Erwin Wurm y la escultura efímera
Por Lparmino
@lparmino
Haus auf dem MUMOK (Viena, Austria), de Erwin Wurm
Fotografía: stopmangohome - Fuente
La imagen icónica de un coche saciado, hinchado y abotargado, de vivos colores, nos puede resultar chocante. Incluso tiene un cierto tono humorístico que nos lleva a dibujar una sonrisa irónica en nuestro rostro ante su mera contemplación. Esa sorpresa se agudiza ante el quejido herrumbroso de la amorfa máquina. Esta podría ser la descripción de cualquiera de los Fat Cars de Erwin Wurm, uno de los creadores más actuales del panorama artístico austriaco y uno de los más innovadores y transgresores escultures de nuestro tiempo. Su extensa, prolífica y sorprendente producción explora los vericuetos del lenguaje artístico para tratar de arrojar luz sobre los más variados interrogantes que puede plantearse el espectador ante cualquiera de sus esculturas, de sus fotografías y vídeos, de sus creaciones fugaces e instantáneas. Parece casi imposible conjugar escultura y momentaneidad; sin embargo, Wurm explora ambos conceptos mediante la aplicación de lo que él mismo denomina “escultura performativa”.
Erwin Wurm
Fotografía: Manfred Kuzel - Fuente
Una de sus experimentaciones más exitosas han sido las “esculturas de un minuto”. En ellas resume todo el proceso transgresor del arte contemporáneo, superando los propios límites de una técnica tan clásica como la escultura mediante la integración en un breve momento, en un espacio de tiempo ínfimo, de la propia obra con el espectador, el autor, el espacio… Todos los componentes clásicos de la técnica escultórica se resumen y se concentran en estas “esculturas de un minuto” cuyo único momento para la posteridad quedará documentado mediante la bidimensionalidad de una fotografía o la secuencia grabada de un vídeo. En estos “monumentos de lo absurdo” el autor invita al espectador a convertirse en protagonista, ser estatua y formar parte del arte sacralizado por los espacios y los tiempos. Mediante unas instrucciones concisas y una serie de objetos habituales, cotidianos, Erwin Wurm solicita la participación del públicoinvitándole a manipular esos objetos, mediante su aplicación absurda, algo habitual pero irreal, en posturas imposibles y desequilibradas, imposibles de mantener temporalmente. El único recuerdo de la escultura será la fotografía, el instante captado por la cámara.Esa irónicavisión no podía más que describir con absoluta franqueza las incongruencias de la actual sociedad de consumo, ahogada en sus propias necedades y sometida a sus propios excesos. Sus Fat Carsexponen mejor que muchas otras esculturas esta idea, a través del mensaje representativo del coche como símbolo básico de la opulencia de la sociedad occidental, sujeto a la deformación de la vanidad sin límites y la constante necesidad de lo superfluo.
Búnker (1987), Erwin Wurm
Fotografía: Kamahele - Fuente
Quizás pueda entreverse en toda su producción una larga herencia. Formado académicamente en los años ochenta del siglo pasado, cuando el arte conceptual triunfaba en los mercados centroeuropeos y la performance, el body art y muchas otras vanguardias que habían acabado con los tradicionales límites técnicos del arte hacían furor en lo más innovador en creación artística. Erwin Wurm se reconoce como artista conceptual que ha decidido experimentar hasta puntos insospechados algo tan clásico, tan estético y tan propio de la historia del arte, como es la escultura. En su obra, plena de humor, de lo absurdo, de una ironía cínica que propugna la risa e, incluso, lo ridículo como uno de los principales vehículos para comprender el mundo, ha decidido convertir su experimentación escultórica en una forma peculiar de observar la naturaleza a través de sus múltiples realidades y sus infinitas posibilidades. En una entrevista para El Tiempoconcedida a David Guerrero, Wurm consideraba lo efímero de su escultura como una conexión con nuestro tiempo actual, tan instantáneo y tan fugaz.
Como escribía hace relativamente poco Antonio Campos, del colectivo artístico Arte en Red, Wurm, en “sus esculturas que presentan indefinido lo definido, blando lo sólido, que presentan como anecdótico lo que hemos asumido como axiomático…, a fin de cuentas, en su obra se deshace lo hecho para así poder replantearse el significado de todas las formas establecidas y profundizar, de este modo, en el significado de todo lo que nos rodea”.
Luis Pérez Armiño