Siempre ha existido confusión sobre la naturaleza de la iglesia y el rol de los creyentes. El apóstol Pedro era singularmente idóneo para hablar sobre estos temas. A él le habían sido dadas las llaves del reino de Dios cuya función era abrir el camino de la salvación a los gentiles (Mateo 16:18). Consideremos brevemente lo que Pedro enseña sobre la iglesia en 1P 2:4–10.

