Revista Religión

¿Es difícil ser cristiano?

Por Proferay

La tecnología avanzó de tal manera en el mundo que nuestra fe es puesta a prueba constantemente de formas que ni imaginamos ni comprendemos.

Los algoritmos

Las redes sociales, con su contenido visual actual, son realmente una trampa para dejar correr minutos irrecuperables de nuestras vidas.

Las empresas que están detrás de las últimas tecnologías saben qué temas nos atraen más. ¿Cómo lo saben? ¿Acaso nos espían?

No. No necesitan espiarnos y no existe ninguna persona detrás de la pantalla que esté atenta a lo que hacemos. Excepto los algoritmos.

Las redes sociales poseen una serie de datos, que sí les importa conocer sobre nosotros, y son los que indican que tipo de contenido nos es más «familiar».

¿Nos gustan los vídeos de mascotas, de paisajes y de mensajes de esperanza? Entonces ese es el tipo de contenido que recibiremos.

¿Nos gusta ver demoliciones de edificios y explosiones? Pues, ¡Como mande, capitán! ¡Usted dirige el barco con sus gustos!

El contenido que nos sugerirá la red social estará encolumnado detrás de aquellos contenidos que más nos gustan.

¿Y cómo sabe la red social que un contenido nos gusta más o menos? ¿Cómo es eso posible?

Bueno, no es tan complejo. Al darle «Like» o «Me gusta» o hacer click en el corazón o aún al suscribirse en algún canal  determinado o seguir a algún perfil, estamos dando pistas al algoritmo de la red para que considere ese contenido como relevante para nosotros.

Otro factor es el tiempo de visualización de un vídeo. Si un vídeo lo vemos hasta el final o, en el caso de videos cortos («shorts» en Youtube o «reels» en Instagram) cuando los vemos varias veces seguidas sin cambiar a otro video (porque nos gustó alguna parte y queremos volver a verla) eso le indica al algoritmo que ese contenido es de nuestro interés y nos recomendará a partir de ahora videos como ese, sumados a los que ya nos venía mostrando como sugerencia.

Existe una analogía: Si vamos a un almacén a pedir un alimento de determinada marca, el primer día, el almacenero nos dará ese producto sin pensar y quizá nos ofrezca uno de menor valor pero aceptará nuestra negativa porque íbamos dispuestos a comprar una marca en particular.

Si volvemos la semana siguiente, es probable que el almacenero no nos recuerde y nos pregunte que deseamos comprar.

Con el correr de las semanas, el almacenero, al vernos llegar, tendrá separado un paquete del producto que siempre compramos y quizá ponga alguna otra sugerencia para testear qué otro producto puede resultarnos útil para vendernos junto con el producto que seguramente compremos como cada semana.

Sin mecanismos de costumbre.

Lo peligroso del algoritmo es que en un instante ya almacena el conocimiento de aquello que nos gusta ver en las redes y puede ofrecernos en forma rápida otros contenidos. Las primeras veces nos ofrecerá contenido más variado y aleatorio porque nos está «testeando» como el almacenero.

Pero el algoritmo cuenta con una información privilegiada que el almacenero ignora, y es que sabe lo que le gusta a otras personas.

Es decir que si vemos un vídeo de paisajes, o motivacional, el algoritmo se adelanta buscando lo que a otras personas, que han visto ese material, les ha gustado, y lo sugiere.

No importa qué hagamos en la red, ya existen perfiles muy similares a los nuestros y el algoritmo los conoce, e intentará llevarnos de las narices por ese camino.

No perdamos más tiempo

El inconveniente es el tiempo que se invierte en este tipo de distracciones que mayormente no aprovechamos para otras cosas.

Efesios 5:16 (versión Reina-Valera Contemporánea – RVC)
Aprovechen bien el tiempo, porque los días son malos.

Y tan malos son estos días que los perdemos en distracciones omitiendo hacer el trabajo que el Señor nos encomendó.

Mateo 28:19 RVC
Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

No dejemos que el mundo entre en nuestros corazones y nos distraiga, quienes hemos creído podemos usar las herramientas que la tecnología nos ofrece pero conscientes de la recomendación del apóstol Pedro:

1° Pedro 5:8 RVC
Sean prudentes y manténganse atentos, porque su enemigo es el diablo, y él anda como un león rugiente, buscando a quien devorar.

Si cada día logra devorar gran parte de nuestro tiempo, tarde o temprano logrará engullirnos por completo. Y cuando el Señor regrese, nuestras manos estarán vacías.

Errores comunes en los que cae el cristiano

Quiero enumerar algunos de los muchos errores en que un cristiano suele caer con bastante frecuencia:

  • Considerar que el mero hecho de asistir a una congregación es suficiente y que el «resto de la semana» o el resto del tiempo de cada día le pertenece para hacer «sus cosas». Quizá no consideramos que hemos sido comprados por sangre y que somos propiedad de Dios y no nuestra.

1° Corintios 6:19-20 RVC
¿Acaso ignoran que el cuerpo de ustedes es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes, y que recibieron de parte de Dios, y que ustedes no son dueños de sí mismos? Porque ustedes han sido comprados; el precio de ustedes ya ha sido pagado. Por lo tanto, den gloria a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios.

  • Creer que la responsabilidad de la evangelización recae en los líderes de la congregación a la que asisten pues «yo doy la ofrenda» (y en algunos casos: «yo doy el diezmo»). Y con eso creen que saldan su deuda con el Señor, con dinero… ¿Pueden ver lo que se esconde detrás de esto? Sea sincero con usted mismo y medítelo en oración. Si bien el contexto del pasaje bíblico a continuación habla de una negociación por un fin de Dios dado a los apóstoles, grafica en parte lo que sucede si tenemos ese pensamiento planteado anteriormente:

Hechos 8:20-21 RVC
Al oír esto, Pedro le dijo: «Que tu dinero perezca contigo, si crees que el don de Dios puede comprarse. Tú no tienes nada que ver en este asunto, porque en tu interior no eres recto con Dios.

Palabras finales

Gracias por haber leído hasta aquí.

Viviría escribiendo pero debo ingresar a mi trabajo diario.

Que el Señor les bendiga y guarde sus corazones de todo mal! DE TODO TIPO DE MAL!


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