Revista Psicología

Esas personas especiales

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
Esas personas especiales Esas personas especiales

Todo adulto que pudo disfrutarlo en su infancia, sabe lo especial que resulta para los niños el amor de los abuelos. Cuando ya no están, se extrañan mucho...Y es que nada sustituye ese vínculo tan singular. Los abuelos tienen la paciencia y la experiencia que les permite entender y consentir de buenos modos a los nietos, incluso saborear con picardía la complicidad que supone alguna que otra malcriadez que quizás los padres no comparten. Sin embargo, esto puede comenzar a tomar un matiz negativo cuando los abuelos, por diferentes razones, se ven obligados a adquirir numerosas responsabilidades - que no les tocan- en relación con la crianza de los nietos.

Con frecuencia los abuelos son una fuente esencial de apoyo para sus hijos adultos, quienes le confían la recogida del niño- del círculo o de la escuela-, atenderlos por las tardes, llevarlos al repaso o estar pendientes de que hagan las tareas, el baño, la comida, acompañarlos al baile, al inglés y así, la lista puede ser interminable. Depende de cada familia. A veces los abuelos se encuentran realmente sobrecargados de tareas. Los hijos olvidan que no porque estén jubilados, significa que no tienen sus propias necesidades e intereses y que para ellos, es muy valioso disponer de su tiempo libre, justamente ahora que ya las obligaciones con sus propios hijos terminaron.

Esas personas especiales

Con frecuencia también, cuando los abuelos están implicados más de lo debido en la crianza de los niños, pueden surgir criterios discrepantes. Suele entonces aparecer una frase lapidaria - ¡Yo soy la madre!- con la que se pretende cerrar el debate, aún cuando el abuelo o abuela demande ser escuchado, respaldados en la gran cantidad de tiempo que invierten en los cuidados de sus nietos.
Otros abuelos están completamente solos criando a niños, cuyos padres no están en el país, o que por otras razones no viven con su hijo(a). Increíblemente en la mayoría de los casos, no cuentan con amparo legal como cuidadores principales de estos infantes. A veces buscan la ayuda psicológica porque se sienten realmente agotados y estresados.

Se necesita avanzar en materia de políticas de protección a poblaciones vulnerables como lo son los niños y los ancianos. Los abuelos deben aprender a defender sus derechos y a no sentirse mal con sus hijos, cuando necesitan poner límites a tanta actividad que les delegan. Los hijos adultos necesitamos una mirada diferente y ser conscientes de cuanto podemos afectar el bienestar psicológico de los abuelos, esas personas tan queridas y especiales, a los que debemos cuidar para que nos acompañen mucho tiempo.


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