Pero no solo fue la creadora, Soley Bernal también fue la guionista, la directora y, por más que no lo diga en los créditos, la investigadora. Ella buscó ver el monstruo del comercio ilegal de personas de frente y, lejos de quitar la mirada, se decidió a que más de nosotros le miráramos por medio de la miniserie «La Calquiera». Sabe que solo conociendo la situación podemos hacer algo para evitarla.
En la pequeña y elegante oficinas de la productora para la cual trabaja, entrevisté a una enérgica, amable y alegre Soley Bernal; que, desde el primer momento, estuvo muy anuente a hablar del proyecto de esta miniserie.
Soley Bernal: Este es un proyecto pionero a nivel de la región de Centroamérica. Latinoamérica básicamente produce en el mercado de la novela, y lo que es la serie más de estilo estadounidense es una apuesta a nivel de dinero, de temáticas y te permite explorar temas más controversiales. Por la forma en que se presenta, la gente espera una calidad «Premium». Entonces, mi intención era poder hacer un proyecto que fuera pionero a nivel de la región, que nos permita colocarnos en el mapa de la producción internacional como un país que ya tiene la plataforma que permite producir a este nivel.
Pandora Magazine: Pero antes de eso, hubo un chispazo de inspiración. Vi en una de sus entrevistas que la idea empezó a formársele cuando vio una noticia sobre que encontraron a varios asiáticos muertos en un barco. ¿Qué tuvo esa noticia para que fuera el inicio de su motivación para todo este proceso?S.B.: Uno tienen una idea de lo que es la trata, pero no es una idea: es una idealización. Uno lo que se imagina es una muchacha encadenada en un cuarto oscuro y obligada a prostituirse. Entonces, cuando sale esta noticia y explican que eso era trata también, fue como darse cuenta de que aquí entraba gente que era victimizada. Antes, mi percepción era que los ticos [costarricenses] eran las víctimas, a los que se llevaban a México o a Europa; pero no sabía que dentro del país éramos destino desde el extranjero o un país de tránsito y, mucho menos, sabía que éramos un país que tenía trata interna, que es el caso de Aylin.
Cuando empecé a investigar, primero por pura curiosidad, empecé a descubrir muchas aristas de lo que significa la trata y como se expresa de diferentes formas: la trata interna, la trata externa, trata con fines de explotación sexual, esclavitud de servidumbre… Y ahí ya empecé a ligar ideas.
Imagínate que en ese momento, no había tanta información sobre el tema del tráfico de órganos. Más bien, ahorita que está saliendo la serie se han dado varios casos en el país, y hay como una alerta respecto a las personas que se roban a los niños con este fin. En el momento en que yo lo investigué no era un tema tan en la palestra. Pero de repente, hubo varios escándalos, como un caso de un doctor en el Hospital Calderón Guardia que le estaba robando órganos a niños.
Pero lo que me encanta de haber hecho esta serie es que, a nivel colectivo, sí generé en la gente por lo menos la malicia de empezar a decir: “estas cosas pasan. Voy a abrir más los ojos, voy a estar más pendiente”. He notado en redes sociales, por ejemplo, que la gente habla más de los robos de niños, incluso he visto señoras que le sacan fotos a anuncios de la prensa y lo han posteado: “vean, esto se ve falso”. Es bonito ver que la serie haya causado y generado esa reflexión en las personas y que le haya permitido a la gente dudar de las cosas que ve y cuestionarse. Para mí, eso es la mayor satisfacción que tengo de este proyecto.
PM: ¿Me podrías comentar de qué se trata “La Cualquiera” según tus palabras?
S.B.: “La Cualquiera” son cuatro casos, basados en hechos reales, que exponen a cuatro víctimas de trata y cómo su historia previa, sus problemas familiares, sus necesidades o sueños los vulnera a aceptar las propuestas de esta red. Lo que quise fue abordar la temática desde el punto de vista del ser humano, sus sentimientos y su familia, y no tanto en los detalles morbosas. Era más hacia la víctima, no me centré tanto en los villanos, solo en la parte de cómo opera una red, qué propuestas hacen. Es que son tan ridículas, que parece mentira que la gente se las crea y eso era un poco tema: la gente a veces es tan inocente o tan desesperada, como en el caso de Aylin: Porque está desesperada, porque necesita el trabajo, porque la familia lo ocupa y porque en su pueblo trabaja con un tipo que es un demente; ella tiene una necesidad tan grande de salir huyendo de ahí que cuando llega una señora con una propuesta ridícula, aunque no tiene ni pies ni cabeza, ella la acepta.
P.M.: De hecho, Aylin es uno de los personajes que más me gustó como trataste, porque se sabe más de donde viene y en su historia fuiste desenrollando el secreto del incesto. En cambio, con el personaje de Sara, quise saber cómo es que ella naturalizó tanto la prostitución. Ellas dos son como las dos aristas de las mujeres que son violentadas sexualmente: una que se sexualiza, y la otra que se reprime. Me gustaría que me comentaras sobre esas realidades en la familia que vulneran a las personas y que quisiste poner en la palestra.S.B.: El problema principal de la trata es la falta de amor en las familias. Hay un tema de descuido, de maltrato, de división, de falta de comunicación que es el primer paso para que la persona sea víctima de la trata. Para la trata hay esfuerzos gubernamentales, de la policía, de organismos internacionales pero la trata no se va a resolver si no hacemos un cambio de valores en la familia.
En el caso de Aylin, ella no solamente fue abusada por su padrastro, también su madre le da la espalda y la echa de la casa. Prefirió al esposo que la hija, y la hija termina viviendo con su abuela, que es una señora que no puede trabajar porque es muy mayor. Y entonces, ella termina responsabilizándose por la abuela y su hijo. Eso lo que hace es un círculo de pobreza, porque la pobre muchacha tiene que cargar con muchas responsabilidades fruto del abuso.
Aylin tiene un deseo interior de poder borrar todo ese pasado, de poder tener una oportunidad de algo que la ayude estudiar, que la ayude a salir de toda esta miseria. Por eso, cuando esta mujer le habla de una fundación que ayuda a mujeres y que, a parte, le van a poder a dar el estudio, ella dice: “Sí, el estudio, eso me parece que es lo que necesito”, y piensa que: “en ese lugar me van a dar la casa, la comida, y el estudio”, casi que es una beca, a ella le parece muy bien.
P.M.: Le dijeron lo que quería oír.
S.B.: Exactamente, ella dijo: “aquí está lo que toda la vida he soñado, poder estudiar, hacer todo lo que quiero, sacar a mi familia de la miseria”…
Aylin es la historia del campo, Sara es la historia de la ciudad. Es de esas niñas que viven en la calle, que venden confites. Su mamá murió cuando ella era muy tenía como cinco años, su papá es un alcohólico y se junta con esta mujer malvada que es la madrastra. Ella vive la violencia en su casa. Toda la familia sabe que se prostituye en la calle pero, mientras les lleve dinero, no les importa de donde venga. Hay una escena que para mí es muy triste, porque se ve que en ese núcleo familiar no les interesa Sara, solo si ella les lleva dinero. A nadie le importa qué siente ella, o si ella quiere salir de la prostitución.Sara es la otra realidad detrás de la prostitución, básicamente es una niña que nadie le enseñó el valor de respetar su propio cuerpo. Ella ya se ve y se visiona como un objeto sexual, que ese es su talento: ser bonita, prostituirse. Es una muchacha que ha ejercido la prostitución desde niña, algo muy común cuando los chiquitos están en las calles, sin cuidado de sus padres. Cuando están ahí, vendiendo cosas y limpiando parabrisas, son niños mucho más propensos de entrar en droga y en prostitución. Entonces esa es un poco mi reflexión: Sara es una niña sin cuidados, sin padres a los que le importe.
P.M.: Y por eso es simbólico que Sara dijera que el personaje de Renato es como un padre para ella, lo cual se ve mucho en esa clase de temática.
S.B.: Exactamente. Porque nunca nadie le ha importado ella, y Renato lo que en realidad le ha dado es un trabajo, pero ella está tan necesitada de amor, que ve a esta figura que le está dando techo, comida y dinero; y Sara lo asocia con que es una persona que por primera vez se interesa en ella. Que él no le quita, que le da algo. Entonces confía ciegamente, y por eso sigue todas las órdenes y no se cuestiona el quedar embarazada de un cliente. Más bien, se dice que le están cuidando el embarazo, y que “por eso este hombre es un padre para mí”. No logra entender que esos cuidados tienen un precio, que le quieren quitar a su hija.
P.M.: Me podrías hablar de los personajes de Giovanna y Yhong Zhang.
S.B.: Con el personaje de Giovanna quise romper un poco el mito que la trata solo le pasa a personas de clase baja. Giovanna es una niña de clase media-alta. Estudia en su colegio privado, tiene sus dos papas, tiene una buena posición y la tienen en clases de modelaje. Ella no se da cuenta, por su inmadurez, que corre peligro como cualquier muchacha.
Con Giovanna se da un poco la reflexión sobre estas muchachas que suben muchas fotos a internet con poses sugestivas, porque estamos en una sociedad que sexúa a las niñas, que lo importante es qué tan atractiva soy. Tal vez ella lo hace con inocencia, esperando que las fotos las vieran los muchachos que le gusta. Pero lo que ella no sabe es que puede llamar la atención de las personas incorrectas. En este caso, la contacta un reclutador de una red de trata.
Ellos usan muchas formas para engañar, pero la más común es la del falso reclutador de modelos. Le dice que es muy guapa, le va a conseguir un contrato de modelo en Europa y que van a hacer una sesión de fotos en Costa Rica. Ahí es donde pruebo que somos un lugar de tránsito. Técnicamente, Giovanna iba a estar aquí unos días y ya luego iba para Europa.
El tema es que ella tiene una familia que, aunque le da las cosas materiales, es disfuncional: sus papás están a punto de divorciarse, no tienen buena comunicación y pasan peleándose. Se interesan muy poco de en dónde anda la hija, qué hace en Facebook, quiénes son los amigos, a dónde sale. La chiquita andaba con un tipo, sacó un pasaporte y se fue; y los papás no se dieron cuenta porque no estaban pendientes de su hija. Estaban ocupados de otras cosas y eran muy permisivos, que es una modalidad de padre que se está dando mucho ahora que es el papá-amigo que no disciplina, no está pendiente y no cuida. Básicamente se dan cuenta de que la chiquita está metiéndose en problemas porque los llaman del colegio. Son padres tan descuidados con su responsabilidad que la dejan hacer lo que quiere, y fue ese descuido lo que la hizo una presa fácil para la trata.
P.M.: Con el caso de Yhong Zhang, se ve lo que es el trabajo forzado.S.B.: Es un tipo de esclavitud que también rompe los mitos de que las trata solo le pasa a mujeres. También les pasa a los hombres, porque ellos necesitan ser proveedores de su familia. Han aparecido muchísimos casos de trata en que les ofrecen trabajar en plataforma petroleras en altamar o en cruceros. Dominar a las personas en un barco es muy fácil, porque es muy difícil escapar y, aparte, no hay una forma de que la policía sea contactada.
Esta historia, basada en el caso de los orientales que fueron encontrados en Costa Rica, es un poco para recrear esta situación. Estos muchachos creen que van a ganar mil dólares por semana, que solo van a trabajar seis meses y que luego se irían llenos de dinero a China, cuando en verdad terminan llenos de golpes. Porque nunca les pagaron, solo comieron arroz y trabajaron hasta veinte horas diarias. Eran condiciones totalmente inhumanas.
P.M.: En una entrevista, usted comentó que tuvieron que hacer una pausa en medio de la filmación porque era de muchas horas y, además, emocionalmente extenuante. Y usted estuvo trabajando por cinco años en esta temática. ¿Cómo hiciste para mantener un equilibrio entre mostrar el horror que es esa situación y trabajar emocionalmente el lidiar con ella?
S.B.: Para mí, emocionalmente, fue muy pesado. Más cuando hice la investigación, porque ahí ves el horror de frente, conoces las historias, los casos y las cosas que pasan. Uno se siente como muy horrorizado. De hecho, mucho de lo que investigué casi que era imposible ponerlo en una pantalla porque eran cosas demasiado feas. Por eso fue que me enfoqué un poco más en la víctima, más desde una prevención, en el cómo las personas pueden evitar el ser vulnerables. Porque sí, ya los horrores en la trata son terribles y no quería que la gente…
P.M.: Pero hay escenas fuertes, como las de Giovanna…
S.B.: Pues sí las hay, porque evidentemente hay que mostrar un poquito. Pero no es fácil. A nivel emocional sí es desgastante. Trabajar todos los objetivos con los personajes y los actores para que pudieran interiorizar todo esto, fue duro para ellos. Todo el proceso de la serie fue difícil a nivel emocional. Porque no es solo la investigación y el rodaje, ya luego fue pasar meses en la parte de post-producción y hay un momento en que te embotas [atontamiento por cansancio] y te hastías del asunto. Es muy pesado, es duro ver un tema tan escabroso.
Ahora estoy explorando otras temáticas, para cambiar un poco el ambiente, porque es difícil. De hecho, prácticamente al salir de eso terminé haciendo una comedia porque quería desintoxicarme un poquito, y ver el mundo desde un punto feliz, porque sí soy una persona demasiado positiva.
P.M.: Hablemos de “los malos”. Renato y el señor Chang son los que más saltan a la vista, pero hay dos personajes que me llamaron la atención. Mima, la madam que también se ve que fue víctima de violencia sexual infantil, y Víctor, que es una clase de antihéroe.
S.B.: Mister Chang es un tipo que vive en su vida opulenta mientras está tratando a las personas como mercancía. Él ya perdió toda la humanidad. Para él, las personas solo son dinero, mercancía, un número menos o un número más.
Renato tiene también su parte enferma. Él les pone una cara de bondad a las personas que victimizará cuando realmente les está haciendo un daño. En el caso de Sara, él le vende esa idea de que es un padre que la cuida, cuando en verdad la está explotando y le va a robar su bebé.
Así operan en la realidad, tratan de mostrarle a la muchacha que llegó a una nueva familia donde la cuidan, la atienden y la protegen, pero eso no es más que cuidar la mercancía. No es un amor sincero. Simplemente es el negocio. “Ella es la nueva, hay que darle la ropa, el maquillaje, todo para que venda mucho”. No es que realmente la quiera como padre, pero se lo hace sentir.
Me pareció muy perverso, ese “amor paternal”. Así funcionan los prostíbulos. El proxeneta o el tratante le hace creer a la muchacha que él es un cuidador, que él es un proveedor, que es familia. Que la quiere, que la protege de cualquier cosa. Esa es la manera en cómo las amarran. Y esa relación la quise dejar ver desde Renato, porque me pareció una relación muy perversa dentro de la trata.
Mami es una madam. Para mí, también fue una forma de humanizar a una mujer que la ves como solo una mandam. Pero una madam casi siempre viene de una historia parecida a la de las mismas víctimas. Mami simplemente es una mujer que la prostituyó su propia madre desde que era niña. Ella ya asumió que la prostitución está bien porque ella lo ha hecho toda la vida, y ahora se encarga de entrenar a las muchachas y enseñarles todos los gajes del oficio.
P.M.: Y hasta se siente realizada, porque ya no es la víctima, la que está allá abajo.
S.B.: Exacto. Ella ya se siente orgullosa de sus chicas. Quise humanizar un poco a la madam, evitar su prejuicio. No, detrás de ella también hay una historia de abuso.
Víctor es un muchacho con un gran dolor. Tenía una hermana que fue víctima de la trata, y él lo que quiere es justicia. Lo que pasa es que al entrar a este mundo tan oscuro, sufre mucho. Él estaba tratando de evitar que me vieran que estaba a favor o en contra. Lo que pasa es que había momentos en que él se desesperaba porque, sobre todo con Aylin, le pareció una muchacha muy buena. Y le dio mucha lástima ver lo que le estaba pasando. Y cuando Aylin decide, por la presión, hacerse prostituta, él siente que está fallando y necesita advertirle: “si te metés en esto, vas a perder más de lo que vas a ganar. Esto te chupa el alma. Es como una sombra que te entra y te desgarra la vida. Entonces, hagamos otra cosa, busquemos otra forma”.
Pero Aylin necesita el dinero ya. Además, la presionan con ese cuento de que ella le debe un dinero a los tratantes… Eso es lo que gente tiene que ver, si para Aylin era imposible hasta pagar una pequeña renta. La gente que no ha vivido en el campo no saben que a veces pasan comiendo guineo, porque no hay dinero ni para comprar arroz ni frijoles. Porque no los contrataron, o no es temporada de cosecha o se perdió la cosecha. La gente no sabe lo que es vivir en el campo y con hambre. Entonces, ¿y cómo le va a hacer Aylin? Porque este señor no le paga, le debe dinero y aún así, tiene que mantener a su familia. Una persona que vive
en la ciudad se puede preguntar: ¿Cómo no se escapa? Es que ella está apresada por su propia mente, por sus propias carencias…Entonces, Víctor es un muchacho que se mete en una situación por su propia mano, solo que interviene la policía. Quise mostrar un sistema judicial que puede ayudar, porque hay mucha gente trabajando a favor de las víctimas. No quise usar un hombre guapísimo, con candado, para la policía. No, porque es nuestra realidad, nuestro país es latinoamericano y nuestros investigadores son unos señores normales, pero que tienen un corazón y unas ganas de justicia que son los que los va a ayudar a desmantelar esta red tan compleja.
P.M.: ¿Hay alguna forma de que se pueda conseguir esta miniserie para el mercado exterior?
S.B.: El canal Teletica es el contacto. Las personas que lo quieran adquirir, o los canales que les gustaría poder programarla, deben hacer el contacto con Teletica, que son los encargados de la distribución de la serie a nivel internacional.
P.M.: Entonces, para Soley o la productora: ¿cuál es el siguiente trabajo?
S.B.: Estoy trabajando en dos series más, que ya pronto les hablaré más de eso, por ahora es “Top Secret”. Y vienen con la misma calidad que “La Cualquiera”, por supuesto, no podía ser diferente.
Obviamente, me quedaré esperando con una sonrisa en la boca por esos nuevos proyectos. Muchas gracias Soley, por tu anuencia y tu apertura para esta entrevista. Esperemos que no sea la última vez…
Mariana Esciam, para pandora-magazine.com
Todas las fotografías han sido cortesía de Soley Bernal.