Nació en china y murió en China, pero él era escoces, hijo de misioneros y atleta. El mundo moderno lo empezó a conocer gracias a la película Carros de Fuego donde también sale Harold Abrahams compañero de equipo, pero en sus tiempos fue un hombre que marcó la diferencia tanto por su talante como por su lado humano. Campeón olímpico en los 400 mts en los juegos olímpicos de París de 1924.
Lidell sirvió como misionero el resto de su vida, en China primero en Tianjing y luego en Siaochang. La verdad es que su historia la podemos leer en la Wikipedia, pero repetir lo que esta enciclopedia virtual comenta no tiene ningún merito, lo importante es resaltar que este hombre nunca tiró la toalla, era un campeón tanto en las yardas como en la vida misma. Primero lo demostró cuando no quiso competir en la prueba de los 100 mts la de los velocistas su mejor prueba ya que era domingo, y el consideraba que el domingo era un día para honrar a Dios, lo cual Dios luego claramente lo honró y pudo inesperadamente ganar la prueba de los 400 mts. No se dejó embadurnar por el prestigio y la fama y después de acabar su carrera universitaria ( era de los que piensan que lo que se empieza se acaba) marcho con una clara vocación de servir en China. La historia cuenta que aun gano algunos campeonatos y de vez en cuando siguió corriendo ya que era su segunda gran pasión, murió en 1945 en un campo de concentración en china prisionero por los japoneses, ya que el en su momento no quiso abandonar la misión, su esposa e hijas pudieron partir para Canada. Escocia en sus tiempos fue cuna de grandes misioneros y lloró la muerte de Lidell, hoy día hay una crisis de valores impresionante, pero el testimonio de está persona perdura por su obstinación, determinación y amor a la obra de Dios. Hay un centro que lleva su nombre con un corazón benefico donde se apoya y ayuda a las personas a través de los valores compasivos y de servicio. Fué fundando en Edimburgo en 1980. Os dejamos con el link del centro http://www.ericliddell.org/.