Revista 100% Verde

¿Es posible un crecimiento inclusivo?

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

Fomentar la apertura e integración internacional de las economías, como fundamento de una prosperidad global, exige aprender las lecciones que nos deja la globalización.

El crecimiento económico en los últimos años ha sido aceptable, a pesar del COVID-19 y las guerras, pero no ha sido un crecimiento inclusivoWe’ve built a business that runs solely on support

El movimiento de bienes, servicios, capitales y personas, unido a las nuevas tecnologías habilitadoras digitales (THD) y a importantes avances en el conocimiento contribuyen al aumento de las posibilidades de crecimiento en el conjunto mundial.

Es fácil de comprobar que se ha acelerado la convergencia real entre las economías, medida en renta por habitante, especialmente en el caso de los países que al inicio de la actual fase de globalización se encontraban lejos de esta dinámica.

La reducción de la pobreza en gran parte de los países menos avanzado es una realidad

También en países que habían tenido sistemas basados en la planificación central y que iniciaron en los años 90 del pasado siglo su transición a una economía de mercado.

Precisamente en 1990, más de 1/3 de la población mundial vivía con menos de 2 dólares diarios, que es el umbral que el Banco Mundial fija como pobreza extrema, mientras que en 2015 esa cantidad de población había descendido hasta el 10%.

Aun así, se estima que hay más de 820 millones de personas que sufren hambre, constatándose que el descenso de esta tasa de pobreza se ha ralentizado, cuestionándose la posibilidad que proponen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de acabar prácticamente con ella con horizonte 2030, dejando esta tasa en el 3%.

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible

Las tensiones en las exportaciones, tanto de materias primas como de alimentos, tiene una especial importancia en esta ralentización en la reducción de la pobreza.

Los avances que han tenido lugar en la prosperidad mundial desde comienzo de siglo tampoco pueden ocultar 2 graves consecuencias en la dinámica de integración global, que limitan el propio funcionamiento de la economía.

En primer lugar, la desigual distribución de los beneficios del proceso de globalización en el seno de los países, y en segundo, los excesos y amenazas de la estabilidad económica y financiera generados por el propio sistema económico.

Estos 2 desequilibrios revelan una excesiva subordinación de la mayoría de gobiernos nacionales a las exigencias de la globalización, quizás confiando ingenuamente en que la acumulación por los más beneficiados acabaría potenciando las rentas de los más desfavorecidos. Pero la proporción en que eso ha ocurrido ha sido reducida, en el mejor de los casos.

En realidad, las brechas en distribución de la renta y de la riqueza dentro de los países se han ampliado a medida que la globalización se intensificaba.

El crecimiento económico en las últimas 3 décadas ha sido aceptable, a pesar de la pandemia COVID-19 y los últimos conflictos bélicos, pero no ha sido muy inclusivo, tanto para las economías más desarrolladas como las menos, como así lo muestran los datos de ampliación de la desigualdad en la distribución de la renta y de la riqueza, antes y después de las últimas crisis.

Los elevados niveles de desigualdad por razón de sexo o de raza que se dan actualmente en ciertos países son obstáculos evidentes para la cohesión social y el crecimiento económico, confirmando que la desigualdad no es rentable.

La ausencia de políticas compensadoras de los excesos y costes sociales está generando un buen número de damnificados, a la vez que el conjunto de la economía se ha hecho más inestable y vulnerable ante episodios de crisis.

El aumento de la desigualdad en la distribución de la renta es una consecuencia que se puede evitar en la apertura e integración internacional de las economías, constatando que los países que registran aumentos en la desigualdad no garantizan en mayor medida mejoras en las rentas de los más desfavorecidos.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible persiguen erradicar la pobreza

La convicción de que se han socializado los costes del proceso de integración global, pero las ganancias se han concentrado en unas pocas manos privadas, cuenta con un amplio consenso entre analistas, incluidas algunas instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Algunos de los excesos que la globalización ha generado en este siglo XXI, o los sobrevenidos tras los ascensos de los nacionalismos en algunos países, explican en parte el distanciamiento de los ciudadanos, recayendo en los gobiernos la responsabilidad en el deterioro en las condiciones de vida y en la ampliación de la desigualdad, más por lo que dejaron de hacer que por lo poco que han hecho.

Para finalizar, nos gustaría indicar que las políticas deberían apostar por alcanzar decididament las condiciones de trabajo, a la regulación de los mercados laborales, a medidas activas de empleo que traten de evitar la exclusión, sin olvidarnos de las de naturaleza fiscal, de fomento del desarrollo tecnológico, del emprendimiento y, en definitiva, las enfocadas a un crecimiento sostenible y responsable.

El artículo ¿Es posible un crecimiento inclusivo? se publicó primero en ecointeligencia - cambia a un estilo de vida sostenible!.


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