Revista Cultura y Ocio

Erzsébeth Bathory, fallace un 21 de agosto

Por Milanmoon
Este 21 no solo nos ha traído a buenos músicos, si no también se llevó a una leyenda.Erzsébeth Bathory, fallace un 21 de agostoLa bella Condesa de Transilvania, Erzsébeth Bathory nació en 1560, en el seño de una de las más ricas e ilustres familias europeas. Su primo hermano era primer ministro de Hungría, otro pariente cercano era cardenal y su tío Esteban, príncipe de Transilvania, llegaría a Rey de Polonia. A su vez otro de sus tíos era satanista que practicaba la brujería, su hermano un conocido sátiro y su tía predilecta una lesbiana no menos famosa.
Erzsébeth se casó en 1575, a sus 15 años, y se fue a vivir con su apuesto marido, el Conde Ferencz Nadasdy, conocido como el Héroe Negro por sus proezas en el campo de batalla, al castillo de Csejthe, en las solitarias colinas del noroeste de Hungría. El Conde Ferencz no tardó en partir a la guerra, y Erzsébeth sintiéndose desasosegada. El escaparse con un pálido y joven noble con fama de Vampiro no fue mas que una distracción pasajera, y a su vuelta al castillo la recién casada buscó nuevas diversiones.
Empezó a coquetear con los sirvientes, especialmente las muchachas. Al principio las doncellas no pasaban de ser cómodos juguetes; pero cunado Erzsébeth fue iniciada en las artes de la magia negra y la brujería por su criado Thorko y una nodriza llamada Ilona Joo, los juegos se convirtieron en extraños rituales.
Cuando, en 1600, murió e Héroe Negro por causas indeterminadas, Erzsébeth expulsó del castillo a su suegra, mando a sus cuatro hijos con unos parientes y se entregó de lleno a sus macabros placeres.
Un día, una camarera tiró accidentalmente del pelo a la Condesa mientras le ejecutaba el complicado peinado de costumbre, Erzsébeth le dio tal bofetada que se salpico la mano con la sangre de la peinadora. La gran preocupación por su aspecto le hizo pensar que la piel donde había caído la sangre de la muchacha parecía más fresca, suave y tersa de lo que había estado en muchos años. Inmediatamente envió a buscar a dos de sus secuaces, el mayordomo Ujvary y el brujo Thorko, que cortaron las venas de la aterrorizada joven y vertieron su sangre en una tina para que Erzsébeth pudiera bañarse en ella.
Este primer baño de sangre de la condesa fue el comienzo de una orgía que duró diez años. Cómplices masculinos y femeninos recorrían los campos en busca de las muchachas solteras cuya sangre reclamaba Erzsébeth, para llevarlas al castillo con el señuelo de trabajar como sirvientas. Con el tiempo Erzsébeth fue tornándose más descuidada, y en vez de enterrar los cuerpos utilizados, hacía que los arrojaran al campo para que los lobos los comieran. Pero una noche de invierno los lobos tardaron más que de costumbre, y los lugareños madrugadores encontraron bajo las murallas del castillo cuatro patéticos cadáveres y promovieron un alboroto que llegó hasta el Rey. Un primo de Erzsébeth, el Conde Gyorgy Thurzo, recibió orden de presentarse de sorpresa por el castillo de Csejthe con un destacamento de soldados, la noche del 30 de diciembre de 1610.
Allí se encontrarían con una escena tan grotesca como increíble. En el gran salón del castillo yacía una joven muerta y sin sangre. Otra todavía viva, tenía en su cuerpo miles de señales de punciones, y una tercera también moribunda, había sido terriblemente torturada. Bajo el castillo y en sus alrededores los soldados desenterraron unos cincuenta cadáveres. 
Erzsébeth como noble gozaba de ciertos privilegios, fue recluida en el castillo, mientras unos dieciséis miembros de la servidumbre – sus cómplices hechiceros y torturadores – fueron llevados a la cárcel de Bitcse.
Erzsébeth se negó a testificar y a defenderse cuando fue juzgada por sus crímenes, se negó a declararse inocente o culpable, y no compareció, acogiéndose a sus derechos nobiliarios. Quienes sí lo hicieron, por la fuerza, fueron sus colaboradores. János Ujváry, el mayordomo, testificó que en su presencia se habían asesinado como mínimo a 37 "mujeres solteras" de entre once y veintiséis años; a seis de ellas las había reclutado él personalmente para trabajar en el castillo. La acusación se concentró en los asesinatos de jóvenes nobles, pues los de las siervas carecían de importancia. En la sentencia todos fueron declarados culpables, unos de brujería, otros de asesinato y los demás de cooperación.
Todos los seguidores de Erzsébet, excepto las brujas, fueron decapitados y sus cadáveres quemados; éste fue el destino de su colaborador Ficzkó. A las brujas Dorottya, Ilona y Piroska les arrancaron los dedos con tenazas al rojo vivo "por haberlos empapado en sangre de cristianos" y las quemaron vivas. Erzsi Majorova, una burguesa de la zona acusada de cooperación, también fue ejecutada. , Katryna que con catorce años era la más joven de las ayudantes de Erzsébet, salvó la vida por petición expresa de una superviviente, aunque recibió cien latigazos en el cuerpo.
Como la ley impedía que Erzsébet, una noble, fuese procesada. Fue encerrada en su castillo. Tras introducirla en su mazmorra, los albañiles sellaron puertas y ventanas, dejando tan sólo un pequeño orificio para pasar la comida. Finalmente el rey Mátyás II pidió su cabeza por las jóvenes aristócratas que supuestamente habían muerto a sus manos, pero su primo el Gran Príncipe de Transilvania le convenció para que retrasara el cumplimiento de la sentencia de por vida. Así es que la condenaron a cadena perpetua en confinamiento solitario. Esta pena implicaba también la confiscación de todas sus propiedades, lo que Mátyás venía ambicionando desde tiempo atrás.
El 31 de julio de 1614 Erzsébet, de 54 años, dictó testamento y últimas voluntades a dos sacerdotes de la catedral del arzobispado de Esztergom. Ordenó que lo que quedaba de las posesiones familiares fuese dividido entre sus hijos.
El 21 de agosto de 1614, uno de los carceleros la vio caída en el suelo, boca abajo. La Condesa Erzsébet Báthory estaba muerta después de haber pasado cuatro largos años emparedada, sin ni siquiera ver la luz del sol. Pretendieron enterrarla en la iglesia de Čachtice, pero los habitantes locales decidieron que era una aberración que la "Señora Infame" fuera enterrada en el pueblo, y además en tierra sagrada. Finalmente, y como era "uno de los últimos descendientes de la línea Ecsed de la familia Báthory" la llevaron a enterrar al pueblo de Ecsed, en el noreste de Hungría, el lugar de procedencia de la poderosa familia. Todos sus documentos fueron sellados durante más de un siglo, y se prohibió hablar de ella en todo el país.

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