiempo, dado que el niño pertenece a la eternidad del presente. De ahí que cada verso equivalga al trazo del dibujo que el conjunto muestra: niño y mar fundidos. Cada imagen independiente, a modo de tesela, va componiendo el mosaico final que será el poema. Cada cuarteta concluye con un resumen de lo enunciado en los tres primeros. Montado como un collage, el poema,ha sido construido con plena conciencia de simetría, precisada por esos dos puntos que preceden al verso último de cada estrofa. Predomina la geometría, se aproxima a una visión cubista. El niño, definitivamente es el mar, siempre recién creado, siempre intacto. De este poema hay una primera versión aparecida en la Revista de Occidente, núm. XV, 1924, diferente, pese a que mantiene el carácter nominal, la fusión niño y mar, no está definitivamente formulada. Me referiré sólo a los últimos versos:Versión Final Versión Primera Aurora y playa en conchas Playa con tantas conchasSal de la onda bruta Sal de la onda brutaMar sólo con sus pájaros Mar sólo con sus pájarosMar, unidad presente Como el mar total siempre ¡El mar, el mar intacto! ¡Oh Bebé, mar intacto! Presenta cambios en las estrofas primera, cuarta y quinta. Entre la unidad de Aurora y playa en conchas, al carácter segmentario que posee: Playa con tantas conchas. Obsérvese la diferencia entre Mar, unidad presente y Como el mar total siempre, por ese como, pasa a ser parte de otra cosa, que en la última versión desaparece. Por último, en la primera versión se comparan, Bebé y mar, se aproximan, mientras que, en la versión final, se funden, componen una unidad definitiva. En el texto dedicado a Eric Clavería abundan los verbos, todos en presente, no busca la precisión geométrica, sino que muestra ahora un encuentro en el que predominan los sentimientos. La escena comprende desde la claridad y consiguiente desaparición de las dudas, al triunfo del poema, semejante a la comunión que sucede entre el lector y la obra, cuando el destino los ha unido.
Si fue en Murcia donde se conocieron, la ciudad ha sido importante para los dos. Guillén siempre mantuvo una cordial relación correspondida, que se reanuda con la visita que hace a la ciudad en 1951, basta recordar el Cuadernillo-Homenaje, 1956, proyectado en 1954, de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, con la colaboración de Francisco Alemán Sainz, Mariano Baquero Goyanes, Juan Guerrero Ruiz, Luis Garay, los poetas: Miguel Valdivieso, Jaime Campmany, Francisco Cano Pato, más unas décimas del mismo Jorge Guillén, a lo que hay que sumar las colaboraciones de los pintores Pedro Flores, Molina Sánchez, Hernández Carpe, Muñoz Barberán y Gaya, con el retrato del poeta fechado en 1950. Por otra parte, los diversos estudios y referencias contenidos en Monteagudo, la abundante correspondencia mantenida sobre todo con Carlos Ruiz-Funes, el homenaje de la revista Tránsito y la amistad de Dionisia García con Irene Mochi Sismondi o Irene Guillén, que se prolongará hasta su muerte. En el caso de Eric, su relación sería aun más cordial, pues fue en Murcia donde estudió Preuniversitario y Selectivo, donde más adelante contraerá matrimonio con Rita Iranzo, hija del profesor Vicente Iranzo, catedrático de Química inorgánica, amigo de sus padres, en cuya casa pasó largas temporadas.  Eric Clavería, el vikingo sano, el niño al que quería Jorge Guillén, nos dejó el 3 de junio de 2011.
José Luis Martínez Valero

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