El letón ha ganado todas las finales individuales que ha disputado en su carrera |
No hay manera. Nadie lo ha conseguido. Una nueva final y un nuevo triunfo. Nadie sabe cómo lo hace pero Ernests Gulbis, número 23 del mundo, todavía no sabe lo que es perder un título como profesional. El letón, inmerso en su décima temporada en la brecha del tenis mundial, suma ya cinco trofeos en cinco finales. El último, hace escasos minutos en Marsella ante el vigente campeón, Jo-Wilfried Tsonga (7-5, 6-4).
Todo el mundo conoce a Gulbis, un personaje bipolar que convive con las dos caras de la moneda. Está el tenista exquisito que te puede volver loco sobre una pista de tenis con su talento y su diversidad de golpes, y también está el indisciplinado cara dura que trasnocha los días antes del partido, ofende a sus propios compañeros o decide no presentarse a un Grand Slam debido a que tiene jugar la fase previa. A partir de 2013, cada vez queda menos de su parte más gamberra.
Las aventuras de un chico de 18 años no casaban bien con el compromiso de un deportista de élite, con lo que Gulbis tuvo varios episodios polémicos en los últimos años de sobra conocidos. Pero la reloj biológico pasaba y las oportunidades se esfumaban. Aquello hizo cambiar de rumbo al de Riga, que en 2013 decidió dejar de lado todos los vicios y colocar al tenis en el epicentro de sus intereses. El resultado fueron dos títulos en su cuenta particular, suficiente para convencer a Ernests a seguir por el mismo camino.
Gulbis (25) y Tsonga (28) saludándose en la red
Este curso no han tardado en llegar el premio. Tras caer en cuartos de final de Doha ante Nadal y despedirse de manera prematura en el Open de Australia (los principios de temporada siempre son complicados), el letón ha encadenado unas semifinales en Rotterdam en las que perdió ante Tomas Berdych, futuro campeón, y su primera corona del año en Marsella ante un top-10. Seguramente se trate de la revolución más significativa de los últimos tiempos, alguien a quien se le esperaba desde hace tiempo y por fin ha aterrizado entre los grandes. Un jugador que si se lo propone puede llegar a ser muy peligroso en cualquier superficie.Pero la gran proeza que ha conseguido Gulbis está en su porcentaje de victorias en finales, 100% de efectividad. Es verdad que no es de los más asiduos a jugar los domingos, pero viendo la estadística una cosa es evidente: si te enfrentas al de Riga en una final, lo más seguro es que te vayas con las manos vacías. Toda la apatía y desazón que han llevado a 'Ernesto' a perder cientos de partidos por su mal comportamiento, se contrarrestan con la concentración y seguridad que el pupilo de Gunther Bresnik ha ofrecido en los partidos en los que hay un trofeo en juego.
2010 Delray Beach ( 6-2, 6-3 vs Ivo Karlovic )2011 Los Ángeles ( 5-7, 6-4, 6-4 vs Mardy Fish )2013 Delray Beach ( 7-6, 6-3 vs Edouard Roger-Vasselin )2013 San Petesburgo ( 3-6, 6-4, 6-0 vs Guillermo García-López )2014 Marsella ( 7-6, 6-4 vs Jo-Wilfried Tsonga )
Cinco oportunidades y ninguna malgastada. Es el único apartado en lo que no se le puede reprochar nada al letón. La explosión del jugador a una edad tan temprana pudo ser el motivo de los repetidos desvaríos fuera de la pista. Pero esa época ya forma parte del pasado. A partir de mañana Gulbis se verá dentro del top-20 por primera vez desde que cogiera una raqueta. Todo su talento por fin está enfocado en la misma dirección que su cabeza, hacia la victoria. 2014 puede ser el año de asentamiento de Ernesto. Lo de hoy sólo es la primera piedra.
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