Después de hablar de los aspectos económicos de la construcción sostenible, tan importantes a la hora de juzgarla, vamos a tratar como percibe el mercado este tipo de construcciones ecointeligentes.
Poco a poco el paradigma de la sostenibilidad se está consolidando en el mundo inmobiliario gracias a los beneficios que aporta a usuarios, arrendatarios, propietarios, promotores y constructores. No obstante, las grandes empresas son todavía las grandes impulsoras de este tipo de construcción y certificación.
Además de los criterios económicos y ambientales, influyen especialmente aspectos vinculados a la mejora del ambiente interno y de las condiciones de vida y trabajo de sus empleados, que tienen como consecuencia incrementos de la productividad o la reducción del absentismo. Asimismo, las grandes corporaciones empiezan a desarrollar activas políticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en las que asumen la creación de valor compartido a largo plazo y enfocada hacia sus grupos de interés.
La construcción sostenible también puede ser considerada una potente herramienta de prestigio de marketing y de promoción sostenible de la marca o de la empresa, todo ello con cuidado de no caer en un lavado verde ó greenwashing. El prestigio que da la sostenibilidad queda patente ya que sólo entre el 10% y 20% de los que se presentan para obtener un certificado asociado a la construcción sostenible.
Un ejemplo puede ser Crystal, el centro global de desarrollo urbano sostenible construido y gestionado por Siemens, donde se han implementado estándares en edificación sostenible y en respeto al medio ambiente. Esto queda reflejado con los reconocimientos LEED Platinum y BREEAM Outstanding, que convierten al Crystal en el único edificio del mundo con la máxima categoría en ambos sistemas de certificación.
De manera similar a lo ocurrido en el sector de la alimentación, los certificados de calidad ayudan a consolidar este mercado
Según los expertos, el objetivo de todo edificio energéticamente ecoeficiente debe pasar siempre por un modelo de gestión capaz de orientar toda su infraestructura a la eficiencia y al ahorro de recursos.
En el momento de diseñar un proyecto constructivo hay que tener en cuenta un correcto aislamiento, la orientación y disposición de espacios en función de la luz solar, climatización y materiales, entre otras cuestiones. En la práctica un edificio público será considerado energéticamente eficiente si es apto para compensar todos sus consumos, es decir, que sea un edificio con coste energético 0. Sin embargo, el verdadero reto está en lograr una mejor eficiencia energética en el parque de edificaciones ya construido.
Es sabido que la instalación de dispositivos enfocados a mejorar la eficiencia energética supone una inversión a la que se debe hacer frente, aunque con el tiempo la rehabilitación queda totalmente rentabilizada. Con las soluciones que existen hoy en día en el mercado es posible ahorrar hasta un 30% del consumo energético de un edificio. Con un sistema de control de iluminación ecointeligente se pueden recortar hasta un 50% en comparación con los sistemas convencionales, por lo que podemos concluir que los costes se compensan con el ahorro.
En los últimos 5 años, poniendo el caso de España, los costes energéticos han aumentado un 70%. Por ejemplo, si estudiamos una infraestructura abierta 24 horas, 7 días a la semana, como puede ser un hotel, la reducción de un 30% en la factura energética supondría un aumento considerable en los beneficios de explotación.
Las principales ventajas que implica un sistema de eficiencia energética son básicamente, la reducción notable del impacto en el medio ambiente y la reducción de gastos provenientes de este sector. Además, estos sistemas también proporcionan un mayor confort y seguridad a sus usuarios, lo que a la práctica se traduce en una mayor competitividad de la empresa.
A modo de ejemplo, la empresa de transportes TNT decidió implementar un plan de eficiencia energética y ahora cuenta con unas de las oficinas más sostenibles de Europa. Su sede en Hoofddorp (Holanda) es un edificio de 17.000 m2 repartidos en cinco plantas y parking y forma parte del 5% de edificios más sostenibles de su país, que han visto cómo sus costes en la factura energética se han reducido notablemente. Con eso también pretenden paliar sus emisiones perjudiciales CO2 derivadas de los gases emitidos por sus aviones y camiones de transporte y, al mismo tiempo, dar una imagen de sostenibilidad al exterior.
Como dijimos al principio de esta serie de artículos, construir de forma sostenible representa una apuesta de futuro. Ya hemos comentado que este tipo de construcción no encarece el resultado final, y hemos visto que tiene un mercado creciente y cuenta con un buen aliado en las soluciones de eficiencia energética.
Y no olvides que la edificación sostenible es aquella que aplica de forma equilibrada en todo su ciclo de vida las tres dimensiones social, económica y ambiental de la sostenibilidad.
Y para ti ¿es un cambio de modelo ó es una moda pasajera?