Para el estudio, un equipo del MIT, ha utilizado escamas del pez dragón (Polypterus senegalus)
La armadura del cuerpo humano ha recorrido un largo camino desde los trajes de acero chapado de la Edad Media, pero las estructuras protectoras de los animales - como algunas conchas y escamas - todavía superan el equipo artificial más sofisticado hecho por el hombre en términos de movilidad y rigidez.