"La consigna de Popper <<conjeturas y refutaciones>>, adoptada por Lakatos, solamente sirve para desmalezar el conocimiento de falsedades por medio de la exhibición de contraejemplos. Indicar errores no reemplaza la ideación de conjeturas y su corroboración. Un granjero que no hiciese más que desmalezar su campo no conseguiría de él nada para comer." Mario Bunge.
¿Qué diferencia la ciencia de la pseudociencia? La dificultad de responder a esta pregunta de modo preciso ha hecho que en un siglo se hayan producido varios criterios de demarcación y una cantidad innumerable de artículos especializados en el tema. Ejemplo de esto último es la publicación reciente del monográfico de la revista Mètode de "El engaño de la pseudociencia".
Los científicos y filósofos interesados en saber cuáles son las diferencias entre uno y otro campo muestran una tesis básica: sea lo que sea que diferencie a la ciencia de la pseudociencia, dicha diferencia es marcada en el tipo de actividad (o en su resultado: el conocimiento) que desempeñan sus practicantes tanto en la primera como en la segunda. El primer gran enfoque que buscó establecer cuál era esa gran diferencia fue el racionalismo crítico, fundado por el epistemólogo Karl Popper, y dado a conocer en su ya clásica obra, La lógica de la investigación científica (1934). Popper aseguraba que el más importante problema de la epistemología era el de demarcación, y bien podemos asegurar (aunque con algunos matices) que es problema de demarcación el que funda la filosofía de la ciencia como disciplina académica, con los intentos intelectuales por establecer las razones necesarias y suficientes para reconocer un campo científico, como la física, o una teoría científica, como la relatividad general y especial de Einstein.
Pero el racionalismo crítico no solo ayudó a centrar el objetivo principal de la filosofía de la ciencia al buscar las características definitorias de la ciencia, sino también buscaba saberse (con menos interés) qué definía a una pseudociencia. El primer paso de Popper de establecer el criterio de falsabilidad para tal demarcación y como base del entendimiento de las teorías científicas y pseudocientíficas, inició también un gran debate sobre si tal criterio era suficiente (o incluso necesario) para establecer la cientificidad. Para defender su punto, Popper solía usar ejemplos paradigmático de ciencia, como la física clásica newtoniana y las teorías de la relatividad de Einstein, mientras que explicaba el caso del psicoanálisis freudiano como un ejemplo típico de pseudociencia, al ser infalsable. Pero tal explicación sería cuestionada fuertemente por uno de sus pupilos. Un autor de origen húngaro que, ante el reto popperiano de buscar falsadores en el psicoanálisis, le cuestionó a su maestro: ¿y puede usted encontrar los falsadores de la física newtoniana?
El criterio de falsabilidad
Usualmente, muchos tienden a ver los inicios del problema de demarcación como un problema de filosofía de salón donde los autores clásicos discutían en el mundo de las ideas. El criterio de falsabilidad o contrastabilidad, ya que en la actualidad pocos son los filósofos que lo siguen manteniendo como válido, se le suele ver como una forma ingenua (e incluso desconectada de la ciencia real) de teoría epistemológica. Esta es una visión que el mismo Popper rechazaba.
El problema de demarcación planteado (y bautizado así) por Popper era un problema práctico de evaluar las teorías y juzgar sus respectivas afirmaciones. En el tomo uno de su Post Scriptum (1983), señala que no se trata de un problema de clasificación o de distinguir ciertas disciplinas llamadas "ciencia" y "metafísica", sino que buscaba responder a un problema urgente (cursivas del original): "¿bajo qué condiciones es posible un recurso crítico a la experiencia, uno que dé fruto?"
Desde sus inicios, Popper estableció que el problema de demarcación y el criterio que proponía eran problemas distintos a los tratados hasta entonces por los positivistas lógicos. Los positivistas buscaban establecer qué criterios diferenciaban los enunciados con sentido empírico de los sinsentidos de la metafísica. Así, el problema que ellos planteaban, asegura Popper, era un problema de sentido, no de demarcación. El autor austriaco también nos señala que el incluso el proyecto positivista se encontraba viciado al desechar toda la metafísica como sinsentido. En realidad, la metafísica (hoy la conocemos como ontología) posee problemas con auténtico sentido de los que se puede aprender cosas interesantes, pero sí es un campo diferente de la ciencia. Esto quiere decir que dentro del conjunto de ideas o teorías con sentido podemos distinguir además el conjunto de ideas o teorías científicas. Y la falsabilidad sería el criterio que demarcaría tal conjunto de ideas especiales.
"La ancha línea de demarcación entre ciencia empírica por un lado y pseudo-ciencia o metafísica o lógica o matemática pura por otro, tiene que trazarse a través del corazón mismo de la región del sentido -con teorías con sentido a ambos lados de la línea divisoria- y no entre regiones de sentido y sinsentido. Rechazo, sobre todo, el dogma de que la metafísica tiene que ser absurda."Escribía Popper en su Post Scriptum acerca de la verificabilidad como criterio de sentido. Popper también explicaba que hay partes de la metafísica que después enriqueció a la ciencia o que se había convertido en ciencia, tal como el atomismo. Desde luego, había metafísica sinsentido y metafísicos que "se han complacido en decir insensateces y, lo que es peor, insensateces pretenciosas", como las de Hegel y sus acólitos, según él mismo escribía. Quedando aclarado que la falsabilidad no es un criterio de sentido, sino el primero criterio de demarcación expuesto en la filosofía de la ciencia moderna, ¿en qué consiste?
Es usual hablar de la falsabilidad con el clásico ejemplo de los enunciados falsables estilo: "todos los cuervos son negros". El enunciado es de tipo universal, mientras que podría falsarse o refutarse a partir de un particular: "hay al menos un cuervo blanco", equivalente a "existe (o ha existido) al menos un cuervo que no es negro." (Popper explica que, si bien el enunciado universal es falsable, el particular "existe un cuervo que no es negro" es infalsable, pues no puede ser refutado por ninguna cantidad de informes).Una vez corroborado que existe al menos un contra-ejemplo al enunciado universal, podemos decir que este último ha sido falsado. Esta manera de enseñar la falsabilidad es demasiado simplista y omite el hecho que Popper no se refería a sistemas teóricos completos (teorías) y no a enunciados universales independientes o particulares (esto tampoco significa que el ejemplo de los cuervos no sea acertado, pues es posible que dichos enunciados universales pertenecen a un contexto contrastable). Así la falsabilidad o capacidad de contrastación sería una característica tanto de un enunciado universal como de los sistemas de teorías, los cuales pueden ser formulados de distintas maneras con la ayuda de un número mayor o menor de hipótesis que servirían a modo de premisas. Es la idea que, para ser considerado como científica, una teoría no necesita ser verdadera, sino que debe permitir que sus enunciados puedan entrar en conflicto con observaciones posibles o imaginables.
Así los falsadores son el contenido empírico de enunciados básicos con los que una idea o sistema de ideas puede ser contrastado. Tal característica tiene que ser inherente a la estructura lógica misma de la idea o sistema de ideas, de tal modo que de confirmarse que cierta observación o experimento ofrece datos contrarios a los que se buscaban o la predicción se ve refutada, esto debe significar que la idea o sistema de ideas resultó falsada o refutada. Para Popper la contrastabilidad resulta ser el criterio de demarcación entre ciencia y no ciencia, y se sintió tan seguro de esto que ofreció un ejemplo detallado de pseudociencia, es decir, un sistema teórico cuya estructura lógica es irrefutable: el psicoanálisis, creado por el médico austriaco Sigmund Freud.
El infalsable (y pseudocientífico) psicoanálisis
Tanto en su autobiografia Búsqueda sin término (1985), como en su Post Scriptum, Popper cuenta que se adentró en el problema de demarcación mucho antes de interesarse en el problema que del que se supone se deriva el primero: el problema de inducción. Afirma que esto sucedió en 1919, cuando comenzó a sospechar de ciertas teorías que se les presentaba ampliamente "verificadas", a la vez que la crítica a estas ideas era recibida con hostilidad y eran rechazadas. Estas teorías psicológicas y políticas que reclamaban ser parte de la ciencia empírica eran el psicoanálisis freudiano, la psicología individual de Alfred Adler y el materialismo histórico marxista.
Para Popper si algo le parecía particularmente alarmante era el reclamo de estas doctrinas de tener ciertos de ejemplos donde se verificaban sus afirmaciones. De hecho aún hoy es perfectamente posible encontrarse con psicoanalistas, psicólogos humanistas, marxistas (y con muchos otros ejemplos de pseudocientíficos: creacionistas, ufólogos, parapsicólogos...) que aseguran que la realidad verifica sus ideas. Así es como Popper se da cuenta, de manera atinada, que el verificacionismo no puede ser un criterio adecuado para la demarcación de la ciencia y la pseudociencia, tesis que demuestra exponiendo el psicoanálisis.
Para esto, el epistemólogo austriaco se propuso examinar La interpretación de los sueños (1900), la obra de Freud fundadora del psicoanálisis, donde este último pretendía "demostrar que, en su naturaleza esencial, los sueños representan satisfacciones de deseos." Para sostener su caso contra el psicoanálisis, Popper señala una primera objeción a la tesis presentada por Freud que sencillamente desestimó: la existencia de las pesadillas o sueños de angustia. Freud asegura que, en realidad, lo que parece un sueño de angustia es la satisfacción de un deseo, reestructurando así su tesis: "un sueño es la satisfacción (enmascarada) de un deseo (suprimido o reprimido)." En repetidas veces Freud reafirma en su obra que el contenido latente de todo sueño de angustia es el deseo, desechando esta crítica al "mostrarnos" que "no hay dificultad para ver que los sueños desagradables y los sueños de angustia son una satisfacción de deseos en el sentido de nuestra teoría, en la misma medida en que los son los sueños de franca satisfacción." Es así como un primer posible examen para contrastar la teoría se convierte en realidad (casi por arte de magia, dada su nula justificación) en una confirmación de la teoría.
Luego de exponer otras piruetas argumentativas de Freud sobre los sueños de angustia, Popper expone cómo para el padre del psicoanálisis el asunto queda definitivamente "fuera del marco psicológico de la formación de los sueños. Si no fuera por el hecho de que nuestro tema [la teoría de los sueños] está relacionado con la angustia por el solo factor de la liberación del inconsciente durante el sueño, me sería posible omitir toda discusión de los sueños de angustia y evitar la necesidad de penetrar, en estas páginas, en todas las oscuridades que los rodean" (cursivas de Popper). Para 1911, Freud solo resumía su conflictivo problema (e irónicamente, al parecer, inconsciente repudio de su programa) en una sola oración: "La angustia en los sueños es un problema de angustia y no un problema de sueños."
Freud así hace que los sueños de angustia formen parte ya del psicoanálisis de la angustia, asegurando que la angustia neurótica tiene un origen sexual. Para Popper, estos brincos donde no se responde de modo satisfactorio a esta objeción muestran claramente que, al final de la obra, ni siquiera Freud cree ya en su hipótesis de que todos los sueños "representan satisfacción." Pero algo realmente interesante es la afirmación tan denigrante y agresiva de Freud hacia quienes le señalaron esta obvia carencia argumentativa:
"Es casi imposible dar crédito a la obstinación con la que los lectores y críticos de este libro cierran sus ojos a esta consideración y a la fundamental distinción entre el contenido manifiesto y el contenido latente de los sueños."Para alguien comprometido con la coherencia y la rigurosidad es difícil pensar cómo podría llamar a sus críticos "obstinados". Sencillamente, explica Popper, los críticos no podían dejar de ver el problema de los sueños de angustia, y tenían toda la razón al quedar insatisfechos al leer al psicoanalista que dice primero que la reducción de los sueños de angustia a sueños de satisfacción no presentaba "gran dificultad" para luego encontrarse con que esta reducción ni siquiera se intenta, sino que se rechaza el problema porque no es "un problema de sueños." Sin embargo, Popper se concentra más en cómo Freud despacha a sus críticos con esa actitud estilo "todo caso concebible se convertirá en un ejemplo verificador", así como a la actitud cuasi-religiosa de sus seguidores que hacen de la teoría un dogma que debe estudiarse y aplicarse a todo, haciendo así que la anquilosada teoría no pueda ser sometida a contrastación real.
"Lo que quiero señalar es que Freud no discute en ningún lugar una teoría alternativa... que tome nota del simple hecho, ahora admitido, de que los sueños de angustia constituyen una refutación a la fórmula general de satisfacción de de deseos, como sugirieron hace mucho tiempo los lectores "obstinados" y los críticos "mal informados". En ningún lugar compara Freud su teoría con una rival prometedora, sopesando la una contra la otra a la luz de la evidencia; y nunca la critica: tiene su teoría y trata de verificarla; la hace encajar, mientras sea posible y -como lo muestra el ejemplo del sueño de angustia- incluso más allá de lo que él mismo pensó posible cuando publicó por primera vez su gran libro, La interpretación de los sueños." (Cursivas del original).El rechazo del psicoanálisis, más que por falta de verificaciones, es porque no satisface el criterio de falsabilidad o contrastabilidad, un enfoque que, tal como señala Popper en su obra, es ampliamente aceptado como criterio de demarcación, pero las comunidades que practican el psicoanálisis y las otras pseudociencias citadas rara vez se discuten en relación con él.
El criterio de demarcación de Popper sería ampliamente discutido en la historia de la epistemología. Ciertamente la idea de avanzar por medio de conjeturar, poner aprueba, refutar la conjetura y postular una conjetura nueva o mejorada igualmente refutable, representa un paso más en el progresivo avance de la epistemología como campo de investigación; pero así como las tesis de Popper enterraron al positivismo lógico en el panteón de las ideas, algunos de los pupilos de Popper serían igualmente quienes mostrarían las debilidades de su enfoque. Tal vez la crítica más fulminante que Popper escuchó fue la realizada por el epistemólogo húngaro, Imre Lakatos.
¿Es realmente falsable la física newtoniana?
Uno de los supuestos básicos de la falsabilidad es que las teorías científicas pueden ser refutadas a partir de alguna observación o experimento crucial. Es decir, mientras que miles de confirmaciones no sirven para posicionar una teoría por encima de otra, una sola refutación sí puede destronarla y hacer que los científicos comiencen a trabajar en una nueva teoría. Esta afirmación, curiosamente, es contraria al conocimiento bien establecido en historia de la ciencia, algo que autores como Thomas Kuhn expusieron. En su conferencia de 1974, "La lógica del descubrimiento o la psicología de la investigación", Kuhn acepta que la falsación es un trabajo que los científicos sí realizan, aunque lo hacen de manera local, trabajando dentro de un paradigma o matriz disciplinaria (para diferenciarlo de otros significados de la misma palabra), pero las teorías que sirven de paradigma no son falsadas por la comunidad científica, y cuando se encuentran ante un posible experimento que contradiga la teoría, suele justificarse a partir de hipótesis ad hoc o se toma solo como una anomalía dentro del paradigma. La acumulación de anomalías puede continuar hasta que el paradigma es desplazado por una nueva teoría que soluciona tales anomalías y ayuda a que la comunidad científica resuelva nuevos problemas que el paradigma viejo no podía resolver.
La crítica de Kuhn sería añadida a la propuesta original de Lakatos, para quien el criterio de demarcación no se aplica a una teoría aislada, sino a todo un programa de investigación que se caracteriza por poseer una serie de teorías que compiten y se reemplazan sucesivamente. Lakatos entonces asegura que un programa de investigación es científico (y fértil) si las nuevas teorías hacen predicciones sorprendentes que se confirman, incrementando el contenido empírico y reforzando el núcleo duro del programa de investigación. En contraste un programa en degeneración o una pseudociencia consiste en teorías que se fabrican de manera ad hoc para acomodar hechos conocidos y salvarse de las refutaciones (un criterio en el que el psicoanálisis sigue encajando como una pseudociencia, dicho sea de paso). Como es evidente, lo importante para Lakatos es que los programas de investigación deben ser progresivos.
Lakatos elogia el racionalismo crítico de su maestro austriaco, y lo cataloga como un enfoque "bastante impresionante.Una teoría puede ser científica incluso si no hay una pizca de evidencia a su favor, y puede ser pseudocientífica incluso si toda la evidencia disponible está a su favor. Es decir, el carácter científico o no científico de una teoría puede determinarse independientemente de los hechos", cita en su artículo "Science and Pseudo-Science", Sven Ove Hansson. (Es fácil notar cómo es que para los autores del racionalismo crítico, así como los de la fase historicista en epistemología, perdieron el interés por el papel que juega la verdad dentro de las explicaciones científicas).
Lakatos busca examinar los logros de Popper con la demarcación de la ciencia y la pseudociencia, para esto ideó un metacriterio para evaluar si el criterio de falsación se correspondía con las auténticas reglas de juego de la investigación científica. Así, primero se ocupó de crear un metacriterio provisional fundado en la descripción de Popper del falsacionismo:
"Si un criterio de demarcación es inconsistente con las evaluaciones básicas de la élite científica, debe ser rechazado."Y resulta que, si se aplica este criterio, el criterio de demarcación de Popper (al que Lakatos llamó falsacionismo ingenuo) debe ser rechazado. Esto es así si se demuestra que los "máximos éxitos científicos carecieron de carácter científico, y que los mejores profesionales de la ciencia, en sus mejores momentos, rompieron las reglas del juego de la ciencia de Popper." Y la regla básica popperiana, explica el húngaro en sus Escritos filosóficos I (1978), es que el científico debe especificar por adelantado las condiciones experimentales en que abandonará incluso sus supuestos más fundamentales. Lakatos entonces procede a citar un pasaje célebre de Popper, donde deja en claro esta "regla", y además donde planteaba un claro reto a los psicoanalistas:
"Los criterios de refutación deben establecer previamente: se debe acordar qué situaciones observables, de observarse de hecho, implicarían que la teoría queda refutada. Pero ¿qué hechos clínicos refutarían satisfactoriamente desde el punto de vista del análisis no simplemente un diagnóstico clínico particular sino el mismo psicoanálisis? ¿Han disentido siquiera o mostrado su acuerdo sobre tales criterios los analistas?"(Cursivas de Lakatos).Ciertamente es una pregunta que los psicoanalistas han esquivado por más de un siglo al negarse a hacer experimentos controlados, manejar estadísticas y grupos de control para establecer la veracidad y la efectividad de sus terapias, demostrando así la deshonestidad intelectual de esta comunidad de creyentes. Pero, ¿qué sucedería si le hiciéramos la misma pregunta a un científico acerca de la física newtoniana? ¿Qué observaciones refutarían satisfactoriamente para el newtoniano la misma física newtoniana (no solo una explicación newtoniana particular, sino todo el sistema teórico)? ¿Tales criterios han sido discutidos alguna vez por los newtonianos? Ante estas preguntas, formuladas por Lakatos, es difícil poder imaginar una respuesta positiva que a la vez sea coherente por parte de la comunidad científica. Pero siguiendo la lógica de la demarcación popperiana, entonces la física newtoniana debería ser rechazada igual que el psicoanálisis ya que no satisface el criterio para la cientificidad. ¿Entonces es la física newtoniana una pseudociencia? Dudo que cualquiera (además de un terraplanista, claro) pueda creer que tal pregunta tiene algo de sentido.
Tal vez Popper y sus seguidores se verían forzados a retirar este reto al demostrarse que es en exceso restrictivo y estrangula a la misma ciencia:
"Ciertamente Popper puede retirar su celebrado reto y exigir la refutabilidad (y el rechazo cuando se produce la refutación) sólo para los sistemas teóricos que incluyen condiciones iniciales y muchas teorías auxiliares y observacionales. Esta es una retirada importante, puesto que permite al científico imaginativo salvar su teoría preferida mediante alteraciones afortunadas en algún vericueto remoto del laberinto teórico. Pero incluso la regla mitigada de Popper hará imposible la vida a los científicos más brillantes, porque en los programas de investigación amplios siempre existen anomalías conocidas. Normalmente el investigador las deja a un lado y actúa según la heurística positiva del programa." (Cursivas del original).El problema principal con el criterio de Popper se encuentra en pensar que una sola refutación, generada por lo regular dentro de un experimento crucial, tira todo el edificio teórico de los grandes programas de investigación como la física newtoniana. Lakatos describe de modo elegante a los sistemas teóricos con un núcleo duro de hipótesis fundamentales, sostenidas a su vez por una sucesión de hipótesis donde unas se generan a partir de las otras. El grado de generalidad del núcleo, junto al consenso de la comunidad científica, hacen prácticamente irrefutables a estas hipótesis. El núcleo se encuentra rodeado por un "anillo protector" de hipótesis auxiliares que los científicos ponen a prueba, modifican y descartan, que es en lo que consiste la actividad dentro de un programa de investigación. Se dice que el programa de investigación resulta exitoso y progresivo si con cada modificación del cinturón de hipótesis auxiliares se generan nuevas predicciones. Por el contrario, si no se realizan predicciones de manera exitosa, el cinturón protector comienza a debilitarse hasta que se deja expuesto el núcleo a las críticas causadas por anomalías que el programa no puede explicar. Aquí es cuando un programa ha quedado estancado y ha degenerado hasta el punto de necesitarse un nuevo programa de investigación rival que termina enterrando en el olvido al programa ya degenerado. Es fácil imaginar esta descripción como la vida y el desarrollo de un planeta, ¿o no?
El objetivo de Lakatos es el de modificar la propuesta de Popper para poder salvarla en un nuevo enfoque que él llama falsacionismo sofisticado o falsacionismo metodológico. En este, "uno puede <<aceptar>> enunciados no sólo básicos sino también universales como convenciones; en realidad, esta es la clave más importante para la continuidad del crecimiento científico." El crecimiento científico o el progreso es lo que diferencia a ciencias como la física newtoniana de pseudociencias como el psicoanálisis, y no tanto el si cumplen con el criterio de falsabilidad.
Hasta aquí podemos notar que la falsabilidad, tal como fue planteada por Popper en sus obras clásicas, no se sostiene ni como razón suficiente ni necesaria para la cientificad de las teorías o sistemas teóricos científicos, además que de seguirse (igual que con los criterios del positivismo) termina asfixiando a la ciencia auténtica. Así es como progresa la filosofía de la ciencia a través del tiempo, con enfoques cada vez más pulidos y elegantes con cada vez mayor aplicación o reflejo en la actividad científica auténtica. Una parte importante en el desarrollo del falsacionismo metodológico que no hemos abordado como se le merece, es su deuda también con el enfoque kuhniano de resolución de problemas a partir de un paradigma dominante.
Aunque este tema lo veremos en profundidad en otra ocasión, hay que decir que Lakatos, aunque sí admite su deuda también para con Kuhn, su propuesta es en muchos aspectos distinta e incluso opuesta a la del autor de La estructura de las revoluciones científicas (1962):
"La actitud dogmática en la ciencia fue descrita por Kuhn como un rasgo fundamental, pero el marco conceptual desde el que Kuhn aborda la continuidad de la ciencia es el socio-psicológico, mientras que el de Lakatos es, además, normativo. Rechaza el relativismo y la visión deformada que considera que ofrece Kuhn, observando la continuidad de la ciencia a través de unas gafas popperianas. En sus palabras, “donde Kuhn ve ‘paradigmas’ yo veo también programas de investigación racionales”."Escribe el filósofo español Angelo Fasce en su artículo "Lakatos sobre la ciencia y la pseudociencia." Hay más que decir del enfoque de Lakatos, así como de los posteriores debates que suscitó su propuesta (tanto entre Popper, Kuhn, Feyerabend y Lakatos, como con autores posteriores) y las críticas que se generaron a su visión de la ciencia, donde parece dar por verdadera la especulación popperiana de los "tres mundos" al más puro estilo del dualismo (¿o trialismo?) donde las ideas "habitan" un mundo distinto al físico; esto plantearía dos objeciones fuertes (ya planteadas por Kuhn): primero, la investigación científica no se limita a teorizar, y segundo, las teorías no "planean" por encima de las circunstancias sociales, puesto que los investigadores no se desenvuelven en el vacío social, sino en el seno de comunidades.
Bastará por ahora con señalar que hemos respondido a la pregunta que planteaba el título de esta entrada, y el camino por el que pudimos responderlo ha sido un mundo de controversias y análisis directos de la realidad de la investigación científica, demostrando que una pregunta tan aparentemente sencilla puede plantear grandes problemas sobre la fundamentación de la ciencia y su diferenciación de la pseudociencia.
SI TE INTERESA ESTE TEMA
* "Science and Pseudo-Science", artículo de Sven Ove Hansson en la Stanford Encyclopedia of Philosophy.
* "Lakatos sobre la ciencia y la pseudociencia", artículo de Angelo Fasce en su blog La venganza de Hipatia.
* La lógica de la investigación científica (1962), por Karl Popper, Editorial Tecnos, España, 2015.
* Post Scriptum a La lógica de la investigación científica. Vol. 1 : Realismo y el objetivo de la ciencia (1983), por Karl Popper, Editorial Tecnos, España, 2011.
* Popper: escritos selectos (1985), compilado por David Miller, FCE, México, 2013.
* "La lógica del descubrimiento o la psicología de la investigación", en La tensión esencial, por Thomas S. Kuhn, FCE, México, 1993.
* Escritos filosóficos I. La metodología de los programas de investigación científica (1978), por Imre Lakatos, Alianza Editorial, España, 2007.