Revista Opinión

¿Es España un país monárquico?

Publicado el 04 agosto 2020 por Jcromero

La vida nos pone con frecuencia ante el dilema de escoger. Es algo tan habitual que, en ocasiones, lo hacemos sin darle importancia. Sin embargo, por mucho que lamentamos haber desechado determinadas opciones y nos equivoquemos con otras, qué pensaríamos si nos privaran de la opción de elegir el libro que leemos, la ropa que vestimos, los alimentos que ingerimos o si nos negaran la posibilidad de compartir nuestras vidas libremente.

Esta tesitura electiva tan cotidiana le fue negada a los españoles cuando el dictador designó como sucesor al príncipe Juan Carlos . Es cierto que tampoco hicimos mucho por evitarlo. Ni entonces ni cuando nos metieron el sistema monárquico en el paquete constitucional. Se da por sentado que España es un país monárquico, pero nunca se ha preguntado a los españoles qué sistema preferían. La democracia que no ganamos siempre tuvo miedo a que una consulta desatara aquello que el susodicho dejara atado y bien atado.

Aunque la historia se pueda interpretar, no se debe convertir en ficción. Repetir como una salmodia plomiza que la monarquía española es hija de la Constitución constituye una falsedad. En julio de 1969, en sesión de las Cortes Españolas, Juan Carlos de Borbón afirmó: "Quiero expresar, en primer lugar, que recibo de su excelencia el jefe del Estado y generalísimo Franco la legitimidad política surgida el 18 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufrimientos, tristes, pero necesarios, para que nuestra Patria encauzase de nuevo su destino". Dos días después de muerto el dictador fue proclamado rey de España como Juan Carlos I. España pasó de república a dictadura y a monarquía con la muerte del innombrable y por decisión de éste. ¿Los españoles? No tuvieron opción: opresión o avanzar en democracia con el peaje monárquico. En su origen se puede entender el temor a consultar a los españoles si prefieren un sistema u otro. Así las cosa, con la monarquía sucede lo mismo que con la bandera; cuando algo se decide en despachos o en un concurso de diseño , resulta razonable la existencia de ciudadanos que no se sientan concernidos.

La situación actual supera la controversia entre monárquicos y republicanos. Se trata de una cuestión de decencia pública, de ética democrática. Nos dijeron que la Transición fue modélica y la monarquía crucial para la llegada y consolidación de la democracia. Ahora sabemos que ni lo uno ni lo otro era tal como nos lo contaron. Tampoco la Transición fue un fracaso, dicho sea de paso. Algo evidente, la mitificación del papel de la Corona queda en fiasco al publicarse determinadas actividades de Juan Carlos I. De no ser por la crisis sanitaria que tenemos y la crisis económica y social que nos espera, la prensa tradicional, siempre más cerca de la hagiografía que de la información y el análisis, no podría tapar los asuntos de la Corona. En todo caso, de preguntarse a los españoles, ¿seguiría siendo España un país monárquico?

La figura del campechano oficial se desdibuja entre publicaciones de actividades de juzgado. Por cierto, la presunción de inocencia para quien pueda ser sometido a juicio. Los defensores de la Monarquía solían esgrimir que siempre resultaría más barata que la República al no tener que realizar elecciones para escoger al jefe del Estado o que la Familia Real española era un ejemplo de las mejores virtudes. ¿Cambiarán de argumentario? Entonces, cuando la argumentación decaía, era recurrente el comodín del juancarlismo al que se abonaban quienes incapaces de defender a la institución especificaban que más que monárquicos eran juancarlistas. Se abonaban a esta tesis supuestos republicanos y dirigentes del partido socialista para diluir la disyuntiva entre monarquía y república, argumentando que se trataba de un debate artificial porque en ambos sistemas se cobijan sistemas democráticos y, en ambos, aparecen gobiernos y actividades corruptas.

Y mientras los españoles nunca hemos tenido la oportunidad de elegir nuestro sistema político, el emérito sí ha tenido la opción de escoger decidiendo tomar las de Villadiego. Cuando su abuelo huyó de España, una constante en los Borbones, Valle-Inclán afirmó que "Los españoles han echado al último Borbón no por rey, sino por ladrón". Esperando que la Justicia mantenga la venda en los ojos, es necesario que nos preguntemos, que nos pregunten, si España un país monárquico.


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