Revista En Femenino
- … van por la calle como si fuera suya, ocupando la acera por completo, girando hacia un lado y otro constantemente, cual borracho en sus mejores momentos, sin dejarte adelantar. La variante de señoras que van juntas por la calle como si fuera suya, agarradas del bracete a paso tortuga y bloqueando literalmente el paso (a no ser que te quieras jugar el tipo caminando entre el tráfico) es ya de premio al desquicie del personal.
- … son tan amables y tan amigables que en cuanto se encuentran con un amigo (recemos porque no sea un grupo) se paralizan a saludarle y a hablar de lo humano y lo divino en mitad de la calle aunque ésta conste únicamente de dos baldosas, vamos, aunque sea tan estrecha que uno de ellos casi tiene que tener un pie metido dentro de la arenilla que dejan para los pobres arbolillos de ciudad. Conclusión, si quieres pasar o vas a lo burro y arrasas con el grupo de amiguetes para que tengan otra anécdota que recordar cuando se encuentren en otra mínima calle, o tienes que confiar es que te escuchen a través de su conversación y les pidas que se aparten. La versión que yo utilizaría y que incluye una metralleta aún no está legalizada, así que ni la planteo…
- … aman a los perros de una forma sobrehumana (nunca mejor dicho, porque anteponen cualquier animal al bienestar de sus conciudadanos hasta el punto de pensar que sus caquitas merecen mucho más estar en las aceras que tus pies) Estos individuos e individuas llevaran a sus perros con una correa extensible y a tal distancia que parecerá que estén poniendo a prueba la agilidad de las señoras con bastón, las madres con carrito y todo aquel que se cruce en su camino. En este género también encontramos otro subgrupo, los amantes de la libertad animal. Son los que llevan sueltos a sus canes y cuando estos, inocentes ellos, que no tienen la culpa de nada, se acercan a ti para saludarte poniéndote sus patas llenas de barro sobre tu blusa blanca, restregándose obscenamente en tu pierna o con ademán de no ser tan tierno y estupendo porque te está enseñando un diente al que jurarías que ves un brillo maligno, su dueño suelta eso de: “no te preocupes, que no hace nada” No, yo habitualmente tampoco, pero hoy me he levantado con ganas de pegar una patada en los testículos o en su defecto en el pechamen a un gilipollas dueño de un perro, fíjate tú…
- … van distraídos con su móvil o Tablet, llevan puestos los auriculares y van mirando hacia abajo, se acaban de hacer la manicura y van soplándose o admirando sus lindas uñas (os juro que me ha pasado) y no están atentos a lo que pasa a su alrededor, por ejemplo, una silla de ruedas… y si les rozas encima se enfadan (hablo de un enfermo con una silla de ruedas, que debería tener toda la prioridad y ayuda del mundo, que bastante difícil está la accesibilidad en las ciudades) y te dicen que mires por dónde van o te miran con cara de odio. Ya os digo que este caso me pasa muy a menudo y, por descontado, es en el que más ganas de matar tengo… Se puede aplicar, además a cualquiera de los otros casos, atropellos con la silla a perros sueltos o con cadenas extensibles, grupos que no ceden el paso ni aunque te vean venir, etc, etc…
- (Versión adicta de las anteriores)… desde que se implantó la ley anti-tabaco salen a fumar a la puerta de su edificio de trabajo como si no hubiera un mañana. Si tienes la mala suerte de pasar por su lado, y no es difícil ya que en cada puerta de cada comercio, oficina, etc, hay varios de ellos, una bocanada de humo puede ir directa a tu cara. Y cuando se juntan en grupo, lo de colapsar el espacio ya es una máxima, se extienden a través de la acera cual mancha de petróleo, impidiendo a los inocentes viandantes el avance sin pasar por el medio del grupo (recibiendo su ración correspondiente de humo) o sin tener que pedir permiso mil veces
- … se convierten en esos compañeros de curro que cada diez minutos pasan veinte en la calle chupando de su cigarrillo hasta dejarlo más seco que mojama, y charlando, criticando, confabulando, con sus compis fumadores mientras los no fumadores, como no tienen excusa para salir, se pasan esos 20 minutos (recordemos que son varios durante el día) contestando el teléfono del que está fuera. En mi último trabajo me inventé los minutos de los no fumadores y cada vez que ellos salían a atufarse los pulmones, los que no fumábamos nos íbamos con ellos a tomar el aire… de esa manera conseguimos que nos dieran un toque a todos y los que antes pasaban tiempo fuera se cortasen un pelo…
- … se cuelan en los autobuses o el metro a golpe de codazo para pillar un asiento… Personas que en el autobús se ponen en el asiento de afuera. Tú piensas que es porque se va a bajar en una baja próxima y sin enfadarte, coges tus bolsas, tus bufandas, y haces malabares para pasar al asiento de dentro sin darle un golpe al simpático/a viajero/a que no mueve ni una pestaña para facilitarte la entrada… Cuando te bajas en la penúltima parada, ahí sigue, inmutable… sentado/a en el asiento exterior desde el inicio del recorrido…
- … cuando el bus va a tope se quedan de pie en la parte de delante, casi pegados al conductor… si te atreves a profundizar y a sacar el salacot y el machete (en sentido figurado) y atravesar el bosque (también figurado) de brazos retorcidos, piernas tambaleantes y algún que otro tocón de culo, descubres que en la parte de atrás hay como cinco asientos vacíos… eso sí, todos en la parte interior, porque la mayoría van sentados junto al pasillo…
- … utilizan politonos, tonos estridentes, volúmenes imposibles, voces de tenor, etc… que facilitan sacar al personal “normal” de los nervios mientras escuchan en bucle a Pablo Alborán sonando desde un móvil porque su dueño (el del móvil, no el de Alborán) tarda siglo y medio en cogerlo y, segundo, que su vida sea más pública que si la publicase en Facebook o twitter…
ESTE DESGLOSE DE LA MALA EDUCACIÓN CONTINUARÁ PORQUE EJEMPLOS HAY PARA PARAR UN TREN PERO EL ESPACIO ES FINITO EN ESTE BLOG…