Los avances tecnológicos, las redes sociales, los eventos políticos y económicos, entre otros sistemas sociales, en los cuales nos vemos vinculados; los distintos roles que desempeñamos como seres humanos: Hijos, padres, hermanos, pareja, amigos, colegas etc. Todos estos sistemas nos llevan de manera regular a ciertos escenarios en donde el conflicto pudiese ser parte de la cotidianidad.La molestia hace que reaccionemos muchas veces violentamente.
Pero ¿qué sucede si esa cotidianidad conflictiva no permite que logres el equilibrio para conseguir eso llamado “calidad de vida”?
Los conflictos forman parte de nosotros directa o indirectamente; ¿cuántas veces no hemos visto a un compañero de trabajo que termina una llamada telefónica con su pareja y esto ocasiona un declive en la actitud de tu compañero de trabajo durante el resto del día?
¿Qué debes hacer si no tienes las herramientas y conocimientos para ser capaz de lograr una convivencia armoniosa?
Para lograr manejar una situación conflictiva debes:
- Conocerte: esto te permitirá visualizar con mayor claridad aquellas expresiones de sentimientos y reacciones que tienes antes determinadas experiencias.
- Adaptarte: la adaptación permite que puedas visualizar ambas caras de la moneda, y no enfrascarte en una discusión sin sentido solo por creer que las experiencias solo son desde tu punto de vista. Esto es desarrollar la tolerancia a las frustraciones diarias.
- Reconocer los sentimientos ajenos: ¿Cuántas veces discutes con tu pareja, por no tomar en cuenta la importancia que significaba para ella contarte lo agotador de su día de trabajo? Y Terminas en una discusión porque no le escuchas o no le entiendes.
- Ser un negociador de soluciones: en vez de sumar y ser parte del problema. Destaca tu talento como mediador de conflictos.
- Mantener la conexión personal: responde adecuadamente a los sentimientos y preocupaciones de la gente.
- Analizar tu entorno social: Se capaz de detectar los posibles motivos que la gente pueda tener para tener esa actitud ese día. Sé empático, no juzgues antes de tiempo.
Recuerda que cada día debes irte a la cama sintiendo que, aunque tu día no transcurrió como te lo imaginaste, te queda la satisfacción personal de que pudiste superar los obstáculos, pudiste evitar los conflictos, pusiste en primer lugar tu estabilidad emocional, porque créeme, ningún conflicto, por importante que parezca en el momento, merece amargarte el resto del día. No dejes que un minuto arruine las 23 horas con 59 minutos restantes.