Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de febrero en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera para entender esta.
Redistribución
Entre 1978 y 2014 el PIB per cápita chino se ha multiplicado por 20, el crecimiento más rápido y sostenido de cualquier economía en la historia, pasando de un nivel de desarrollo humano bajo a un nivel alto de acuerdo con el Índice de Desarrollo Humano. Por el contrario, la redistribución de la renta y la oferta de bienes públicos han tenido un éxito limitado. Antes del milagro económico, China era pobre e igualitaria, con un índice de Gini de 0,28. Ahora se ha convertido en una economía mucho más rica, pero con grandes desigualdades. El índice de Gini alcanzó su nivel más alto (0,49) en los años 2008-2009, y desde entonces ha bajado levemente. Aunque que la desigualdad es mayor en las áreas rurales, la mayor fuente de diferencias se da entre la población rural y la urbana, y esta diferencia se ha incrementado. Ahora la renta media urbana es 3,3 veces la rural, mientras que a principios de los 80 era menos del doble.
La reducción de la pobreza desde el comienzo de las reformas ha sido excelente. Las estimaciones más conservadoras daban 260 millones de personas en áreas rurales por debajo de la línea de pobreza absoluta (1,9 dólares al día según la capacidad de compra en 2011) a finales de los 80 y principios de los 90, número que se ha reducido hasta 56 millones en 2015 (Wei, 2016 [3]). Es difícil decir si esta reducción se debe a las políticas gubernamentales. China tiene desde 1986 una política activa cuyo objetivo son las comarcas pobres. Cerca de un cuarto de las comarcas chinas están designadas como pobres, lo que supone transferencias fiscales para el desarrollo de la economía local, infraestructuras, comida por trabajo y préstamos subsidiados. El problema es que los objetivos geográficos se olvidan de los pobres fuera de las áreas objetivo y benefician a los ricos de esas regiones. Además, una proporción de las transferencias presupuestales inflan los gastos administrativos en lugar de ayudar a los pobres (Montalvo y Ravallion, 2010 [4]). Por lo memos esos programas aseguran que los burócratas locales tienen recursos en sus carreras por el crecimiento.
La contribución directa del estado a las prestaciones sociales es todavía sorprendentemente pequeña. En 2014, las provisiones presupuestarias del gobierno para la educación eran el 3,6% del PIB; para la sanidad, el 1,6%, y para las viviendas públicas, el 0,8%. Como el impuesto sobre la renta de las personas físicas es muy bajo, la redistribución vía imposición progresiva es muy pequeña.
La provisión de bienes públicos se ve mejor en la manera en que China está conectada con una red completa de autopistas y carreteras, y con una red a punto de completarse de tren de alta velocidad. Sin embargo, el deterioro medioambiental nunca ha sido una prioridad. Hasta el presente, China ha sufrido un deterioro sustancial en este sentido que muestra señales de haber tocado fondo, pero con solo unos pocos indicadores que muestren una mejora significativa.
Sensibilidad
China es un gobierno autocrático, donde todos los procesos políticos están controlados por el Partido Comunista, una de cuyas características peculiares es su elitismo no disimulado. En 2002, el partido redefinió sus reclamaciones de legitimidad para centrarse en las élites y en los trabajadores educados, en lugar de en la totalidad de la clase trabajadora, como era lo tradicional. De hecho, la etiqueta alternativa más apropiada para China es la de “capitalismo de estado” (Naughton y Tsai 2015 [5]). Con el poder tan concentrado, con poca transparencia, y con pocos controles y rendición de cuentas es inevitable que el control de los que tienen el poder perdure y que la corrupción sea un problema mayor.
En opinión de Naughton China no puede ser considerada un país socialista hasta que haga un mayor progreso en cumplir los objetivos políticos declarados por ella misma en temas de seguridad social, redistribución de la renta y la solución de los problemas medioambientales.
Referencias
3. Wei, W. 2016. Rural Poverty Declined by 14.42 million in 2015 [in Chinese]. From State Council Poverty Alleviation and Development Leadership Group, February 29, 2016, accessed May 24, 2016 at http://www.cpad.gov.cn/ art/2016/2/29/art_50_45702.html.
4. Montalvo, J.G., y Ravallion, M. 2010. The Pattern of Growth and Poverty Reduction in China. Journal of Comparative Economics 38:1, 2–16.
5. Naughton, Barry, y Tsai, K- S., eds. 2015. State Capitalism, Institutional Adaptation, and the Chinese Miracle. New York: Cambridge University Press.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------Hace cinco años en el blog: Por culpa de dios.
Hace tres años en el blog: Causas de la desigualdad salarial: ¿el comercio o las nuevas tecnologías? (1).
Y también: Guía para opinar sobre Ucrania.
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