Ayer por la mañana, la
web de RTVE ponía en marcha una encuesta en la que se preguntaba si realmente la crispación política que se vive en estos días es real. La mayoría de la gente opinaba que se trataba de un tema “…de políticos” y en menor medida “…de periodistas”. Ante esto uno se pregunta si realmente vivimos una película y otra diferente es la que nos cuentan. Yo personalmente sí que tengo claro que de una forma más o menos definida existen dos Españas que no han superado las heridas del pasado, una España de derechas conformada a su vez, por dos estratos de población diferenciados, el de la clase económica que ha ostentado el poder y otra parte, una España de derechas, que, aunque no beneficiada directamente del franquismo, vive sumida a la tradición que han vivido en sus familias (o que han heredado), que mantienen un esquema conservador, vinculado con la religión, y es caldo de cultivo de los movimientos más radicales y de dialéctica neo-fascista, en el sentido de exclusión del oponente, ya sea racial o de grupo. En la España de las izquierdas hay todo un montón de gente que se moviliza, especialmente cuando se le presiona (fin de la Dictadura, Guerra de Irak, Garzón,…) pero que en general quiere que le dejen en paz y que vive la Democracia con el desengaño de muchas ilusiones incumplidas.Y ahora llega el punto de discusión ¿están estas dos Españas tan enfrentadas? Yo personalmente creo que la mayoría de la gente no suele hablar de política, especialmente cuando la persona con la que hablas no estás seguro de qué pie cojea. Ahora sí, cada uno en su casa ve
el Intermedio o Intereconomía, y se mofa del otro, pero ni si quiera la gente más radical le gusta verse representado por el tipo de la foto de este post, le suena a pasado rancio. La realidad es que el sistema, principalmente el sistema económico, ha perpetuado el poder en manos de unos pocos, y que los gobiernos y los políticos, cada día deciden menos por lo que su margen de actuación queda reducido a cortinas de humo donde poco se decide sobre las cosas prácticas y del día a día que afectan a la ciudadanía. Se instalan en la mentira como herramienta dialéctica y en la confrontación de buenos y malos. Carrillo lo decía ayer: "La calle está menos dividida que los políticos y los medios".Pero tampoco bajemos la guardia, porque lo que sí puede pasar, es que la derecha económica necesite, si llegara el caso, como históricamente se vio en la Europa de entreguerras, de una derecha política más beligerante y más autoritaria, para frenar un posible resurgir del movimiento social de los más desfavorecidos por el caos que produce la propia dinámica del capitalismo, tanto a nivel de clase, como a nivel de los pueblos más afectados por la globalización. Será, en ese caso, cuando los halcones surjan de los partidos de derecha y donde, de verdad, pueda surgir la crispación entre las dos Españas, y las dos Europas. Mientras, sigamos viendo la televisión, y apacigüémonos con el Gran Wyoming, será una forma de liberar el stress. Salud.
Foto de Guillermo Sanz de PÚBLICO.