A veces sucede que hay cuestiones morales que no se pueden concluir con simple sí o no. A modo de ver, una de estas cuestiones es la ayuda o el auxilio. Es decir, qué postura moral debemos adoptar ante la situación de que una persona tenga una determinada necesidad y nosotros tuviéramos la capacidad de prestarnos a satisfacer dicha necesidad. No se trata de saber de si queremos ayudar o de si nos gusta ayudar. No. Eso son categorías aparte. Lo que pretendemos averiguar aquí es si tenemos una obligación moral a priori y general de ayudar a otras personas. Por tanto, nos situamos en el contexto ético, no en el de los gustos o inclinaciones personales. La argumentación que expongo a continuación pretende aclarar este asunto desde un punto de vista racional.
Empecemos desde lo más básico:
Reconocer el principio ético de igualdad - o igual consideración - implica que los intereses de los individuos sintientes merecen la misma consideración moral. Puesto que todos somos iguales en tanto que seres con capacidad de sentir y tenemos los mismos intereses básicos. Y eso significa que todos debemos moralmente ser considerados de manera igual. Esta consideración se refiere a respetar los derechos legítimos de las personas, es decir, de los seres sintientes. Respetar es el concepto clave.
Cuando un ser está incluido dentro de la comunidad moral esto significa que debemos respetarlo como persona, y que, por tanto, no podemos tratarlo como un objeto, ni como un medio para nuestros fines, ignorando su voluntad y sus intereses básicos o subordinándolos a los nuestros. Cada individuo moralmente relevante debe ser respetado como persona y también en sus derechos fundamentales (vida, libertad, integridad física, felicidad).Sin embargo, algunos defienden la idea de que no solamente tenemos un deber de respetar a los demás, sino que también estamos obligados a actuar en su beneficio. Si otros tienen necesidades entonces debemos hacer algo por ellos, aunque nosotros no hayamos causado su situación ni seamos responsables de haberles traído al mundo.
La clave del error en ese planteamiento consiste en que no comprender que la obligación de respetar a una persona y respetar sus derechos fundamentales no equivale a la obligación por nuestra parte de satisfacer los intereses que protejan esos derechos en concreto. Por ejemplo, tenemos el deber de respetar el interés en vivir de todos los animales que sienten, pero no tenemos la obligación de satisfacer ese interés empleando nuestra vida en mantener la suya.Los derechos de los seres sintientes no deben ser violados por quienes tienen el deber de no violarlos, es decir, los agentes morales. Hablar de violación de derechos en sentido moral, sólo se puede atribuir a un agente moral; alguien que es responsable de sus actos. Pero no todos los seres sintientes son agentes morales (la vasta mayoría no lo es) por lo tanto ellos no pueden, moralmente, violar los intereses de nadie. Esta responsabilidad se extiende a los actos de todos aquellos que están bajo tutela de los agentes morales (hijos, adoptados,...). Y, también, en segundo grado, en general todos aquellos que están en el mundo por causa de los agentes morales, y que no pueden o no quieren responsabilizarse de sus actos (discapacitados, criminales,...).Como no tenemos obligación moral de utilizar nuestra vida para conservar la de otros entonces una situación de necesidad no sería un argumento que justifique por sí solo que moralmente debamos ayudar a nadie que se encuentren en dicha situación. De hecho, todos nos encontramos en una permanente situación de necesidad pues necesitamos siempre satisfacer una serie de cosas para poder vivir (aire, alimento, casa,...). Una situación de necesidad no tiene nada de extraordinario sino que en realidad es precisamente lo habitual.Los deberes morales se refieren a los deberes morales que tienen los agentes morales y esos deberes se aplican a las acciones que realizamos. Esto quiere decir, que debemos supeditar nuestro comportamiento a la ética. Y que debemos hacerlo porque podemos entender y asumir que es lo correcto. El fundamento de la ética está en nuestra libertad como responsables para elegir entre lo correcto y lo incorrecto. Sin libertad no puede haber ética. Sin libertad lo único que hay es mera imposición a través de la fuerza o de la violencia (no son lo mismo aunque a menudo se confundan).Defender que tenemos una obligación de satisfacer las necesidades de los demás es precisamente una violación flagrante del principio moral de igualdad. Porque esa postura nos convierte automáticamente en medios para los fines de otros; nos convierte en meras herramientas para satisfacer los intereses de otros sacrificando los nuestros. Esa postura destruye completamente la igualdad al supeditar forzadamente unos individuos al servicio de los intereses.Por lo tanto, cuando se habla de un supuesto deber moral de ayudar a otros lo que se defiende no es el derecho de auxilio ni el ayudar a los necesitados. Lo que defiende es la explotación (utilizar a unos animales - sin su consentimiento y sin tener en cuenta sus intereses básicos - como medios para los fines de otros).Ahora bien, que no tengamos un deber general de auxilio no significa que no se pueda ayudar a alguien siempre que eso no implique violar los derechos de otros.. Aunque esto formaría parte del ámbito general de nuestra responsabilidad como agentes morales. Porque el auxilio en sí mismo no es ningún deber, aunque si se realiza libremente y dentro de la ética entonces se puede decir que es una virtud. Esto es, una acción que favorece libremente los intereses de seres sintientes, y que no implica vulnerar los intereses de otros.
Por supuesto, lo que expongo aquí son una serie de principios y líneas generales. No una respuesta concreta para cada caso concreto. Pero si al menos tenemos claro las bases entonces nos resultará más razonable resolver los casos concretos con un mínimo de justicia.
- La ayuda forzada es una forma de explotaciónExplotación significa utilizar a un ser como medio para conseguir un fin. Esto es la explotación. Ya sea explotar animales, minerales o vegetales. Da igual. Explotación es sinónimo de instrumentalización, de utilizar a un ser como un mero recurso. Ahora bien, mientras que explotar minerales o vegetales no plantea en principio ningún problema moral en sí mismo, el hecho de explotar a animales, a seres sintientes, sí que es un claro y grave problema moral. Principalmente dos razones: porque la explotación de seres sintientes se hace sin su consentimiento; y porque viola sus intereses básicos (conservar la vida, evitar el daño, estar libres de sometimiento,...).La explotación de seres sintientes es intrínsecamente y doblemente inmoral porque viola tanto el principio de personalidad o respeto por la persona (al cosificar a individuos que sienten y tratarlos como si fueran objetos, meros recursos) así como el principio de igualdad o igual consideración, al supeditar y anteponer los intereses de unos (explotadores) por encima de los intereses de otros (los explotados).Por tanto, cuando se dice que tenemos un supuesto deber de "ayudar" por principio a otros individuos que tengan necesidad de ser ayudados sin que tengamos nosotros ninguna responsabilidad directa sobre la situación de dichos individuos, no solamente se está ignorando el principio de causalidad (con lo cual ya se está adoptando una postura irracional) sino que está diciendo que nuestros intereses tienen que estar supeditados y sometidos a los de otros. Eso es una flagrante violación del principio de igualdad. Y es precisamente la idea sobre la que se basa la explotación animal. Los humanos tienen una serie de necesidades y para satisfacer dichas necesidades usan a otros individuos como meros recursos para conseguir un fin.La explotación ocurre cuando usamos a unos individuos forzadamente (es decir, sin su consentimiento) para satisfacer los deseos o necesidades de otros individuos. En este caso, el planteamiento que se disfraza bajo el término "ayudar" precisamente se basa en esa idea. El argumento sobre el que se intenta justificar el "ayudar" no es la responsabilidad moral, sino que es el simple hecho de que alguien necesite ayuda y otro pueda ayudarle. Así que ese planteamiento sirve perfectamente, y es análogo, a los argumentos que se utilizan para intentar justificar la explotación animal.Ese argumento dice que estamos obligados a satisfacer las necesidades de otros simplemente porque ellos tienen esa necesidad y porque podemos satisfacerlas. Es decir, es un argumento basado en la idea de que no somos personas libres para vivir nuestra vida sino que debemos estar obligados a satisfacer los deseos de otros. Por eso es habitual que los especistas cuando se les plantea el veganismo pregunten "¿y entonces los animales para qué están?"; "¿para qué sirven?" Obviamente los animales no están - estamos - en el mundo para satisfacer las necesidades de otros. No somos "útiles" (instrumentos). Somos personas, fines en sí mismos, no fines para otros. Estamos para vivir nuestra propia vida en libertad, como individuos que somos.Claro que algunos dicen que debemos ayudar siempre que no nos implique un "perjuicio", pero dejando de lado que no está muy claro qué quieren decir exactamente con perjuicio en ese contexto (para mí es un perjuicio que alguien me obligue a hacer algo que no deseo, a emplear mi tiempo en cosas que no estoy de acuerdo, aunque supuestamente no me provoque un daño) hay que tener en cuenta dos puntos:
- Primero, que ayudando a unos podemos estar perjudicando indirectamente a otros. Tener en cuenta en solamente nuestro perjuicio y no también el de otros sería, otra vez, una violación del principio de igualdad. Si ayudamos a un león en la naturaleza a sobrevivir de un daño, estaremos ayudando también a que siga depredando. Y en ese caso seríamos nosotros los responsables de esas víctimas, que no habrían sucedido en caso de no haber ayudado al león a sobrevivir. Igualmente, si ayudamos, por ejemplo, a un visón (o a miles) a escapar de su jaula y dejarlo libre, estaremos ayudando a que cause víctimas ya que es una animal depredador carnívoro. Víctimas que no habrían habido de no haber intervenido nosotros.
- Segundo, que un deber moral no depende en absoluto de si nos perjudica o nos beneficia. Un deber moral es algo que estamos obligados a hacer independientemente de nuestros deseos, necesidades o preferencias. Por eso se llama deber, y no elección moral. Si tenemos el deber de respetar a los demás y por tanto no usarlos como comida, entonces aunque estemos en medio de una isla desierta y la única forma de sobrevivir fuera cazando, seguiría siendo un asesinato el hecho de matar a alguien para comerlo. Estaría mal y no deberíamos hacerlo. Un deber moral es de obligado cumplimento tanto si nos beneficia como si nos perjudica.
Un deber moral no se puede establecer racionalmente en base a que beneficie o perjudique a intereses subjetivos, sino solamente en base a un referente objetivo y universal. Esto es, la lógica. Los intereses son moralmente relevantes no porque satisfacerlos, respetarlos o vulnerarlos, sea algo beneficie o perjudique a los individuos, sino porque coinciden con el principio lógico de identidad (A=A). La identidad, es decir, la consciencia de uno mismo y de lo que nos rodea, es lo mismo que la sintiencia. La sintiencia (el hecho de experimentar sensaciones, tener consciencia e intereses) es moralmente relevante porque coincide con el principio de identidad. No por otra razón.Tenemos el deber de respetar la sintiencia, los seres sintientes, porque tenemos el deber de respetar el principio de identidad. Y los seres sintientes son los únicos que tienen identidad, consciencia de su existencia. En este caso, hablo de deber como sinónimo de necesidad. Es necesario (inevitable) respetar la lógica puesto que la lógica es la estructura misma de la existencia y el pensamiento. No hay existencia que no respete la lógica ni tampoco es posible razonar sin basarse en la lógica.Un concepto central de la ética es la responsabilidad. Es decir, hay personas que son responsables de sus actos - los agentes morales - y hay otras que no lo son, por falta de capacidad para razonar moralmente, comprender las normas éticas y llevarlas a cabo. Y quienes somos responsables de nuestros actos, efectivamente no podemos ser responsables de aquellos sucesos que no están causados por nosotros. Plantear lo contrario es salir del ámbito de la razón para entrar en el de la coacción o imposición violenta.Somos responsables de aquellos individuos que debido a nuestros actos sean dependientes de nosotros (nuestros hijos o las personas que libremente hemos acogido para cuidarlas).
- El supuesto deber de ayudar no tiene fundamento racional
La responsabilidad no nos dice por sí sola qué deberes morales tenemos. Argumentar que tenemos el deber de "ayudar" porque somos agentes morales, sin justificar por qué tenemos supuestamente ese deber, es como decir que tenemos el deber de tocar música simplemente porque tenemos la facultad de tocar música.
Quienes afirman que tenemos el "deber de ayudar" a otros nunca aportan ningún argumento para sostener lo que proponen. Su exposición se limita al siguiente esquema: "Tenemos la obligación de hacer X, por lo tanto cuando alguien necesite X entonces tenemos la obligación de hacerlo". Eso es una falacia (petición de principio) y un tipo de argumentación circular ("tenemos el deber de ayudar porque hay personas que necesitan ayuda, por lo tanto tenemos el deber de ayudar").Todos estamos en situación de necesidad. Todos necesitamos cosas. Decir que alguien está en "situación de necesidad" es meramente una obviedad o señalar un hecho, pero no es ningún argumento sobre nada. Afirmar no es lo mismo que argumentar. E imponer normas no es lo mismo que razonarlas.Nos encontramos ante el problema que padecemos cuando desconocemos la lógica básica y en lugar de basar nuestro pensamiento en la lógica decidimos intentar justificar desesperadamente nuestros prejuicios asumidos. Lo cual inevitablemente, y siempre, conduce a la violencia.¿Si nosotros estuviéramos en el lugar de la persona que ha sufrido un percance desearíamos que alguien nos ayudara? Pues seguramente. Yo no pongo eso en duda. Sólo señalo que ese hecho, por sí solo, nunca puede justificar una obligación de ayudarlo. Para que pudiera postularse tal obligación tendría que derivarse necesariamente de aplicar algún principio ético. Pero esto no ocurre.Echemos un vistazo conciso a los principios básicos de la ética:
- Principio de responsabilidad [somos responsables de nuestros actos y lo que con ellos causamos directamente]: ¿Hemos causado nosotros el suceso? Si no es así entonces no somos responsables de él y no tenemos obligación de actuar para solucionarlo. La causalidad es la relación necesaria entre dos hechos sucesivos en la que el hecho posterior está determinado por el anterior. En términos morales, esto significa que somos responsables de todo aquello que nosotros hemos causado con nuestros actos y que no hubiera ocurrido de no haber intervenido directamente nosotros. Es decir, yo no podría haber publicado este comentario si Internet no hubiera existido previamente, pero quienes crearon y mantienen Internet no son los causantes y responsables de lo que yo digo o defiendo. Yo soy el responsable. Lo soy no sólo por ser el causante directo e intencionado, sino también porque soy, al menos hasta cierto punto, perfectamente consciente y dueño de mis actos. Sin causalidad, sin relación causal, no hay responsabilidad moral. A no ser que elijamos prescindir de la lógica y nos basemos en meros prejuicios y sentimientos.
- Principio de valor intrínseco [somos fines en sí mismos y no medios para los fines de otros - tenemos un valor inherente que no se puede vulnerar por razones instrumentales]: ¿El hecho de que haya personas implicadas en dicho suceso nos obliga a ayudarles? No, porque no somos instrumentos para satisfacer las necesidades o deseos de nadie. Debemos respetar a las demás personas del mismo modo, pero del valor intrínseco no se deriva que tengamos que mantener la vida de nadie.
- Principio de igual consideración [todos los elementos, moralmente relevantes, que sean iguales - o muy similares - deben ser considerados de forma igual]: ¿Acaso el deseo que otros individuos tienen de conservar su existencia o de evitar el daño o de disfrutar de un bienestar justifica que yo satisfaga dichos deseos sólo porque son iguales, o muy similares, a mis propios intereses? No, porque el principio de igualdad moral sólo obliga a considerar los intereses iguales al mismo nivel, pero no obliga a considerarlos como si fueran idénticos. La igualdad moral es una aplicación del principio lógico de identidad, pero la igualdad no equivale a identidad. Nuestros intereses básicos son iguales, pero no son exactamente los mismos puestos que pertenecen a individuos diferentes. Podemos considerarlos iguales, pero no idénticos. No hay ningún elemento que sea idéntico a otro. Todos podemos ser considerados iguales en tanto que somos igualmente animales o seres sintientes. Pero no somos idénticos, ya que empíricamente somos individuos diferentes. Quienes afirman que debemos atender a los intereses de los demás exactamente como si fueran nuestros propios intereses no están aplicando la igualdad sino forzando la identidad o uniformidad. La igualdad coloca todos los intereses iguales al mismo nivel, pero no los uniformiza artificialmente - como si fueran un solo interés - ni antepone unos a los de otros. Esta distorsión del concepto de igualdad se llama igualitarismo y espero poder hablar de ella en otra ocasión.
El simple hecho de que sintamos el impulso de ayudar es una sensación, pero no es un conocimiento ni un razonamiento. Yo puedo sentir el mismo impulso, pero no por ello deduzco que tengamos un deber de ayudar. Tenemos un sentimiento que nos motiva a ayudar a otros, sí. Pero de un sentimiento no se puede derivar un deber. Porque entonces cualquier cosa que sintamos implicaría un deber de los demás a actuar de acuerdo a nuestros sentimientos personales. Eso es caer en el subjetivismo, la arbitrariedad y la cosificación de las personas.
- ¿Hay alguna circunstancia en que estemos obligados a ayudar? Sí, la hay.
Por ejemplo, la contaminación que nosotros provocamos es nuestra responsabilidad, así como los daños que se deriven de ella. Por tanto, lo que deberíamos hacer es dejar de contaminar, escogiendo fuentes de energía alternativas no contaminantes (o que reducen la contaminación al mínimo). Y esos perjuicios que causa obviamente también son nuestra responsabilidad, por lo tanto deberíamos ayudar a las víctimas de dicha contaminación. Porque somos nosotros los responsables y causantes de su situación.
Por ejemplo, si hay un vertido químico en un río y aparecen peces, u otros animales marinos, muertos, que contienen contaminantes en su organismo entonces me parece que está bastante claro la causa de su muerte. Lo mismo ocurre con otros animales que beban agua en dicho río.Ahora bien, si hay un terremoto o una erupción volcánica o un tornado, o cualquier otro fenómeno geológico o atmosférico no causado por nosotros, entonces no tenemos en principio ningún deber moral de ayudar a nadie que sea víctima de dichos fenómenos si no están bajo nuestra tutela directa (nuestros hijos u otras personas que estén bajo nuestro cuidado). No se puede justificar moralmente que tengamos un supuesto deber de ayudar. Pero esto no quiere decir que no debamos hacerlo o que esté prohibido hacerlo. Nuestro deber moral es respetar y ser responsables de nuestros actos. Todo lo demás o está fuera del ámbito de la obligación moral o se trata de una virtud. Una virtud es algo que se hace para beneficiar a alguien sobre quien no tenemos responsabilidad obligada.
- ¿Y qué sucede con los animales nohumanos que viven libres en la naturaleza?Todo aquello que sucede entre individuos que no son responsables, ni dependen de nadie responsable, no tiene relación alguna con la moral, ya la situación que no está causada ni interferida por individuos que sean responsables de sus actos. Nuevamente, atendemos al principio de causalidad. Si un hecho no está participado por un agente moral entonces no tiene relación con la ética. Es un hecho simplemente. La depredación o la rotación de los planetas son meramente hechos de la naturaleza. No hay nada propiamente moral ahí.
En cambio, los animales nohumanos que han sido traídos al mundo por el hombre (por un agente moral) son responsabilidad de otros agentes morales en el momento en que estos intervengan en sus vidas.
Y quienes liberan a animales nohumanos que han sido traídos al mundo por el hombre se convierten automáticamente en sus responsables. Esos nohumanos no serían libres de no haber sido por la intervención de esos liberadores. En ese momento, se convierten en sus responsables de por vida. No los están retornando a su estado originario de libertad porque nunca fueron libres, sino que fueron criados por el hombre.
¿Y qué pasa con los humanos que cometen crímenes, incluyendo a aquellos que no pueden responsabilizarse de su conducta? Los criminales y los humanos moralmente discapacitados (malvados, psicópatas) han sido traídos al mundo por agentes morales y por tanto son siempre responsabilidad de los agentes morales. Por eso, tenemos legitimidad en controlarlos si los otros agentes morales que los trajeron al mundo no pueden hacerse cargo de ellos. Ellos no estarían aquí si no fuera por las acciones de agentes morales, así que son nuestra responsabilidad.
Cuando hablo de responsabilidad moral no quiero decir que tengamos la obligación a priori de hacernos cargo de los seres que otros agentes morales han traído al mundo, si ellos no pueden hacerse cargo o declinan su responsabilidad. Lo que argumento es que tenemos la legitimidad de hacernos cargo de ellos si podemos y queremos. Pero no tenemos la legitimidad de someter a nuestro control a los nohumanos que han nacido libres. La responsabilidad moral puede ser legitimidad para actuar o puede ser obligación.
No tenemos la obligación de adoptar a nadie, pero sí podemos legítimamente hacernos cargo de quienes han sido abandonados por agentes morales.
No es irracional ni arbitrario pretender que todos los que razonamos a cierto nivel (agentes racionales) nos ajustemos a las leyes de la lógica, como tampoco lo es pretender que todos los agentes morales acatemos las normas éticas. Justamente es todo lo contrario. Las normas morales se fundamentan en los principios básicos de la lógica. Son conocimientos de orden objetivo y universal que estamos obligados a acatar, porque la lógica es inherente a nosotros mismos, sin ella no podríamos pensar ni razonar.
Tenemos la responsabilidad de favorecer que todos los agentes morales se comporten de forma moralmente correcta por la misma razón que es nuestra responsabilidad aprender a razonar correctamente y explicar a los demás cómo se debe razonar correctamente. Para evitar así errores contra la lógica que nos induce a creencias y deducciones erróneas y perjudiciales.
Por eso, entiendo que todos tenemos la responsabilidad de hacer activismo, pero no tenemos necesariamente la obligación de hacerlo, puesto que tenemos derecho a vivir nuestra propia vida (siempre que no perjudiquemos a otras personas), o puede ocurrir que estemos en circunstancias personales que no nos permitan hacer activismo. En todo caso, por el simple hecho de vivir y participar en una sociedad especista considero que tenemos la responsabilidad de cambiarla, o de lo contrario seríamos cómplices indirectos de ella.
Aparte, me gustaría señalar que los demás animales son seres racionales, porque ellos también razonan, pero no serían agentes racionales puesto que no tienen la capacidad de comprender las leyes que determinan el razonamiento y aplicarlas de manera abstracta.
En definitiva, no existe ninguna razón que justifique moralmente que intervengamos en las vidas de los nohumanos libres para someterlos a nuestra dominación. De hecho, hay razones que evidencian que dicha intervención es una forma de explotación. Luego no solamente no está justificada sino que además es inmoral - contraria a la ética.
La ética no es un asunto personal, sino que nos atañe a todos los que somos responsables de nuestros actos. Formamos parte de una comunidad moral (diferente de la comunidad social) y tenemos legitimidad en intervenir sobre las acciones de otros agentes morales que no cumplan con su deber. De ahí proviene la legitimidad moral del activismo y de las leyes.
El asunto parece meridianamente claro. Sólo hay que aplicar el principio lógico de causalidad. Todo lo demás es mero subjetivismo arbitrario. Quienes quieren dominar a los nohumanos libres (con la excusa de que sufren o se hacen daño) solamente lo hacen porque a ellos les hace sufrir el pensar en esa situación. No hay más argumento. Y ese argumento es irracional, y por tanto no es válido éticamente.
Nuestra obligación es respetar a las personas y fomentar que los demás agentes morales hagan lo mismo. Ésta es nuestra obligación esencial. Una de las razones principales por las que hay tantos problemas en el mundo se debe a que no seguimos ese principio moral básico. Si lo hiciéramos, las cosas serían muy muy diferentes. Y nada de esto nos impide ayudar en determinados casos, si podemos y queremos. Pero del respeto mismo no se deriva ningún deber de ayudar. Decir que estamos obligados a ayudar a los demás, simplemente porque ellos lo desean, no es un argumento y es una falta de respeto a nuestra condición de personas. Las personas no somos instrumentos para servir a los demás, y tenemos un derecho inalienable a ser libres y vivir nuestra propia vida.
Como diría Tom Regan, el hecho de que hagamos sufrir a otros animales es algo que está mal, pero no radica ahí el error fundamental en nuestra relación con ellos. El error está en el hecho de haberles cosificado, en el hecho de considerarles como recursos que existen para nuestro beneficio. Cuando decimos que el sufrimiento no es lo importante, lo que queremos decir es que el sufrimiento no es relevante a la hora de determinar la injusticia de la esclavitud. Tanto si sufren mucho o poco, el hecho mismo de esclavizar a otras personas (humanos y nohumanos) es radicalmente inmoral.Me gustaría señalar que, a mi modo de ver, la causa de que los demás animales sean explotados no radica solamente en la discriminación injusta que padecen. A la discriminación especista hay que añadir el prejuicio utilitarista que dice que los animales no tenemos un valor moral inherente que debe ser respetado, sino que todos podemos ser forzados a ser medios para satisfacer las necesidades de otros, o ser utilizados como instrumentos para conseguir algún fin o ideal. Hay personas que rechazan el especismo pero que no rechazan la explotación, ni la dominación, y no reconocen a los seres sintientes como personas con derechos. En el contexto animalista, los ejemplos más evidentes los encontramos en quienes defienden el utilitarismo, o alguna de sus variantes. Del mismo modo que en el contexto humano, podemos ver como diferentes posturas políticas no aceptan o rechazan explícitamente el racismo (desde el comunismo hasta el fascismo) pero no reconocen que los seres humanos sean personas con derechos inalienables sino que los ven como meros instrumentos para lograr algún ideal y estar totalmente sometidos a la autoridad (por ejemplo, el Estado).Así que considero que el especismo no es el único problema al que nos enfrentamos. Se puede rechazar el especismo pero sin rechazar la violencia ni la dominación. La creencia de que no tenemos derecho a vivir nuestra propia vida, y que estamos obligados a vivir como siervos de otros, o sometidos a a los dictados de algún ideal político irracional, es una perversa idea que está en el núcleo de todas las ideologías opresoras, ya sean jerarquistas o igualitaristas (la diferencia es netamente sutil).La libertad, por definición, es estar libre de coacciones que impiden desarrollar tu personalidad y tomar decisiones por uno mismo. No estar sometido a la voluntad de otros ni tener nuestros intereses supeditados a los suyos. Sin embargo, la ética no es una limitación solamente para aquellos que la han comprendido o asumido. Para quienes la hemos interiorizado es una extensión de nuestra propia racionalidad. Las normas ética provienen de la razón, no desde fuera de nosotros. Razonar no es una limitación, sino un desarrollo de la personalidad racional.Nadie tiene un derecho legítimo a imponer a unos individuos que satisfagan las necesidades o deseos de otros. Eso es explotación. Las personas no son recursos, aunque puedan ser tratados como tales, como esclavos. Cada persona es un fin en sí misma y no un medio para los fines de otros. Cada persona valora su propia vida y tiene voluntad individual. El respeto por la persona es el centro de la ética. Y en el momento en que no respetamos la voluntad ni los intereses de una persona estamos tratándola como si fuera un objeto cuyo único valor es la utilidad instrumental que tiene para otros. Es el total desprecio por la persona y sus derechos. Es simplemente violencia en uno de sus mayores grados: la cosificación.Nada se postula aquí en contra del derecho de auxilio. Un derecho es una protección de un interés legítimo. Que alguien tenga derecho de auxilio significa que debemos respetar que se le preste auxilio. No significa que estemos obligados a prestarle dicho auxilio. Salvo en el caso de que seamos responsables de su vida y de su situación. Pero no existe ningún argumento que justifique una obligación moral de prestar auxilio indiscriminadamente a cualquiera que lo necesita o lo exija.Por tanto, esto no quiere decir que no debamos o que no podamos ayudar. Sólo significa que no somos herramientas para satisfacer las necesidades de otras personas. Somos personas, fines en sí mismos, y no estamos en el mundo para servir a nadie, sin importar a quién ni por qué. Otra cosa diferente es que ayudemos voluntariamente o que contraigamos responsabilidad (como cuando tenemos un hijo o provocamos un suceso) pero como individuos no somos responsables de otras personas por el mero hecho de que existan o les suceda algo.
No cabe duda de que algunas nuestras intuiciones morales se basan en prejuicios, emociones o ideas preconcebidas. La idea de que debemos ayudar a los demás (por el mero hecho de que existan otras personas o porque podamos hacerlo) es una de esas intuiciones erróneas. Y eso no sería ayuda, sino explotación.En resumen: tenemos solamente la obligación de ayudar a las personas de las que seamos responsables por estar bajo nuestra tutela o por ser directamente perjudicadas por nuestras acciones. Pero no tenemos una obligación a priori de actuar en beneficio de otros sólo porque tengan necesidades o deseos. Esto no implica - como muchos concluyen erróneamente - que tengamos una obligación de no ayudar. Podemos voluntariamente ayudar a otros, siempre que dentro de los límites de la ética. Lo que esto sí implica es que somos libres de vivir nuestras vidas como deseemos, siempre que no violemos los derechos de otros.
Cualquier otro planteamiento no estará considerándonos como personas sino como meros recursos, como simples medios para lograr algún ideal.
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