Se que todavía es pequeño, pero veo como a pasos de gigante, mi niño se va quedando atrás y el pre-adolescente que lleva dentro avanza con paso firme.
"Chalauras" de madre ñoña a parte (Ata, así no podré ganar nunca un concurso/sorteo "Noñoño") , estoy feliz por que nuestros inicios escolares fueron duros para mi hijo y para mi, así pues, verle pasar curso tras curso al siguiente, es para mi un signo inequívoco de que lo estamos haciendo bien.
Por eso, estoy agradecida a mi hijo principalmente, por que es el que ha puesto todo su esfuerzo y empeño en ello, pero también a su profesora y tutora, con la cual tuve ciertas diferencias al principio, pero que tras no pocas tutorías, conseguimos acercar posturas: las dos queríamos lo mejor en la andadura escolar de mi hijo.
Así que hoy le entregamos una carta de parte de mi hijo y mía, agradeciéndole estos dos años compartidos, por que los dos hemos aprendido mucho de la experiencia. Nos quedamos con lo bueno y utilizamos lo menos bueno como fuerza e impulso para alcanzar cosas positivas, tal como se utiliza en las artes marciales la fuerza del contrincante en nuestro propio beneficio.
Entre otras palabras, he querido compartir con ella, este precioso poema de Gabriel Celaya que ahora comparto con vosotros:
Texto extraido de la web:http://www.uclm.es