Erzsébet nació en 1560 en Byrbathor, Transilvania. Era una época de guerras continuas entre europeos y otomanos, un momento y un lugar dominados por un ambiente duro y habituales batallas.
Erzsébet pertenecía a una de las familias más poderosas de Hungría, por ejemplo su tío era Istvan Báthory, príncipe de Transilvania y rey de Polonia.
Adentrándonos más en la historia que nos acontece y hablando de su familia debemos conocer que esta era propensa a la perturbación mental y las adicciones, por ejemplo un tío suyo era un conocido satanista dentro del corte, una de sus tías era una adicta al sexo, su hermano un alcohólico empedernido y su marido Ferenc Nadasdy, que era un brutal y aclamado guerrero, pero también un autentico psicópata que empalaba y torturaba a los turcos.
El caso es que ya sea por sus influencias, por algo que ya llevaba en su interior, por el posterior desarrollo de los acontecimientos o una mezcla de todas estas cosas, algo se rompió en su interior, algo que acabaría convirtiéndola en un auténtico monstruo.
A los 15 años se casó con Ferenc Nadasdy, bastante mayor que ella y el cual apenas estaba en el castillo pues pasaba la mayor parte de su vida en el campo de batalla, se conoce que las veces que volvía al castillo se dedicaba a enseñarle diferentes tipos de tortura como forma de entretenimiento. Tuvo con él cuatro hijos, que según la tradición húngara fueron enviados a vivir con sus suegros. Así que os podéis imaginar la vida solitaria que llevaba Erzsébet.
Pero al parecer la condesa ya iba maquinando algún tipo de plan en su interior, ya que le gustaba rodearse de una camarilla de brujos, hechiceros, alquimistas...algunos de los cuales ya le metían en la cabeza el poder de los baños de sangre de una virgen para conservar la juventud. Y fue cuando ella contaba con 44 años y tras la muerte de Ferenc, cuando se sumergió en su espiral de sangre, asesinatos y torturas macabras.
Comenzaba pues el reinado de terror de la condesa sangrienta. Los rituales de magia negra en las mazmorras del castillo eran habituales, y las torturas (golpes, marcar con hierros al rojo vivo, meter astillas bajo las uñas...) a sus sirvientes y doncellas a las que secuestraba eran el pan de cada día. Además Erzsébet era lesbiana y con algunas doncellas practicaba el sexo antes de desangrarlas, pero no un sexo normal si no sadomasoquista y repleto de perversiones sexuales.
Fueron diez años de autentica locura, viajaba por los Cárpatos con un carruaje en busca de víctimas vírgenes, a las cuales ofrecía trabajar como sus sirvientas en su castillo, a lo que los padres de estas accedían encantados pensando que allí vivirían muy bien, no se imaginaban que las enviaban a la muerte y a la tortura más atroces imaginables.
En los sótanos del castillo las torturas se repetían de forma sistemática, su instrumento favorito era la conocida como "Iron Maiden" o doncella de hierro, la cual alzaba con una polea y golpeaba a la víctima desde abajo para que al moverse se pinchara aún más y manara más sangre pudiéndose dar un ducha de sangre.
También le encantaba (creo que era la actividad que más le deleitaba) desangrar a sus víctimas para llenar bañeras con su sangre y darse sus famosos baños con los que creía que se mantenía joven. A muchas de sus víctimas las hacía durar tiempo para volver a desangrarlas una y otra vez hasta su muerte, durante ese tiempo las torturaba y vejaba de forma brutal e inhumana.
Se calcula que secuestró y asesinó brutalmente a unas 650 doncellas, diezmando drásticamente los alrededores. Su pertenencia la más alta nobleza húngara le protegía y le permitía continuar con su cruento estilo de vida.
La condesa Báthory es denunciada en multitud de ocasiones, pero como las asesinadas son de clase baja se hace oídos sordos a esas denuncias. Pero es cuando Erzsébet empieza a raptar a jóvenes de buena familia cuando el rey Matías actúa y envía al conde Thurzo, primo de Erzsébet, para realizar una investigación.
Cuando el conde Thurzo llega al castillo encuentra un espectáculo dantesco y sádico: jóvenes torturadas a medio desangrar en las estancias superiores, decenas de cuerpos enterrados en los alrededores del castillo y cuando baja a los sótanos lo que ve es trágico y aterrador, encuentra a su prima en medio de un ritual con sus acólitos y rodeada de doncellas enjauladas en condiciones deplorables, viviendo entre sus excrementos y torturadas brutalmente. También vio los instrumentos de tortura y desangramiento y ya no le quedó ninguna duda de que estaba en el castillo de una psicópata asesina.
Se procedió a las detenciones y el posterior juicio. Todos los esbirros de la condesa fueron condenados a la muerte algunos en la horca y otros en la hoguera, tras habérseles cortado las manos previamente.
Pero las leyes del momento impedían condenar a muerte a Erzsébet Báthory por su elevadísimo rango en la nobleza, por lo que es condenada a vivir en reclusión hasta su muerte en una habitación de su castillo, siendo emparedada allí y dejando solo una ranura en la pared para pasarle el agua y la comida. Vive así durante cuatro años hasta que decide dejar de comer y muere, convirtiéndose en una leyenda (muy real) oscura y sangrienta.
Erzsébet Báthory pasó a la Historia como una de las mayores asesinas que ha habido, seguramente la mayor de todas, escribiendo con letras de sangre su nombre para la posteridad.