Hay al menos dos libros publicados sobre el colesterol que desmienten las teorías que relacionan el aumento de colesterol con la aparición de arterioesclerosis y enfermedades vasculares.
Uno de ellos se titula "La mentira del colesterol" escrito por el Dr. Walter Hartenbach del año 2006, y el otro, escrito por los doctores Stephen Sinatra y Jonny Bowden, que se titula en inglés "The Great Colesterol Myth" o "Por qué bajar el colesterol no previene las cardiopatías", este segundo se convirtió en best seller hace unos años.
Por otro lado, llama la atención cómo cada poco, las guías del National Cholesterol Education Program van bajando cada vez más las cifras recomendadas de colesterol. Cuando yo estudiaba medicina las cifras saludables eran de 250 mgrs. Luego fueron 220 mgrs y ahora están por debajo de los 200 mgrs, con lo que la mayoría de la población adulta tiene que utilizar estatinas para conseguir un colesterol por debajo de 200mgrs/dl, pero a pesar de ello, la enfermedad cardíaca sigue siendo la primera causa de mortalidad.
En una publicación del año 2008 estudiando 136.000 hospitalizaciones de pacientes con cardiopatía, Amit Sachdeva en EEUU (1) comprobó que la mitad de los infartos se dan en personas con niveles normales o bajos de colesterol.
El médico que más influyó en la idea de que el colesterol era la causa de las cardiopatías isquémicas fue Ancel Keys en los años cincuenta del pasado siglo con su "Estudio de los siete países" en el que demostraba una correlación lineal entre la cantidad de grasa saturada que se consume en unos países y su incidencia de mortalidad cardiovascular, información recopilada en Grecia, Yugoslavia, Italia, Holanda, Finlandia, Estados Unidos y Japón. En realidad, el estudio se realizó en un total de 22 países, pero en su informe final Ancel Keys sólo incluyó los datos de siete, aquellos que corroboraban su teoría de que existía una relación directa entre el consumo de grasa y el riesgo de infarto. Estos métodos del doctor Ancel Keys traen a la memoria aquella vieja advertencia de Churchill, "No se debe confiar en ninguna estadística que no haya manipulado uno mismo".
Los países señalados en rojo son los que Ancel Keys escogió para confirmar su teoría de que existía una correlación entre ingesta de grasas y mortalidad. Pero si vemos la columna amarilla de la derecha, comprobamos que varios países con muy distinta mortalidad... comían un 40% de grasas en su dieta.
Y, más aún, si elegimos nosotros los países en un nuevo grupo en verde, nos saldría justo la teoría contraria, es decir, a mayor consumo de grasas, mayor longevidad, cogiendo Holanda, Alemania Federal, Suiza, Austria e Israel. El "Estudio de los 5 países" demostraría que, a mayor consumo de grasas ¡mayor longevidad! La realidad es que si el Dr. Keys hubiese tomado los datos de los 22 países del estudio, estos habrían mostrado que el consumo de grasas en la dieta no es el factor clave para el desarrollo de infarto de miocardio.
Posteriormente se realizó el" Estudio Framingham", que también relacionaba el colesterol elevado con la enfermedad cardiovascular. Este estudio se inició en 1948 y monitorizó entre otras cosas la incidencia de enfermedad cardiovascular en los 5.000 residentes de Framingham, Massachusetts, a los que se siguió durante 16 años. Asociaban el nivel de colesterol, en personas de 35 a 50 años, con la mortalidad. Aclarando de entrada que, por encima de 50 años no había relación entre tener más colesterol y tener mayor mortalidad. Y es que, a mayor edad, los niveles altos de colesterol son protectores, se vive más con un colesterol más alto.
También se vio en dicho estudio que los que desarrollaron enfermedad cardiovascular y los que no la desarrollaron tenían niveles de colesterol muy similares. Incluso se vio que había personas con un colesterol total de sólo 150 mg/dl que también tuvieron un infarto de miocardio. Según este estudio, tener un colesterol total bajo tampoco era una garantía de no tener un evento cardiovascular.
A la luz de estos datos contradictorios, muchos años después, el Dr. George Mann, colaborador de dicho estudio de Framingham, escribió una carta al editor en 1985 diciendo que este estudio y sus conclusiones habían sido el "mayor engaño en la historia de la medicina". Comentó cómo se habían manipulado los datos para llegar a las conclusiones equivocadas. (2)
Varios años más tarde después del estudio Framingham, otro estudio, el Lyon Diet Heart Study realizado en 1999, en el que se eligieron a 605 varones con múltiples factores de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular (obesidad, mala alimentación, tabaco, stress). Al grupo experimental se le dio una dieta mediterránea con verduras, frutas, legumbres, grasas, huevos, mantequilla, aceite de oliva, pescado, nueces, etc. Al grupo control se le recomendó una dieta con no más del 30% de las calorías en forma de grasa y no más del 10% en forma de grasa saturada, reduciendo al máximo la ingesta de colesterol -una dieta casi vegetariana-. Concretamente, el grupo de la dieta mediterránea, rica en grasas y colesterol presentó una reducción del 76% en muertes de origen cardiovascular sobre el grupo control con dieta baja en colesterol. (3)
Este resultado extrañó tanto a la comunidad científica que el New England Journal of Medicine rechazó publicar este estudio, aunque afortunadamente unos meses más tarde, lo publicó la revista Circulation.
Otro ejemplo es un estudio del Nurses Health Study, publicado en Lancet (4) y otro anterior publicado por el New England Journal of Medicine, que concluye que los factores de prevención para desarrollar una cardiopatía son dejar el tabaco, consumir vino tinto con moderación, ejercicio diario al menos media hora al día, mantener un peso correcto y comer una dieta con baja carga glucémica, baja en azucares refinados y rica en fibra y omega 3. En ningún caso en estos estudios se menciona que se deba bajar la cifra de colesterol.
Por otro lado, el colesterol tiene una función en el organismo que no debemos olvidar. Así sabemos que el cerebro que sólo pesa el 2% del cuerpo, alberga el 25% del colesterol, ya que sin colesterol no se pueden formar las membranas lipídicas que recubren las neuronas y los axones. Si bajamos excesivamente el colesterol con las estatinas entorpecemos la formación de membranas lipídicas en el cerebro. Se puede decir que más del 90% del cerebro es colesterol.
Una importante misión del colesterol es prevenir el daño por los radicales libres. Si disminuimos el colesterol de las membranas lipídicas, éstas se vuelven más fácilmente dañables por los radicales libres. El Dr. Russell en su libro Dangers of Statin Drugs & How They Are Damaging the Brain, dice que bajar el colesterol total por debajo de 170 mg/dl incrementa el riesgo de hemorragias cerebrales.
Otra función del colesterol es participar en los procesos de reparación de las arterias en las que haya habido inflamación. En las lesiones producidas por la inflamación y la oxidación, acude el colesterol para intentar repararlas, por eso encontramos colesterol en las placas de ateroma. ¡Está intentando repararla, no dañarla!
No menos importante es la formación de determinadas hormonas imprescindibles para el funcionamiento del organismo, así la esteroidogénesis suprarrenal necesita del colesterol para fabricar cortisol, aldosterona, así como la testosterona, los estrógenos y la progesterona
La vitamina D, tan importante para la inmunomodulación, regular la expresión génica y el metabolismo del calcio, ¡no se puede fabricar sin colesterol! Quizás por eso nos encontramos que prácticamente el 80 % de la población adulta tiene niveles de vitamina D bajos: habría que ver qué nivel de colesterol tienen, además de otros factores como la exposición al sol y el uso de protectores solares.
Los científicos japoneses Ogushi, Hamazaki y OKuyama hicieron varios estudios, entre los que se incluye un meta-análisis investigando todos los estudios publicados hasta la fecha en los que se relacionara el nivel de colesterol total con la mortalidad por cualquier causa. (5,6)
Comprobaron al dividir la población en 4 grupos, según sus niveles de colesterol de manera que el grupo 1 era el que tenía un colesterol menor de 160 más/dl y el grupo 4 el que tenía colesterol superior a 240mgs/dl, comprobaron que el grupo 1 fue el de mayor índice de mortalidad por cualquier causa. Y ésta, la mortalidad (por cualquier causa, no sólo cardíaca) descendía conforme subía el nivel del colesterol, siendo el grupo 4 el más longevo.
El miedo del colesterol alto y la "enfermedad" llamada hipercolesterolemia, resulta que es el mayor negocio de la industria farmacéutica a nivel mundial.
Pero realmente si no es el colesterol ¿Qué produce la arterioesclerosis?
Se ha destacado desde hace más de 25 años que el exceso de homocisteína produce arterioesclerosis, tema tan importante que dedicaré un artículo exclusivamente para destacar a la homocisteína como el auténtico culpable, pero sin olvidarnos de que también tiene mucho que ver el consumo de carbohidratos refinados y edulcorantes, ya que el consumo excesivo de azúcar causa bruscos picos de niveles de insulina, tanto el azúcar como la insulina producen inflamación. Otro factor es la falta de ejercicio, así como el consumo de grasas trans, que se encuentran en bollería envasada, bolsas de patatas fritas, comidas procesadas... El gluten, el alcohol, el desequilibrio entre consumo de omega 6 y omega 3. Así la falta de omega3 y de vitamina B en las dietas veganas es la causa más importante de los infartos en este grupo de población, el estrés y la contaminación ambiental completan este listado de enemigos del corazón, pero el colesterol es un amigo, un aliado necesario para la buena salud vascular.
BIBLIOGRAFIA
1.- Amit Sachdeva , Christopher P. Cannon , Prakash C. Deedwania , Kenneth A. Labresh , Sidney C. Smith Jr. , David Dai , Adrián Hernández , Gregg C Fonarow. Niveles de lípidos en pacientes hospitalizados con enfermedad arterial coronaria: un análisis de 136 905 hospitalizaciones en Get With The Guidelines
2.- Thomas R. Dawber , Félix E. Moore , Jorge V Mann. Enfermedad coronaria del corazón en el estudio de Framingham Int J Epidemiol . 2015 diciembre; 44 (6): 1767-80
3.- S. de Lorgeril , P. Salen , JL Martín , Y. Monjaud , J. Delaye , N. Mamelle. Dieta mediterránea, factores de riesgo tradicionales y la tasa de complicaciones cardiovasculares después de un infarto de miocardio: informe final del Lyon Diet Heart Study Circulación . 16 de febrero de 1999; 99(6):779-85
4.- Nathalie Eckel , Yanping Li , Olga Kuxhaus , norberto stefano4, Frank B Hu , Matías B Schulze
Transición de fenotipos metabólicamente saludables a fenotipos no saludables y asociación con el riesgo de enfermedad cardiovascular en las categorías de IMC en 90 257 mujeres (Estudio de salud de enfermeras): seguimiento de 30 años de un estudio de cohorte prospectivo Lancet Diabetes Endocrinol . 2018 septiembre; 6 (9): 714-724.
5.- Harumi Okuyama , Peter H. Langsjoen , Tomohito Hamazaki , Yoichi Ogushi , Rokuro Hama , Tetsuyuki Kobayashi , Hajime uchino. Las estatinas estimulan la aterosclerosis y la insuficiencia cardiaca: mecanismos farmacológicos. Rev Clin Pharmacol . 2015 marzo;8(2):189-99
6.- Harumi Okuyama , Tomohito Hamazaki , rokuro-hama , Yoichi Ogushi , Tetsuyuki Kobayashi , naoki ohara , hajime uchino Una revisión crítica de la declaración de consenso del Panel de Consenso de la Sociedad Europea de Aterosclerosis 2017. Farmacología . 2018;101(3-4):184-218
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