Puede que la construcción esté parada, que no agotada. Que la obra nueva haya pasado a un segundo plano dejando protagonismo a las reformas. Por suerte se acabó la época de ocultar todo bajo capas de yeso y pintura. Nos atrevemos con instalaciones vistas, con estructuras sin recubrimiento, con piedra descubierta. No hay miedo a las paredes blancas y anodinas ni a las ventanas sin persianas que siempre dejan pasar la luz. Los tiempos están cambiando y nosotros con ellos.
Hoy me quedo con esta reforma de Sergi Pons en Barcelona; un apartamento originalmente lleno de particiones y en cuya reforma se quedaron con lo necesario: un espacio continuo en el que un cubo blanco central actúa como contenedor de cocina y baño. El hecho de que este cubo no alcance la misma cota que el techo hace que el espacio gane una mayor ligereza y continuidad a la vez que genera privacidad en el dormitorio.
Uno de mis elementos preferidos, quizá porque no estoy acostumbrada a verlos, son las bóvedas cerámicas entre vigas de madera. Sin duda un gran acierto dejar este forjado visto.
Otro guiño fantástico a la arquitectura barcelonesa, el suelo hidráulico empleado en el balcón cerrado del dormitorio.
El menos es más nuevamente funciona.
fotografía de Adrià Goula víapatricia